A través de casos clínicos y con la pandemia como telón de fondo, este libro explora el extraño mundo de las enfermedades neurológicas y juega con nuestra forma de experimentar el día a día para guiarnos por los maravillosos caminos de la mente.
Gracias a su dilatada experiencia como neuróloga y su enorme capacidad divulgadora, la doctora Isabel Güell se asoma al ámbito del recuerdo y la memoria, de las emociones, de los sentidos, del libre albedrio, del lenguaje o de la personalidad. Cuestiones complejasy enigmáticas que no solo demuestran la curiosidad, la erudición y la empatía de la autora, sino que, en su conjunto, se convierten en una espléndida indagación de la naturaleza humana.
El resultado es un libro vibrante y luminoso, escrito desde la pasión por los demás y con un gran talento literario que encaja en la tradición de autorescomo Oliver Sacks, donde la ciencia y la literatura caminan de la mano para convertirse en fuente de conocimiento y reflexión.
Cuando nos adentramos en la sección de tecnología de un centro comercial, encontramos ordenadores portátiles ultraligeros, cables USB, smartphones de última generación, smartwatches, pulseras biométricas y hasta cámaras especiales para youtubers. Solemos asociar la tecnología a los últimos gadgets electrónicos que, para bien o para mal, han colonizado nuestro día a día. Uno de los mayores horrores de la vida contemporánea es quedarse sin batería o sin conexión, como si nos perdiéramos en una dimensión desconocida de la realidad, lejos del mundo y de nuestros congéneres. Pero la tecnología es una cosa mucho más amplia. Y mucho más antigua.
Un día muy lejano, hace decenas de miles de años, un homínido cualquiera chocó una piedra contra otra y creó un cuchillo de sílex. Con aquel primate comienza este viaje: el de la historia de la tecnología en los albores de nuestra especie. Y sin necesidad de wifi ni de un enchufe. Desde entonces, la humanidad ha recorrido un apasionante camino, desde la invención del plástico hasta la exploración espacial, que juntos vamos a conocer a través de los descubrimientos tecnológicos que modificaron el rumbo de la historia.
Desde hace unas décadas, los estudios de género han ido ganando terreno en las universidades, la política y los medios de comunicación. Una teoría sin base científica que no reconoce la diferencia sexuada y afirma que lo masculino y lo femenino no son más que una construcción sociocultural, sin ningún elemento innato, para afianzar la dominación masculina sobre las mujeres y las minorías sexuales.
Este libro se propone buscar en las neurociencias los fundamentos que determinan la existencia y la diferencia entre una personalidad propiamente femenina y una propiamente masculina. Sirviéndose de más de quinientos trabajos de neuropsicología y biología humana, el doctor René Ecochard explica las características anatómicas y fisiológicas del cerebro del hombre y de la mujer y su origen en la genética.
Porque conocer y respetar la diferencia entre ambos sexos también sirve para abordar los problemas que puedan surgir en el desarrollo de la identidad sexual y poder vivir una relación más armoniosa entre hombres y mujeres. Ecochard demuestra que esta diferencia sexual es en realidad una complementariedad con un rico potencial para la pareja, la familia y la sociedad.
Los genes, las hormonas sexuales y las neuronas son los protagonistas de una historia que no está escrita de antemano, pero que viene determinada por el hecho biológico del par de cromosomas sexuales, que hace que seamos, desde la concepción, un hombre o una mujer.
Esta obra, accesible y escrita en un lenguaje alejado de la jerga técnica, permitirá al lector conocer los argumentos esenciales para no dejarse engatusar por el constructivismo de género y el feminismo posmoderno. En otras palabras, le permitirá conocer qué dice la ciencia, y no la ideología, sobre las diferencias biológicas entre hombres y mujeres.
El célebre columnista y escritor científico Carl Zimmer presenta una perspectiva profundamente original sobre lo que transmitimos de generación en generación. Darwin desempeñó un papel crucial a la hora de convertir la herencia en una cuestión científica, pero fracasó a la hora de responderla. El nacimiento de la genética, a principios del siglo XX, pareció hacerlo. Poco a poco, se fueron traduciendo las antiguas nociones sobre la herencia a un lenguaje de genes. A medida que la tecnología para el estudio de los genes se abarató, millones de personas pidieron pruebas genéticas para relacionarse con padres desaparecidos, antepasados lejanos o identidades étnicas. Pero la herencia no se limita a los genes que pasan de padres a hijos, sino que continúa dentro de nuestro propio cuerpo. Decimos que heredamos los genes de nuestros antepasados, pero heredamos otras cosas que importan tanto o más, desde los microbios hasta las tecnologías para hacer la vida más cómoda.
Estas son algunas de las preguntas a las que responde este extraordinario libro sobre la manera en que las criaturas del mundo natural y los humanos hemos desafiado la gravedad a lo largo de la historia.
En nuestro deseo de imitar a los pájaros, hemos creado aparatos tan singulares como el globo aerostático o el avión, e incluso hemos logrado alcanzar el espacio. Por su parte, algunos animales han desarrollado las alas, mientras que determinadas especies las han perdido. Si a esto le sumamos invenciones como la alfombra mágica, Pegaso o Harry Potter, no cabe duda de que son innumerables las alusiones que demuestran que el arte de volar siempre nos ha fascinado.
Un asombroso ensayo que revela las distintas formas de vuelo presentes en disciplinas tan complejas como la biología, la física, la literatura, el arte y la mitología.
Reconstruir el pasado es tarea compleja y resbaladiza, no importa qué vertiente de ese pasado nos interese. Los historiadores se basan fundamentalmente en fuentes escritas publicadas, pero existe otro tipo de fuente: las correspondencias. Querido Isaac, querido Albert – un guiño a Isaac Newton y a Albert Einstein – reproduce, explicando el contexto en el que fueron escritas, un extenso conjunto de cartas de algunos de los mejores científicos de la historia.
Es imposible dar idea de la variedad de temas que tratan las cartas que aparecen en este libro, tanto en su dimensión humana y personal, como en la científica e institucional, un libro que no tiene paralelo en ningún otro publicado hasta la fecha y que en más de un sentido constituye una historia (parcial) alternativa de la ciencia. Entre los muchos episodios que se tratan, se cuentan, por ejemplo, las cartas que cubren el proceso mediante el cual Edmund Halley convenció, y soportó, al siempre reacio Isaac Newton para que escribiera su inmortal libro de 1687, Philosophiae Naturalis Principia Mathematica; la dramática carta que Lavoisier escribió en vísperas de ser víctima de la guillotina; las informaciones que Benjamín Franklin dio al presidente de la Royal Society inglesa de las ascensiones aerostáticas que presenció en París; la reacción de Charles Darwin cuando recibió la noticia de que Alfred Russel Wallace había llegado a la misma teoría de la evolución de las especies que él; la que Galois escribió a Auguste Chevalier la noche antes del duelo que acabó con su vida, resumiendo sus innovadoras ideas matemáticas; las que escribió Albert Einstein a su entonces novia, Mileva Maric, y otras a varios corresponsales que muestran la influencia que la filosofía ejerció para llegar a la teoría de la relatividad especial; la carta en la que Max Planck explicaba a Robert Williams Wood el sacrificio intelectual que tuvo que realizar para introducir los cuantos de luz; o una en la que Francis Crick explicaba a su hijo el descubrimiento de la estructura del ADN.