Millones de personas suben cada año la gran escalinata de mármol para visitar el Museo Metropolitano de Arte, pero solo una privilegiada minoría tiene acceso ilimitado a todos sus rincones y recovecos: son los vigilantes, que deambulan discretamente en trajes azul marino, con un ojo atento al tesoro de 185.000 metros cuadrados.
Absorto en el inicio de su glamorosa carrera en The New Yorker, Patrick Bringley nunca imaginó que acabaría siendo uno de ellos. Todo cambió cuando a su hermano mayor le diagnosticaron un cáncer terminal, momento en el cual sintió la imperiosa necesidad de alejarse del bullicio cotidiano. Así, dejó el semanal y buscó consuelo en el lugar más bello que conocía.
Para su sorpresa, y para deleite del lector, este refugio se convirtió en su segundo hogar durante una década. Lo seguimos mientras custodia delicados tesoros desde Egipto hasta Roma, pasea por los laberintos bajo las galerías, desgasta nueve pares de zapatos y se maravilla ante las bellas obras bajo su cuidado. Bringley entra en el museo cual fantasma, silencioso y casi invisible, pero pronto encuentra su voz y su tribu: las obras de arte y sus creadores, y la vívida subcultura de los vigilantes del museo —un magnífico mosaico de artistas, músicos, operarios incondicionales, inmigrantes, bromistas y soñadores —. Conforme se fortalecen sus vínculos con sus colegas y con el arte, llega a comprender lo afortunado que es al vivir entre las paredes de ese pequeño universo que tanto se asemeja a las mejores facetas de nuestro mundo, al que regresa con gratitud de manera gradual.
Toda la belleza del mundo es un retrato sorprendente e inspirador de un magnífico museo, sus tesoros ocultos y las personas que lo mantienen en funcionamiento, escrito por uno de sus más íntimos observadores.
Cómo empezó el sexo? ¿Cómo fue su evolución hasta volverse tan multicolor y apasionado en la especie humana? ¿En qué medida nuestra vida amorosa se ve condicionada por nuestra ascendencia genética? ¿Y cómo será el sexo del futuro? En esta nueva entrega de la colección «Breve historia», David Baker dirige su mirada a una de las fuerzas más profundas y poderosas que definen a la especie humana: la sexualidad. Desde el proceso químico de dos microbios que comparten ADN, hace unos dos mil millones de años, hasta los fenómenos modernos de Tinder y sexbots, el autor nos proporciona una visión lúcida de uno de los impulsos que mueven de forma más incontestable a nuestra especie. Para ello Baker rastrea el sexo en nuestro árbol genealógico, desde los dinosaurios hasta los primates y los primeros humanos, y nos muestra cómo el sexo ha ido cambiando a lo largo de las eras cazadora-recolectora, agraria y moderna, hasta llegar a un periodo de la historia en el que la naturaleza actual de nuestra vida sexual no tiene precedentes históricos ni evolutivos.
Lothar Hermann, sobreviviente del Holocausto, logró escapar del horror junto a su esposa y se refugió en el norte de la provincia de Buenos Aires, buscando reconstruir su vida en paz. Sin embargo, al poco tiempo descubrió que uno de los vecinos de su nuevo barrio era Adolf Eichmann, el principal responsable de implementar la maquinaria mortal de los campos de concentración donde habían asesinado a sus propios familiares. Este hallazgo cambió todo, y empujó a Lothar a iniciar una cruzada para denunciar al criminal de guerra ante diferentes organismos internacionales. A pesar de ser ignorado, acosado y finalmente relegado al olvido, la tenacidad de Lothar Hermann resultó fundamental para capturar y enjuiciar a uno de los genocidas más despiadados del siglo XX.
La génesis, ejecución y secuelas del día D a través de los ojos del propio Winston Churchill.
Al amanecer del 6 de junio de 1944, el desembarco de la mayor armada de buques jamás reunida comenzó a las 6:30 horas. Durante la noche, los paracaidistas aseguraron el flanco oriental de la zona de desembarco, mientras que otras Divisiones Aerotransportadas estadounidenses protegían el flanco occidental para evitar contraataques alemanes. Cuando Gran Bretaña se despertó con la noticia del desembarco, la declaración formal ante la Cámara de los Comunes recayó sobre su Primer Ministro, Winston Churchill. Aunque Churchill era consciente de la enorme responsabilidad que tenía para con los soldados británicos y los civiles franceses, y aunque sabía que sus oponentes políticos cuestionarían su liderazgo, apenas compartirá las conversaciones, los pensamientos más íntimos, las deliberaciones y las decisiones que ha estado tomando y que seguirá tomando en este día. Todo pende de un hilo. El Día D de Churchill ofrece exactamente esa historia viva, una oportunidad sin precedentes para que los lectores vivan la Invasión de Normandía como la vivió el propio Bulldog británico.
Un deslumbrante viaje a través de dos mil años de audaces ideas y experimentos utópicos que exploran otras formas de organizar nuestra vida cotidiana, y un viaje trotamundos a comunidades que ya están poniendo en práctica estas visiones en la actualidad. En el siglo vi a. C., el filósofo griego Pitágoras fundó una comuna en un pueblo costero del sur de la actual Italia. Allí, hombres y mujeres compartían sus posesiones, vivían como iguales y se dedicaban al estudio de las matemáticas y los misterios del universo. Desde entonces, los seres humanos hemos ideado mejores formas de organizar nuestra convivencia, compartir nuestras propiedades, criar a nuestros hijos y determinar quién forma parte de nuestras familias. Algunos de estos experimentos duraron un breve periodo de tiempo, pero otros siguen vigentes hoy en día. La pensadora feminista Kristen R. Ghodsee nos invita a explorar lugares que se han atrevido a reimaginar cómo podríamos vivir nuestra vida cotidiana: comunidades danesas de vivienda colaborativa que comparten las tareas y estrechan los lazos de vecindad, ecoaldeas matriarcales colombianas en las que las residentes cultivan todos sus alimentos o los microdistritos planificados en la Unión Soviética, que garantizan que todo lo que pueda necesitar un hogar esté cerca. Utopías cotidianas ofrece una visión radicalmente esperanzadora de cómo construir sociedades más satisfechas y conectadas.
¿Sabías que cuando un masón fallece pasa al «Oriente Eterno»? ¿O que se reúnen en logias y trabajan en templos donde celebran «tenidas» según marcados ritos y rituales? ¿Y que el integrismo religioso los acusó de realizar prácticas satánicas? Aunque la masonería esté rodeada de un aura de misterio, su historia está marcada por la presencia de algunas de las figuras más destacadas de los últimos siglos, tales como Churchill, Disney, Mozart, Franklin o Kipling. Fundada en Londres en 1717 con el propósito claro de promover la fraternidad entre hombres, la Orden se expandió rápidamente. Asociada a lo secreto, el público común ignora qué es lo que hacen en sus reuniones o «tenidas»: ¿Realizan orgías, ceremonias satánicas o deciden el futuro del mundo? Demonizada y perseguida tanto por la Iglesia como por los poderes políticos, a día de hoy sigue suscitando un morbo basado en medias verdades, prejuicios arraigados e insidiosa propaganda. Durante el mandato de George Washington se convirtió en una parte integral de la identidad de la nueva nación estadounidense.