UNA BRUJA...
Rune Winters está huyendo. Desde que el chico al que amaba, Gideon Sharpe, reveló quién era y la entregó al enemigo, el mundo entero la quiere ver muerta. Si Rune quiere sobrevivir, debe aliarse con la cruel y peligrosa Cressida Roseblood, que planea recuperar la República y reinstaurar un Reino de Brujas. Y para ello necesita a Rune.
UN CAZADOR DE BRUJAS...
Al parecer, a Rune no le bastó con engañar a Gideon; ahora lo ha traicionado aliándose con la bruja que convirtió su vida en un infierno. Gideon no permitirá que la República caiga en manos de las brujas y se sumerja de nuevo en las pesadillas del pasado. Todas las brujas deben morir, especialmente Rune Winters.
Tras descubrir que ha sido profetizada para salvar el reino, el deber de Aya debería estar claro: volver a su patria con Will, su antiguo enemigo, para servir a su reina en la guerra que se avecina.
Sin embargo, con la traición acechando, Aya y Will se ven obligados a mentir, manipular y ocultar sus sentimientos mientras luchan por descubrir la verdad antes de que la oscuridad los destruya a todos.
Y con los secretos y engaños que persiguen a Aya allá donde va, la joven no puede sino preguntarse si es la intención de los dioses que salve el reino... o si su destino no será, por el contrario, verlo arder.
Cuando Novalee pierde a su madre, no solo tiene que lidiar con el duelo, sino que se ve obligada a mudarse al otro lado del país a vivir con su padre, una superestrella de Hollywood que nunca se ha dignado a reconocer su existencia.
Lejos de todo lo que conoce y con una nueva familia a la que no soporta, llega la gota que colma el vaso: un guardaespaldas pegado a su trasero veinticuatro horas al día.