Una contribución fundamental para una renovada teoría del Estado, y una fuente de esperanza y de acción política en un tiempo marcado por la incertidumbre.
En Comprando tiempo, su obra anterior, Wolfgang Streeck mostró cómo 'el matrimonio forzoso' del capitalismo y la democracia estaba llegando a su término. El nuevo orden mundial proclamado por los Estados Unidos tras el colapso soviético resultó ser ingobernable por medios democráticos, y una combinación de tecnocracia y dominio del mercado tomó su lugar. Pero el régimen surgido de la globalización ha fracasado en lo económico y perdido apoyo y legitimidad en lo político: el orden mundial neoliberal no es hegemónico y permanece estancado entre el globalismo y la democracia. La utopía de 'un mundo, un mercado' se probó irrealizable, y la democracia nacional resultó fácil de dañar pero difícil de matar.
Analizando el conflicto entre las fuerzas de la globalización y las de la democracia, Streeck indaga aquí en la posibilidad de que los Estados y las sociedades retomen el control de su destino colectivo. Para ello, traza las líneas maestras de un sistema estatal que permita la gobernanza democrática dentro de Estados-nación soberanos y la cooperación pacífica entre ellos. En la estela de Karl Polanyi y John Maynard Keynes, este libro es una contribución fundamental para una renovada teoría del Estado, y una fuente de esperanza y de acción política en un tiempo marcado por la incertidumbre.
Desde hace una década vivimos la lenta despedida de la gran generación de la posguerra, la que protagonizó la Transición y que ha ocupado todos los ámbitos de poder (político, económico, cultural, mediático) durante los últimos cuarenta años.
Esta generación está siendo sustituida por los hijos y las hijas de la democracia. Es un cambio de personas, pero sobre todo de tiempo,del tiempo impreso en cada uno de nosotros. Es un cambio de valores, jerarquías y ritmos vitales. Es un cambio de experiencias vividas que transforma nuestra conducta y nuestra visión del mundo y de su funcionamiento. Y esto, a su vez, impacta de lleno en la política, en la relación de los individuos con ésta y en el papel que juega en la vida colectiva.
Estamos entrando en un mundo nuevo, que ha dejado atrás la seguridad y la lentitud para abrazar el cambio constante y la aceleración como valores dominantes de nuestra sociedad. Este es el tiempo del yo, un yo impaciente que circula por un escenario fragmentado y en medio de una gran confusión. Para aprender a manejarse en él, es preciso entenderlo, y para ello no hay mejor guía que este libro.
Durante más de dos décadas, Wolfang Kaleck ha viajado por el mundo para luchar junto a quienes sufren la injusticia a manos de jugadores poderosos, personas que, antes de la llegada de Kaleck y sus colegas, a menudo disfrutaban de la impunidad.
El trabajo de Kaleck lo ha llevado a Buenos Aires, a apoyar a las madres de los jóvenes 'desaparecidos' bajo la dictadura militar argentina; a las comunidades sirias exiliadas, donde instrumentó el caso contra la tortura ordenada por los altos mandos del gobierno de Assad; a Centroamérica, donde colaboró con quienes persiguen a los militares guatemaltecos por sus masacres de indígenas; a Nueva York, para asociarse con el Centro de Derechos Constitucionales para emprender acciones contra Donald Rumsfeld por las "técnicas de interrogatorio mejoradas" que autorizó después del 11 de septiembre; y a Moscú, donde representa a Edward Snowden.
Al relatar su participación en tales casos, Kaleck le da plena voz a aquellos a quienes representa, enfatizando el coraje y la persistencia que aportan a la búsqueda global de justicia. El resultado es un libro repleto de historias convincentes y vívidas que subrayan la idea de que, si bien el mundo suele ser un lugar terrible, las normas universales de derechos humanos pueden prevalecer cuando las personas están dispuestas a luchar por ellas.
Un análisis profundo, como nadie podría hacerlo, sobre la involución de las nuevas generaciones
Girauta alerta contra las actuales formas de manipulación sentimental e ideológica. De paso, nos explica cómo la izquierda se ha hecho con la hegemonía cultural. Entenderlo exige una aproximación al posmarxismo. En concreto, al enlazamiento de causas o luchas aparentemente independientes.¿Por qué la derecha no ha impuesto ni una sola causa propia en las últimas décadas? ¿Por qué va a rastras en materia de valores? ¿Por qué siempre acaba interiorizando premisas a las que en un principio se resiste? Existe una razón principal: se ha desentendido de la guerra cultural y no cree en el poder del discurso. En ese sentido, la derecha es infinitamente más materialista que la nueva izquierda.
Una advertencia importante: la guerra cultural que Girauta defiende no persigue que la hegemonía cultural pase a la derecha. Su objetivo es que se preserven los principios fundacionales de la democracia liberal, paulatinamente desvirtuados: igualdad, libertad de expresión, carga de la prueba, respeto a la esfera privada, etc.
Convertida en generadora permanente de antagonismo, la izquierda democrática ha mutado su naturaleza. Esta transformación, sumada a la insensata renuncia al imaginario de conservadores y liberales, explica el regreso de la censura, la cancelación cultural, el neopuritanismo, la coacción ambiental y la infantilización de la sociedad. También la paradoja de una juventud siempre al lado del poder establecido mientras cree combatirlo. Se la ha formado para no soportar las opiniones contrarias, que interpreta como violencia. Mientras, las grandes corporaciones tecnológicas fomentan la hostilidad social y la frustración individual.
Un libro para conocer cómo a las mujeres se nos ha apartado siempre del poder. Y para que no nos vuelva a pasar.
Perder el miedo, alzar la voz, hacernos valer. Llevamos años hablando de la necesidad de liberarnos de lo que nos oprime, pero ¿quién nos explica de dónde salieron esos mandatos? Nos repiten hasta la saciedad la importancia de tomar las riendas de nuestra vida, pero ¿dónde se esconden las herramientas que nos ayudarían a hacerlo?
Una lectura adictiva sobre el poder en la sociedad actual. Lo más cercano a contar con Vito Corleone susurrándote al oído unas cuantas lecciones de vida.
El poder está en la política... pero mucho menos de lo que parece. «La posición es más importante que las piezas», reza la ley 48 de El Padrino. La partida del poder se juega a diario en el trabajo, con los amigos, en el amor, en la relaciones con nuestros hijos o con nuestros padres. Si no sabes de poder, si eres analfabeto en la materia —nos advierte el autor— tu desgracia está cerca, pues el poder es la piedra filosofal de la vida en sociedad. Pero vivimos una época que denosta el poder como gesto ético y que cree que el bien puede prosperar al margen del poder. Podemos seguir la senda de ese error o apostar por conocer las leyes que rigen esta fuerza ubicua, universal y sublime.
El Príncipe de Maquiavelo ilustró con incomparable maestría las leyes del poder en el Renacimiento. Mario Puzo y Francis F. Coppola han hecho otro tanto en nuestro tiempo presente. Las leyes del poder están en El Padrino, en la novela y las películas. Solo hay que organizar lo que está en estas obras y una claridad sorprendente nos ayudará a iniciar el camino de comprender las leyes del poder: reveladas como las de Moisés, inequívocas como las de Newton, crudas como las de Hammurabi.