La obra que dio a conocer a un pensador singular e irrepetible.
«El insomnio es una lucidez vertiginosa que convertiría el paraíso en un lugar de tortura.…Fue durante esas noches cuando comprendí la inanidad de la filosofía. Las horas de vigilia son, en el fondo, una declaración de guerra, un ultimátum que se da el espíritu a sí mismo.»
El genial autor rumano reflexiona aquí, con su apasionado estilo, sobre la melancolía y el éxtasis, la soledad y el sufrimiento, el instante y la eternidad, la miseria de la sabiduría o el entusiasmo como forma de amor.
La Enciclopedia de Hegel fue concebida por su autor como un compendio o manual general para los oyentes de sus cursos, es una obra única en el sentido de que expone por primera vez el trazado programático completo del sistema filosófico hegeliano, incluyendo, por tanto, las tres partes de dicho sistema: «Ciencia de la Lógica», «Filosofía de la Naturaleza» y «Filosofía del Espíritu».
En 1571, tras un accidente montando a caballo, Michel de Montaigne abandonó su posición como magistrado en Burdeos para retirarse a su castillo a escribir. Este es el inicio, casi novelesco, de una obra capital de la cultura occidental. Montaigne dialoga con los pensadores clásicos sobre todo tipo de cuestiones en una honda reflexión acerca del «sí mismo». Sus escritos son continuas tentativas en busca de una respuesta a la que se acercan como un experimento, una probatura, un essai.
No cabe duda de que uno de los más potentes efectos que la filosofía de Spinoza produjo durante los tres últimos decenios del siglo XVII fue el de conferir una unidad de intención crítica, a veces desmedida en su violencia, a judíos y cristianos (ya fueran católicos o reformados), místicos y teólogos racionales, cartesianos y anticartesianos, oratorianos y jansenistas. El odio teológico y metafísico suscitado por el judío de Áms-terdam fue unánime, si bien las estrategias y tácticas desplegadas para aniquilar su doctrina fueron varias. De todas ellas se hace eco Fierre Bayle, guardando y difundiendo por los siglos su memoria. Pero lo hace construyendo a la vez, paciente y laboriosamente, a lo largo de más de veinte añqs y en prácticamente todas sus obras, una imagen mítica y, como tal, perdurable del famoso y temido «ateo de sistema». De esta manera, y dado que los escritos que aquí se ofrecen constituyen una suerte de corpus fundamental —al que se ha visto obligado a recurrir todo aquel que durante la práctica totalidad del siglo xvm quisiera informarse sobre la vida y la doctrina de Spinoza—, los efectos provocados por su filosofía comienzan a transformarse. El spinozismo quedará convertido en una de las más potentes condiciones de la elaboración del programa filosófico de la Ilustración más crítica y radical.
Hegel es el pensador que inaugura el mundo contemporáneo. Toda su obra está penetrada y motivada por la conciencia y por la emoción de tener que habérselas con una inflexión decisiva en el curso del mundo, y por lo tanto en el curso de la filosofía. El sentido ya no se propone como el vínculo religioso de una comunidad, y el saber no se ordena ya en pos de la totalidad de un sentido.[...] Desde Hegel no hemos dejado en penetrar en esta negatividad, y la propia época de Hegel, al igual que su filosofía, yacen a su vez bien lejos tras nosotros. En cierto modo, no podemos recoger de ellos alguna significación que tuviera todavía disponible. Por ello es por lo que, aquí mismo, no se prentende «restituir» a Hegel, y no se expone un «hegelianismo»: se lee a Hegel, o se lo piensa, tal como fue releído y repensado hasta nosotros, tal como ya se ha puesto en juego en el pensamiento. Pero lo primero que se debe pensar es esto: el sentido nunca está dado ni disponible; antes bien, se trata de volverse uno disponible para él, y esta dispoibilidad se llama libertad.