Pocos acontecimientos históricos ilustran la fragilidad de la democracia de una manera tan evidente como el que se relata en El fracaso de la República de Weimar, uno de los mayores dramas de la historia mundial, que el prestigioso historiador alemán Volker Ullrich explica como nunca antes se ha contado: de una forma vívida, emocionante y tan minuciosamente contextualizada que los paralelismos con la actualidad emergen de manera sorprendente.
Es cierto que el nacimiento de la república se había producido en un contexto desfavorable: el Imperio alemán había sufrido una aplastante derrota y el país tuvo que aceptar las durísimas condiciones del Tratado de Versalles, a las que se sumó una interminable sucesión de crisis económicas (solo interrumpidas por una fase de aparente estabilización a mediados de los años veinte). Pero, a pesar de todas las penurias por las que transitó, la recién esbozada primera democracia alemana no nació predestinada a un final estrepitoso: desde la fase fundacional de la república hasta enero de 1933 hubo repetidas oportunidades de marcar un rumbo diferente. ¿Por qué no se logró? Entonces, igual que ahora, la realidad de un país dependía de las acciones concretas de los individuos. En cada página de este apasionante libro, Ullrich nos lanza un recordatorio urgente: está en nuestras manos que la democracia triunfe o fracase.
Abogado especializado en derecho internacional, ensayista y reconocido escritor de no ficción, Philippe Sands explora en este apasionante relato la relación entre Augusto Pinochet y Walther Rauff, oficial de las SS alemanas que tras abandonar Europa encontró refugio en Punta Arenas, en el sur de Chile. A raíz del arresto del dictador chileno en Londres en 1998, Sands fue contratado como abogado por Human Rights Watch, y tuvo la oportunidad de participar en uno de los casos penales internacionales más importantes desde los juicios de Núremberg. Años después, mientras se documentaba para un libro, encontró una misiva escrita por un antiguo líder nazi llamado Walther Rauff. El autor de la carta, creador de las cámaras de gas ambulantes, ofrecía consejo a su viejo camarada sobre cómo escapar de las autoridades. Perseguido por crímenes contra la humanidad y genocidio, el jerarca había logrado trasladarse a Chile, donde había pasado a administrar una conservera que empaquetaba carne de cangrejo: alrededor de su figura se había forjado cierta mitología (Roberto Bolaño lo menciona en La literatura nazi en América y Nocturno de Chile, y aparece también al final de En la Patagonia de Bruce Chatwin). A Philippe Sands jamás se le ocurrió que pudiera existir alguna conexión entre Rauff y Pinochet, pero las vidas de ambos habían estado profundamente entrelazadas.
«Entender la historia de las grandes conquistas revolucionarias puede ayudarnos a distinguir entre el discurso racional de la democracia y los cantos de la ignara sirena populista».El historiador Gabriel Tortella analiza la estructura, las causas y la evolución de las grandes revoluciones contemporáneas en una síntesis magistral. La revolución en los Países Bajos (1566-1648), la Revolución inglesa (1642-1688), la estadounidense (1775-1783) y la Revolución francesa (1789-1799), así como con sus contraejemplos en la Revolución rusa (1917-1923) y la china (1927-1949), junto con la Revolución industrial (1760-1840) y la «Segunda Revolución Mundial» o revolución proletaria-socialdemocrática del siglo XX fueron formidables fenómenos históricos que asentaron, bien las bases del desarrollo económico, la democratización y el estado de bienestar, o bien de la dictadura, la represión sistemática y el Estado policial.Herederos de aquellas grandes convulsiones, avanzado ya el siglo XXI, nos encontramos hoy ante una oposición global que no es estrictamente económica ni ideológica, sino ante todo política, de disputa entre el orden democrático liberal y el poder autocrático sin trabas. En este sentido, los movimientos populistas de uno u otro signo amenazan con una involución de las conquistas logradas; al mismo tiempo, la experiencia histórica y el progreso económico y cultural en distintas latitudes permiten sostener cierto optimismo para el futuro inmediato.
Europa surgió del conflicto, la vecindad y la mezcla entre Roma y los bárbaros, que dirigieron legiones, gobernaron territorios e incluso convirtieron a sus descendientes en emperadores. Esta obra se adentra en el estudio de algunos de esos bárbaros, que, lejos de combatir contra el imperio, lo hicieron por él y que lejos de querer destruirlo, lo salvaron durante años. Sus biografías son las de un mundo complejo, violento, cambiante y traicionero, así como el de una tierra de nadie que era un poco de todos.
Federico Romero, creador del portal Historia y Roma Antigua, desentierra la agitada historia de los últimos e inesperados defensores de Roma, una potencia atrapada en un círculo vicioso que le llevó hasta el suicidio.
En “Holocausto: Historia y memoria”, Jeremy Black, el autor de “Breve historia de la historia”, retoma su brillante y desgarrador relato de la brutal matanza masiva de judíos durante la Segunda Guerra Mundial y el posterior recuerdo u olvido de este genocidio. Black desafía la opinión predominante que separa el Holocausto de los objetivos militares de Alemania con pruebas convincentes de que la guerra de Alemania contra los Aliados estaba profundamente entrelazada con la guerra de Hitler contra los judíos. A medida que Hitler ampliaba su control sobre más territorios, el exterminio de los judíos se convirtió en un importante objetivo de guerra, especialmente en el este. Mucho antes de la creación de los campos de exterminio, el ejército alemán y sus colaboradores llevaron a cabo fusilamientos masivos que causaron la muerte de muchas personas y el exterminio de comunidades judías enteras. En particular, el ataque de Rommel a Egipto fue un paso crucial hacia el objetivo más amplio de aniquilar a 400.000 judíos que vivían en Palestina. Además, Hitler interpretó el hecho de que Estados Unidos se centrara inicialmente en la guerra contra Alemania, y no contra Japón, como una prueba de la influencia de los intereses judíos en la política estadounidense, lo que justificó e intensificó aún más su guerra contra los judíos mediante la Solución Final. Con escalofriantes detalles, Black también desvela pruebas convincentes de que muchos alemanes de a pie debían de ser conscientes del genocidio que se estaba produciendo a su alrededor.
La primera guerra judeo-romana de 66-73 d.C. fue una lucha que tuvo enormes consecuencias, no sólo para los judíos, sino para la civilización occidental en su conjunto. La conquista de Jerusalén fue una historia trepidante que pone de manifestó, tanto las complejidades del combate, como las maniobras políticas y los aspectos religiosos que influyeron en el resultado de la lucha militar Dando-Collins detalla el conflicto desde ambos lados de la campaña de siete años. Su examen de la revuelta se basa en numerosos descubrimientos arqueológicos y forenses realizados en los últimos años para iluminar a las personas y los acontecimientos como nunca antes habían sido vistos. Ninguno de los bandos sale indemne del conflicto. Ambos fueron heroicos y bárbaros a partes iguales. Al final, los luchadores por la libertad de los judíos perdieron la guerra y Jerusalén, su ciudad santa, el centro de la campaña de ambos bandos. Sin embargo, hoy Jerusalén vuelve a ser el corazón de la fe judía, mientras que, gracias al cristianismo, el Imperio Romano y sus dioses han desaparecido.