En Los orígenes del totalitarismo Hannah Arendt desentraña las corrientes subterráneas en la historia europea que prepararon el advenimiento del fenómeno totalitario y caracteriza las instituciones, la ideología y la práctica de los regímenes estalinista y hitleriano. La primera parte —Antisemitismo— está dedicada al ascenso y expansión a lo largo del siglo XIX de una ideología que terminaría por convertirse en catalizador del movimiento nazi, mientras que la segunda —Imperialismo— analiza la génesis y los rasgos del imperialismo europeo desde finales del siglo XIX hasta la Gran Guerra de 1914. La tercera parte —Totalitarismo— está dedicada al análisis de los totalitarismos nazi y soviético no como "una exacerbación de los regímenes dictatoriales anteriores", sino en términos de su "radical novedad histórica", tal y como explica Salvador Giner en su prólogo a la presente edición en un volumen de este clásico de la filosofía moral política.
Esta obra constituye una expléndida introducción a la problemática considerada en Ser y tiempo y, en general, un gran tratado de ontología en el que Heidegger expone y critica el pensamiento de los grandes metafísicos de la historia.
Si bien Más allá del bien y del mal (1886) retoma elementos e ideas de Así habló Zaratustra profundizando en ellos, presenta un tratamiento de los mismos completamente distinto. Entre una y otra obra hay, fundamentalmente, un reajuste de la miradb: el paso del símbolo al concepto, de la poesía a la psicología, de la confianza a la sospecha, de la lejanía que permite dejar de lado los defectos a la óptica microscópica que pone de relieve las miserias; un reajuste que permite a Friedrich Nietzsche (1844-1900) dar un paso más en la radicalidad de su pensamiento filosófico.
Las Meditaciones del gran emperador-filósofo romano Marco Aurelio son sencillas aunque profundas obras de filosofía estoica que, a día de hoy, continúan ofreciendo a muchos orientación y consuelo con su elocuencia, sabiduría y humildad.
Los trabajos de Rudolf Otto fueron pioneros en la formación de la fenomenología de la religión y el desarrollo del estudio comparado de las religiones. Buena muestra de ello es la presente obra que, mediante una comparación de los grandes tipos fundamentales de la mística oriental y occidental, se adentra en la esencia de e se fenómeno espiritual denominado mística. Gracias a la iluminación recíproca de los rasgos particulares de ambas formas de mística, dicha esencia se pone de manifiesto de manera progresiva. Desde los tiempos primitivos de la especulación mística en la antigua India hasta el idealismo moderno de J. G. Fichte, se descubre una concordancia en los motivos primordiales de la experiencia psíquica de la humanidad que apunta a una afinidad interna del espíritu humano y autoriza a hablar de una esencia unitaria de la mística.Sobre este fundamento surge la segunda tarea que se proponen estos estudios: captar esa esencia unitaria en la multiplicidad de sus diferentes formas típicas posibles, eliminando con ello el prejuicio según el cual existiría «una única mística, siempre idéntica». Solo entonces cabe entender en su peculiaridad a personalidades tan significativas como el alemán Maestro Eckhart, el indioŚankara, el griego Plotino o los místicos de las escuelas del budismo mahayana, evitando que sus aportaciones desaparezcan en la noche común de la «mística en general».
En esta segunda entrega de su obra Pensamiento posmetafísico, Jürgen Habermas intenta determinar el sentido de la filosofía después de la crisis de su privilegio epistemológico frente a otras disciplinas y tras el cuestionamiento del predominio de la teoría sobre la praxis. Tres grandes temas son abordados en este contexto: el cambio de perspectiva desde las imágenes del mundo metafísicas al mundo de la vida; la relación entre religión y pensamiento posmetafísico, y el papel de la religión en el contexto político de una sociedad postsecular y liberal. En la tendencia hacia la globalización de la economía y de la comunicación digital, las sociedades de Europa, secularizadas en su mayor parte, se topan con movimientos religiosos y fundamentalismos de una vitalidad creciente. Esta circunstancia no solo ha dado otra dirección al debate científico-social sobre la relación de la secularización con la modernización de la sociedad, sino que también plantea nuevos retos a la filosofía. ¿Cómo tendría que entenderse una filosofía que trate la religión no como una figura del pasado, sino como una figura en el presente? En palabras de Habermas, «la filosofía no puede, tampoco en su configuración posmetafísica, ni sustituir ni desplazar a la religión».