Al ser un manual breve ofrece la ventaja del bosquejo rápido, en el que los rasgos esenciales y el sentido del conjunto quedan vigorosamente destacados al prescindir de la multiplicidad de pormenores. No es propiamente una obra de consulta (a esto se presta la Historia de la filosofía, en dos tomos, del mismo autor), sino que sirve de iniciación en la materia. La misión del historiador no se agota en la simple exposición de las ideas filosóficas, sino que además debe invitar, desde su especial enfoque, a revivir el hecho histórico y a repensar los problemas y las doctrinas, contribuyendo a la formación filosófica general del lector. La finalidad que persigue el autor es sobre todo iniciar en el espíritu de la filosofía, ofreciendo una clara visión del proceso histórico que ha conducido al planteamiento de los problemas filosóficos y ha provocado la meditación sobre ellos.
Si hubiera tenido más tiempo, hubiera escrito una carta más corta», afirmó Pascal. Hoy lo breve nos invita, en medio de una sociedad enferma de frenesí, a detenernos: ante el epitafio enigmático de una lápida, ante el aforismo que sugiere sin decir, ante la pancarta que nos golpea con el alma de su lucha.
Una mariposa nace, vive y muere en apenas unos días. Aunque efímero, contemplamos su vuelo con asombro. Y el aleteo de sus alas, como dice el proverbio chino, «se puede sentir al otro lado del mundo». La tesis de este libro es sencilla: lo breve entraña lo profundo.
Basta un año de meditación perseverante, o incluso medio, para percatarse de que se puede vivir de otra forma. La meditación agrieta la estructura de nuestra personalidad hasta que, de tanto meditar, la grieta se ensancha y la vieja personalidad se rompe y, como una flor, comienza a nacer una nueva. Meditar es asistir a este fascinante y tremendo proceso de muerte y renacimiento. Poco más de un centenar de páginas de inaudita intensidad que nos ayudan a comprender la importancia de esa humilde pero profunda virtud que es la atención. Un libro tan pequeño como exquisito que recoge una obstinada búsqueda de sí mismo. Tras conocer a Franz Jalics -su maestro- y en respuesta a los miles de lectores que le escribieron para comentarle y agradecerle su Biografía del silencio, Pablo d'Ors funda en 2014 la asociación Amigos del Desierto, cuyo propósito es profundizar y promover la práctica contemplativa.
Basta un año de meditación perseverante, o incluso medio, para percatarse de que se puede vivir de otra forma. La meditación agrieta la estructura de nuestra personalidad hasta que, de tanto meditar, la grieta se ensancha y la vieja personalidad se rompe y, como una flor, comienza a nacer una nueva. Meditar es asistir a este fascinante y tremendo proceso de muerte y renacimiento.
Una flor o una puesta de sol perfectas, repletas de color, Bob Marley y Marilyn Monroe, la naturaleza salvaje o un festival urbano, tu canción favorita, tus zapatos favoritos: las personas encontramos belleza en todos lados, aunque el concepto de belleza está asociado a muchos problemas y jerarquías sociales. Es difícil, y quizás inútil, descifrar qué es. Pero Crispin Sartwell argumenta en esta inmersión rápida que las reflexiones clásicas de alrededor del mundo sobre la naturaleza de la belleza pueden mejorar nuestro placer, abriéndonos al mundo y a las demás personas.
Una copa de vino al día, según muchos médicos, es bueno para la salud. Más de una, puede llevarnos a la ruina. Sea dudoso o no el consejo para la salud del cuerpo, defiende Scruton, es indudablemente bueno para la salud del alma. Y no hay mejor acompañamiento que el vino cuando se trata de filosofar. La filosofía, con una copa en la mano, no solo enseña a beber pensando, sino a pensar bebiendo. Con sentido del humor, el autor ofrece un antídoto ante tantos disparates que hoy se escriben sobre el vino, y defiende con contundencia una bebida que está en el fundamento mismo de nuestra civilización. In vino veritas.
Espacios mágicos y rituales, laboratorios de la cultura y de la tecnica, los pasajes permiten pensar el gran texto urbano desde sus notas a pie de página. En Barcelona hay cerca de cuatrocientos. Algunos son caminos que conducen a un pasado rural; otros, pasadizos proletarios o callejones de chabolas que hablan de la metrópolis fabril y del franquismo; los más famosos tienen forma de intersecciones ajardinadas y de galerías burguesas del siglo XIX; los más recientes están en polígonos industriales o acogen casas con piscina y restaurantes para turistas.