Teo tiene una casa llena de cosas, pero siente que está vacío.
Oriana no tiene casa, pero siente tanto en su interior que le da miedo desbordarse.
Cuando se cruzan siendo solo dos niños, descubren en el otro lo que no sabían que se les había perdido.
Aunque, a veces, alcanzar aquello en lo que piensas cuando cierras los ojos solo es posible en ese lugar entre lo real y los sueños.
Porque él aún es invisible. Nadie lo ve.
Porque ella no sabe quedarse. Solo quiere huir.
Teo y Oriana son una galaxia perdida, una realidad que cuando alcanzas ya no existe, un reloj de arena al que nadie le dio la vuelta...
Teo y Oriana solo existen en un quizá.
El amor suena bien en todas sus versiones.
Juliette vive en un agujero. Se sienta en él y ve la vida pasar. No le gusta su trabajo. No tiene inquietudes. No recuerda lo que significa soñar. Y hace tiempo que renunció al amor.
Pero, entonces, un hombre muere.
Y todo cambia.
De repente, se encuentra en un pequeño pueblo de casas de colores y su camino se cruza con el de otras personas que acabarán siendo imprescindibles para ella. Una anciana a la que le atormenta la tristeza de las flores, un niño sin voz que las roba, un hombre que ama los libros y las cosas brillantes con la misma intensidad, un pintor incapaz de acabar un cuadro…
Todos ellos, junto a un puñado de cartas olvidadas, ayudarán a Juliette a entender que el amor existe y que es maravilloso en todas sus versiones.
Anastasia Allen está decidida a entrar en el equipo olímpico de patinaje sobre hielo de Estados Unidos y, cuando consigue una beca para la Universidad de California, todo parece ir de acuerdo con su plan. El objetivo de Nathan Hawkins como capitán del equipo de hockey es mantener a sus chicos sobre el hielo cueste lo que cueste, pero todo se complica cuando tienen que compartir pista con una patinadora bellísima y con muy mal genio. La situación obliga a estos rivales a pasar tiempo juntos, pero Anastasia está tranquila. Sabe perfectamente que un jugador de hockey jamás podría distraerla, y mucho menos Nate... ¿verdad?