EN LA GUERRA, ALGUNOS LUCHAN POR LA GLORIA; OTROS, POR DINERO.
¿LOS PERROS DE ESSEX? LUCHAN EL UNO POR EL OTRO.
Julio de 1346. Diez hombres desembarcan en las playas de Normandía. Son los Perros de Essex: un pelotón de arqueros y hombres de armas dirigidos por un capitán cuyos mejores días han quedado atrás. Esta banda de hermanos, que se adentra cada vez más en territorio enemigo hacia Crécy, sabe que va a librar una batalla que forjará naciones. ¿Conseguirá el viejo capitán que vuelvan a casa sanos y salvos o los devorará la vorágine de la guerra de los Cien Años?
Un viaje desde los primeros intentos por comprender el mundo de las civilizaciones de la Antigüedad, pasando por el advenimiento de la cartografía comercial y los progresos tecnológicos que permitieron a los atlas tratar casi cualquier tema, hasta las aplicaciones digitales que hoy pueden llevarse en el bolsillo.
Viajes, rutas comerciales, exploraciones...: los mapas, fascinante reflejo de nuestro deseo de organizar el mundo, cobran vida en esta obra única.
Déjese guiar por la historia de los más increíbles atlas y las vidas de los cartógrafos que los concibieron.
A lo largo de la Historia, las reliquias han generado diversos mecanismos de extracción, asimilación y transmisión de discursos visuales y de cultura material. Los «fragmentos» determinaron la creación de «envolturas» (relicarios-objeto y salas-relicario), pero también espejos (otras imágenes) y respuestas (emulación de la santidad). Tuvieron asimismo un potencial extraordinario para sacralizar espacios, reconfigurarlos y, en combinación con sus envoltorios artísticos y materiales, definir y construir nuevos lugares de recepción, nuevas capas de sacralidad a menudo yuxtapuestas y difícilmente separables.
Desde el punto de vista de la historiografía artística, el presente libro busca ofrecer una metodología de estudio en torno al análisis de la cultura visual de la Monarquía Hispánica a lo largo de la Edad Moderna y los inicios del mundo contemporáneo. En sus distintos capítulos no sólo se tratan asuntos de índole artística, sino también social, cultural y política, lo que ayuda a entender mucho mejor la relevancia que tuvieron, así como la importancia del relicario como espacio vertebrador de un mensaje que, en bastantes casos, supera el mero ámbito religioso del culto al santo correspondiente.
Escombros, ceniza y huesos, esto son los restos que a menudo nos encontramos al explorar un antiguo campo de batalla o las ruinas de una aldea, tierra arrasada que esconde miles de historias, desde los últimos suspiros de un soldado caído a los gritos ahogados de una familia asolada por la guerra. A menudo el rápido suceso de acontecimientos que comprendemos como historia nos ha entumecido a estas realidades traumáticas, desvinculándonos de la violencia y sufrimiento que abarca y que raras veces nos conmociona.
Solemos olvidar que detrás de la destrucción y la barbarie se encuentran personas, sus recuerdos y esperanzas silenciados por el filo de una espada; relatos humanos recurrentes que hacen de la historia algo palpitante y tangible.
Con la arqueología como herramienta, Alfredo González-Ruibal nos ayuda a afinar el oído, a escuchar estos susurros y descifrar sus relatos de violencia y agresión, acercándonos a la realidad sin los tintes opacos de la guerra o la ideología. Son precisamente estos últimos vestigios los que hablan con mayor elocuencia sobre nuestra naturaleza y su perturbadora inclinación a la destrucción.
«Con este libro rindo tributo a mi padre y a mi abuelo; ambos médicos psiquiatras, escritores y excepcionales maestros en el arte de disfrutar aprendiendo y gozar enseñando. Continúo la serie de «Locos egregios» que iniciase mi abuelo Antonio y continuase mi padre, Juan Antonio; es, de alguna manera, el tercero de la saga escrito por un miembro de la tercera generación».
Estas palabras de Alejandra Vallejo-Nágera nos introducen en un ensayo apasionante en el que disecciona la condición humana de seis personalidades que un día gobernaron a su nación con una mente trastornada.
Gran parte de la historia se explica de forma jerárquica: tiene que ver con papas, reyes o presidentes. Pero, ¿y si fuera así por el simple hecho de que han sido ellos los que han creado los archivos históricos? ¿Y si estuviéramos omitiendo y relegando la influencia de redes de organización igual de poderosas pero menos visibles?
El siglo XXI se ha proclamado como la Era de la Red, pero en este libro Niall Ferguson nos recuerda que las redes sociales no tienen nada de novedoso. Desde la época de la imprenta y de los predicadores que llevaron a cabo la Reforma hasta los masones que lideraron la Revolución estadounidense, fueron las redes organizacionales las que interrumpieron el orden establecido. Así pues, lejos de ser una novedad, nuestra era es más bien una prolongación de la anterior, con el ordenador en el lugar central que en su momento ocupó el papel impreso. Las redes son propensas a la agrupación y la expansión, pero, ante todo, son propensas a las interrupciones. Así, los conflictos del pasado encuentran paralelismos desconcertantes en la actualidad, tanto en Facebook, como en el Estado Islámico y el mundo trumpiano.
En La plaza y la torre, el mejor Ferguson revela la historia oculta de las redes organizacionales que han cambiado el rumbo del mundo y la presenta como un antídoto contra las teorías de la conspiración y un desafío a la historiografía tradicional, que nunca ha prestado demasiada atención a las redes informales de influencia.