La belleza de la naturaleza y la soledad del hombre son temas dominantes en la obra de Caspar David Friedrich (1774-1840). El artista con frecuencia dispone una pequeña figura humana en un amplio paisaje, como en sus famosos lienzos Monje a la orilla del mar y El caminante sobre el mar de nubes. Durante mucho tiempo, la importancia y la influencia de este gran pintor romántico fueron subestimadas. Cuando murió, Friedrich había sido olvidado ya por sus coetáneos y no fue redescubierto hasta principios del siglo xx. Actualmente, se le considera el pintor alemán más importante de su generación y un precursor del expresionismo.
Ese azul…
El artista a quien se le debe el azul de ultramar
A mediados de la década de 1950, Yves Klein (1928-1962) declaró que “un mundo nuevo exige un hombre nuevo”. Su peculiar estilo idiosincrático y su gran carisma llevaron a este audaz artista a desarrollar una breve pero fructífera carrera, pues pintó más de mil cuadros en un periodo de siete años, cuadros que hoy se consideran clásicos del arte moderno de posguerra.
Klein se labró un nombre sobre todo con sus lienzos monocromos de gran formato pintados con el tono de azul que él mismo patentó. El International Klein Blue (IKB), compuesto de pigmento puro y un aglutinante, es a un tiempo denso y luminoso, evocador y decorativo, y Klein lo concibió para evocar la cualidad inmaterial e infinita del mundo. Las obras de esta revolución azul parecen transportarnos a otra dimensión, como si cayéramos hipnotizados por un cielo de verano perfecto.