Despertar es la crónica de un movimiento interconectado que está modificando la manera en que las mujeres actúan conjuntamente contra la violencia sexual y la discriminación. Centrándose en algunos lugares del mundo en los que ser mujer supone un mayor desafío, como Brasil, China, Egipto, Túnez, Nigeria y Pakistán, pero también en sociedades más igualitarias, como Suecia, esta obra revela varias historias personales procedentes de culturas y clases sociales diversas para mostrarnos el coraje de quienes, motivadas por las herramientas y la fuerza del #MeToo, han decidido alzar la voz aun poniendo en riesgo no solo su reputación, sino también la vida.
Este es un libro sobre la VERDAD y todas nuestras ingeniosas maneras de evitarla a lo largo de la historia.
Se dice que vivimos en una era de la «posverdad». Estados Unidos tuvo un presidente que mentía abiertamente a diario (o que ni siquiera sabía lo que era cierto ni le importaba). Internet ha convertido nuestra vida cotidiana en una batalla de desinformación. La gente ya no confía en los expertos.
Pero, ¿de veras ha existido alguna vez una edad dorada de la veracidad? Como editor de la principal organización verificadora de datos independiente del Reino Unido, Tom Phillips se enfrenta a diario a absolutas sandeces. En este libro nos cuenta la hilarante historia de cómo los humanos nunca hemos dejado de mentirnos los unos a los otros (y a nosotros mismos) a lo largo de los siglos, y formula una pregunta importante: ¿cómo puede avanzar la humanidad hacia un futuro más veraz?
«Se me abrió un espacio semántico en el que la negritud tomaba parte en la conformación de la identidad europea […]. Un continente de favelas caboverdianas, mercadillos argelinos, chamanismo surinamés, reggae alemán y castillos árabes. Sí, también todo esto forma parte de Europa […]. Con mi piel marrón y mi pasaporte británico —en el momento de escribir estas líneas, seguía siendo un pase gratuito a la Europa continental—, una fría mañana de octubre partí en busca de los afropeos». Afropean es un reportaje sobre aquellos europeos de ascendencia africana que hacen malabarismos con sus múltiples lealtades y forjan nuevas identidades; un mapa alternativo del continente, que nos lleva a lugares como Cova da Moura, el barrio de chabolas caboverdianas en las afueras de Lisboa con su propia economía sumergida; Rinkeby, el distrito de Estocolmo que es un 80 por ciento musulmán; la antigua Universidad Patrice Lumumba de Moscú, donde los estudiantes de África Occidental siguen aprovechando los lazos establecidos con la Unión Soviética durante la Guerra Fría, y Clichy-sous-Bois, en París, donde se originaron los disturbios de 2005.
La extrema derecha española empezó a parecerse un poco más a la europea cuando murió el dictador Francisco Franco. La transición estuvo marcada por la violencia de los grupos parapoliciales y el terrorismo de Estado, pero pronto llegaron las bandas de skinheads neonazis, los ultras del fútbol, y poco a poco, las nuevas formaciones de ultraderecha y los movimientos sociales neofascistas. La generación que creció después de la transición dio respuesta, desde distintos ámbitos y con tácticas diversas, a una nueva ultraderecha que ejercía la violencia de una manera brutal contra diferentes colectivos, y que progresivamente trató de hacerse un hueco en las instituciones. Ramos repasa las diversas luchas contra la nueva extrema derecha que surgió en España desde mediados de los años ochenta hasta la actualidad, con testimonios de sus protagonistas y crónicas periodísticas y políticas de cada momento: cómo se organizaron las distintas plataformas y colectivos que pasarían de la autodefensa inicial a la ofensiva contra los grupos de extrema derecha; qué papel jugó el periodismo, la cultura, la música, las instituciones y otros movimientos sociales; y la pluralidad de la lucha antifascista, sus alianzas, sus debates y algunas de sus victorias. Pero también, cómo una parte del movimiento antifascista combatió en soledad, asumió los riesgos, sufrió la violencia de los neonazis, la persecución policial y judicial, así como la criminalización de los medios de comunicación.
A lo largo del siglo xx, el comunismo tomó el poder en Europa del Este y rehizo las ciudades a su imagen y semejanza. Destruyendo la planificación urbana del pasado imperial, se propuso transformar la vida cotidiana. Los amplios bulevares, los épicos rascacielos y las vastas urbanizaciones fueron una declaración enfática de una idea no capitalista. Ahora, los regímenes que los construyeron han desaparecido, pero de Varsovia a Berlín, de Moscú a la Kiev posrevolucionaria, los edificios, su legado más evidente, permanecen. Hatherley, un brillante e ingenioso crítico urbano, nos propone un viaje al mundo perdido de la arquitectura socialista. Muestra cómo se ejercía el poder en estas sociedades, rastreando los bruscos y repentinos zigzags del estilo arquitectónico oficial comunista: el rococó supersticioso y despótico del alto estalinismo, con sus monumentos conmemorativos patrioteros, sus palacios y sus castillos secretos para policías; la obsesión de Alemania del Este por los paneles prefabricados de hormigón; o los metros de Moscú y Praga, una espectacular reivindicación del espacio público que fue más allá de lo que cualquier vanguardia se atrevió a hacer. Es una historia íntima de la Europa comunista del siglo xx contada a través de sus edificios, pero también una importante reflexión sobre el poder y lo que este hace en las ciudades.
Abarcando desde cuestiones existenciales fundamentales hasta los problemas sociales más acuciantes de nuestro tiempo, Hägglund expone por qué nuestro compromiso con la libertad y la democracia debería llevarnos más allá de la religión y el capitalismo, y pone en tela de juicio nuestras nociones de fe y libertad. La fe que necesitamos cultivar, sostiene, no es una fe religiosa en la eternidad, sino una fe secular dedicada a nuestra vida finita en común. Demuestra que todas las cuestiones espirituales de la libertad son inseparables de las condiciones económicas y materiales. Pero lo que importa en última instancia es cómo nos tratamos unos a otros en esta vida, y qué hacemos con nuestro tiempo juntos. Hägglund desarrolla nuevos principios existenciales y políticos al tiempo que transforma nuestra comprensión de la vida espiritual. Su crítica a la religión nos lleva al corazón de lo que significa llorar a nuestros seres queridos, comprometerse y preocuparse por un mundo sostenible. Su crítica al capitalismo demuestra que no podemos mantener nuestros valores democráticos porque nuestras vidas dependen del trabajo asalariado. En términos claros y rompedores, Hägglund explica por qué el capitalismo es perjudicial para nuestra libertad, y por qué deberíamos, en cambio, perseguir una forma novedosa de socialismo democrático.