una esgrimista torrentina y un capo eritrense entran en un establo y, aunque suene a chiste de taberna, lo que hacen allí no tiene nada de divertido. Alguien los ha contratado para secuestrar a Luca, el mozo de cuadra que conoce a la princesa Amarande desde que ambos eran niños y con el que ella mantiene, según se rumorea, algo más que amistad. ¿El motivo del secuestro? Forzar el matrimonio de la princesa con uno de los tres pretendientes a su trono, que está vacío desde la muerte (asesinato, sospecha ella) de su padre. Para Amarande, dejarse chantajear resulta inconcebible: no piensa renunciar a su corona, ni a su libertad, ¡ni a Luca! Lo suyo es amor verdadero, y eso no sucede todos los días. ¿Quieren descubrir de qué es capaz la princesa Amarande? Pues bien: como deseen.
Abby lleva años enamorada de Dylan, el hermano de su mejor amiga Liv. Pero siempre ha sido un amor platónico, pues él es diez años mayor, vive en California y ni siquiera repara en su existencia.
Tras verse plantado prácticamente en el altar por la que creía el amor de su vida, Dylan ha regresado a casa para curarse las heridas. La misma casa donde Abby pasa un mes todos los veranos desde que él se fue.
Solo que, ahora, a sus casi veintidós años, Abby se ha convertido en una mujer alocada, desinhibida y… muy atractiva, que no va a dejar pasar la oportunidad de conquistar el corazón de Dylan.
No importa que él no esté de humor para nadie y mucho menos para una chica que no deja de meter las narices en sus asuntos, porque se ha propuesto conseguir que sonría, recupere el humor y se vuelva, por fin, loco por ella.
La ambiciosa Lara, su novio Miguel y Raúl, su mejor amigo, son los reyes del instituto. Aunque no todo es como parece, y nadie lo sabe mejor que Paula, la antigua mejor amiga de Lara. O Malena, la chica a la que le han estado haciendo la vida imposible. O Álex, que ha entrado este curso.
Cuando eres nuevo, puede ser que alguien quiera bajarte los humos. También puede ser que tus compañeros te gasten alguna broma, incluso una broma de muy mal gusto. Lo que no suele pasar es que aparezcas muerto esa misma noche.