¿Qué ocurre realmente con lo que tiramos? Tras esta simple pregunta el galardonado periodista de investigación Franklin-Wallis se sumerge de lleno en la crisis mundial de los residuos y saca a la luz el mundo oculto que sustenta nuestra economía moderna. En la India conoce a los recicladores que están en primera línea de la crisis del plástico. En el Reino Unido viaja por las alcantarillas se encuentra cara a cara con los residuos nucleares. En Ghana sigue la vida posterior de nuestra tecnología y explora la red mundial de exportación que da lugar a donaciones de buena voluntad que obstruyen los vertederos africanos.
Una necesaria reivindicación de la confianza, la solidaridad y el pensamiento crítico frente al individualismo y la ignorancia.
David Pastor Vico vuelve, con más fuerza que nunca, a hablarnos de cosas incómodas y necesarias: la desconfianza hacia los otros, el individualismo, la soledad o la precaria educación de las nuevas generaciones. Y lo hace a través de un alegato en favor de los vínculos, el tiempo compartido y la comunión como antídoto a esta era de idiotas en la que vivimos todos.
Retomando el legado de siglos pasados, donde el filósofo no solo era un analista y crítico de la realidad, sino también un agente de cambio social en la academia y en las calles, Vico asume este papel con irreverencia y pasión.
Un ensayo necesario de un abogado referente en justicia universal sobre sobre los conflictos armados como medio para zanjar diferencias.
Con un estilo ameno y personal, Luis Moreno Ocampo utiliza su experiencia nacional e internacional única e irrepetible para darle sentido a la información fragmentada que recibimos cada día sobre la guerra y la justicia.
Durante cinco mil años la humanidad ha recurrido a la guerra para resolver los conflictos entre comunidades. La paz era el tiempo entre guerra y guerra. Desde 1648 los diplomáticos intentan lograr una paz permanente mediante acuerdos; la guerra de agresión fue prohibida en 1928 y las armas nucleares han hecho incompatible la guerra con la supervivencia de nuestra especie. Fortnite, un videojuego donde triunfa el que mata a todos los demás y, por diseño, se queda solo, es una metáfora de nuestro posible futuro.
Con la puesta en funcionamiento de la Corte Penal Internacional la humanidad se ha propuesto reemplazar la guerra por la justicia. De manera casi imperceptible, el viejo orden global está dando paso a uno nuevo basado en redes que siguen los mismos principios y conectan ciudadanos, Estados y otras instituciones. Es un cambio lento, lleno de contradicciones, tan difícil como hacer girar en U un barco enorme en alta mar.
Analizando los conflictos en Afganistán, Irak, Ucrania, Armenia, Israel y Palestina, el libro explica que la arquitectura legal es casi invisible, no tiene colores, no genera pasiones, pero es una cuestión de vida o muerte. La guerra produce venganza, la justicia la evita. ¿Guerra o justicia?
Los terribles asesinatos en serie del conocido como Asesino Otaku, el impactante crimen de Nevada-Tan —que con solo once años degolló a su compañera de clase— o los atentados de cultos homicidas como el orquestado en el metro de Tokio por Shōkō Asahara sobrecogieron a la sociedad japonesa por su insólita crueldad y su descorazonadora inmoralidad.
A través de una investigación rigurosa y detallada, este libro presenta los factores biológico-psicológicos, personales y sociales que llevaron a la comisión de estos crímenes, reconstruye los hechos a partir de fuentes autorizadas y analiza las consecuencias penales y sociales de los delitos huyendo del sensacionalismo y reclamando respeto por las víctimas y sus familiares.
Una butaca de primera fila ante algunos de los acontecimientos más tumultuosos de la historia reciente.
Las crónicas recopiladas en este libro proporcionan una butaca de primera fila, o al menos una silla plegable, ante algunos de los acontecimientos de la política mundial más tumultuosos de la historia. El autor nació en una España pobre y aislada y creció en una familia dividida y traumatizada por la Guerra Civil. El viaje a América de sus padres cuando era un niño capturó su imaginación y le inspiró la búsqueda de un mítico Nuncajamás de conocimiento, alegría y libertad. Le tomó dar más de media vuelta al mundo, con varios errores y desvíos.
Primero, fue un animoso activista en la resistencia contra la dictadura y la transición a la democracia. Después, cruzó el Muro de Berlín y exploró la Unión Soviética, Cuba y la China comunistas. También se mezcló con entonados políticos y tragicómicos intelectuales en París, enigmáticas damas y gentilhombres ingleses y el presidente del Imperio Europeo. En América Latina, cooperó con los rasputines del gobierno de México, los líderes de la guerrilla de Guatemala y políticos y diplomáticos de varios países.
Cuando al fin llegó a la América soñada, trabajó con los mejores académicos en economía y ciencia política, fisgoneó en la política racial de Chicago, disfrutó del frenesí de Nueva York y aprendió cómo los inmigrantes cruzan la frontera. Eligió quedarse en Washington, donde conoció a senadores, jueces, embajadores, espías y a los expertos que gobiernan el planeta. Allí confirmó que Nuncajamás, con todas sus sorpresas y recurrentes ocasiones de zozobra, continúa siendo el mayor espectáculo del mundo.
El anticapitalista accidental medita, en el tiempo difuso de su duermevela contrariada, sobre el éxito del capitalismo y el fracaso del anticapitalismo.Nuestro protagonista se duele de una historia que no pudo ser y que cuando fue resultó una pesadilla. La reflexión que nos ofrece es la valoración melancólica de un pasado, que también fue el suyo, y la consideración,entre fascinada y reticente, del triunfo de un correoso enemigo. Está convencido de que el anticapitalismo hizo todo lo necesario para perder y finalmente perdió. Como verán, lo que más le llama la atención del éxito del capitalismo es lo que este tiene de economía moral. Como no se cansa de repetir, esto es lo que finalmente ha hecho que el capitalismo haya podido conformar el sentido común de nuestro tiempo en cuestiones decisivas que ingenuamente creeríamos contrarias al mismo