La historia de cómo un siervo de Dios se convirtió en un ídolo para las élites que dominan el mundo. Túnicas negras, velas, sacrificios humanos, abusos a menores... Si por algo se caracteriza la historia del satanismo es por la acumulación de tópicos. Sin embargo, la realidad es muy distinta. La creencia en la existencia de una especie del dios del mal es hija del clima político que vivieron los judíos en el periodo que transcurre entre la redacción del Antiguo y el Nuevo Testamento, y que llega a su máximo apogeo con la aparición de una nueva religión fundada por un tal Jesús de Nazaret. Desde entonces y hasta hoy, serían los cristianos los verdaderos creyentes en el maligno, aunque algunos grupos han intentado reescribir su biografía y apropiárselo. La religión, la política, la literatura, la filosofía, la música o el true crime fueron moldeando la creencia del satanismo como la definición del mal, que consiguió volverse contra sus creadores y acabó alumbrando, en los años sesenta, la Iglesia de Satán.
Tito Livio es el único de los grandes historiadores de Roma que se mantuvo alejado de la vida pública. Eso le permitió dedicarse varias décadas a escribir su gran obra Historia de Roma (Ab urbe condita). Este monumental proyecto constaba de ciento cuarenta y dos libros, de los cuales solo se conservan treinta y cinco. La parte que ha llegado hasta nosotros refleja los mejores momentos de la Roma heroica con una prosa de innegable encanto en la que se exaltan las virtudes republicanas y el amor por la libertad.
Perdidos los libros XI a XX, el cuarto volumen de Historia de Roma en la Biblioteca Clásica recoge los libros XXI-XXV. En ellos, el autor va a «narrar por escrito la guerra más memorable de cuantas se llevaron jamás a cabo», es decir, la Segunda Guerra Púnica, que enfrentó a las dos grandes potencias del Mediterráneo: los cartagineses capitaneados por Aníbal, y los romanos.
Gaziel fue uno de los grandes nombres del periodismo español del siglo XX, compañero de generación de Josep Pla y Manuel Chaves Nogales. Obligado a abandonar el oficio tras las Guerra Civil, vivió un exilio interior de dos décadas en Madrid que dio lugar a este retrato lúcido y desgarrador de la posguerra.
En sus páginas aborda la transformación moral e intelectual del país durante aquellos años, en los que el idealismo fue tornándose pragmatismo, rayando el cinismo. Observa, también, el papel no siempre loable que interpretan grandes mentes de la época, así como la vida cotidiana en un Madrid repleto de personalidades. Gaziel no cesa en su empeño de entender el mundo que le rodea: el encaje de Cataluña en España y el de España en Europa, la lenta recuperación de las democracias europeas y la nueva relación del continente con Estados Unidos. Tampoco faltan referencias a lecturas de clásicos y agudas reflexiones sobre la historia de España o el cristianismo. El resultado es un libro capaz de iluminar una época decisiva de nuestra historia moderna.
Entre los siglos XV y XVIII, los europeos no solo estaban fuertemente constreñidos por las jerarquías sociales, también malvivían atormentados por el hambre y la miseria, tiranizados por el consumo diario de un pan deliberadamente adulterado, a menudo mezclado con semillas y hierbas alucinógenas.
Mientras Galileo, Descartes y Bacon trabajaban en la idea de un mundo racional y ordenada, la desnutrición crónica y la embriaguez domésticaagudizadas por estas drogas rurales y domésticas llevaban a sus coetáneos a un viaje psicodélico, a trances y explosiones dionisíacas que involucraban a pueblos enteros, a los meandros de un imaginario demoníaco y nocturno que aliviaba una existencia de otro modo invivible.
A través de una cuidadosa reconstrucción de la vida cotidiana de campesinos, mendigos y pobres, Piero Camporesi en El pan salvaje presenta una imagen vívida y desconcertante de la Europa preindustrial, azotada por el desigual reparto de bienes y alimentos, como un vasto laboratorio de sueños.
Sumida en un universo fantástico, la humanidad tenía acceso a formas de conciencia ajenas a la racionalidad, y aún podía aprovechar las reservas oníricas que la prohibición a las hierbas alucinógenas destruyó más tarde.
Conoce las intrigas políticas, las costumbres y los logros culturales de una de las más importantes civilizaciones de la historia universal.
Este fabuloso libro ilustrado abarca 3.000 años y 31 dinastías, desde la época de Narmer hasta la de Cleopatra, pasando por Tutankamón y Nefertiti.
Centenares de fotografías a todo color reproducen las construcciones más icónicas: las pirámides, la Esfinge de Giza, la Gran Biblioteca o el Faro de Alejandría.
Tumbas faraónicas y templos perdidos cobran vida gracias a exclusivas reconstrucciones digitales a todo color, mientras que los textos escritos por expertos egiptólogos se basan en los últimos descubrimientos científicos.
Cada día Gabriel Zuchtriegel camina por las callejuelas de la antigua ciudad de Pompeya, destruida y enterrada viva en menos de dos días en el año 79 d.C. Estas inspecciones, excavaciones y proyectos de restauración y accesibilidad lo ponen en contacto con la fragilidad de un sitio único en el mundo y hacen que se desplieguen ante él la belleza del arte antiguo y la fugacidad de la vida humana. Ante los moldes de las víctimas de la erupción del Vesubio, pero también ante la escultura de un niño pescador al que la lava encontró dormido, que le recuerda a su hijo, se pregunta: «¿Qué tiene que ver Pompeya con nosotros? ¿Qué tienen que decirnos hoy nuestros antepasados?».
En La magia de las ruinas, el director del Parque Arqueológico de Pompeya lleva a los lectores a un viaje a través de los siglos por un escenario encantado, donde el pasado y el presente se mezclan de manera asombrosa. Es un viaje hecho de descubrimientos, desde las primeras excavaciones del siglo XVIII hasta los hallazgos más recientes, que arrojan nueva luz sobre la vida de los esclavos y los pobres en la ciudad y su territorio.
Recorre la historia de la arqueología moderna, intrínsecamente ligada a la de Pompeya, una disciplina que al principio solo se interesó por las obras de arte extraídas de la tierra, pero gradualmente entendió que el verdadero tesoro que nos han dejado las cenizas del Vesubio comprende mucho más: rituales antiguos, cultos misteriosos, transgresiones y erotismo, la historia social y cultural de una civilización, sus obsesiones y esperanzas. Son temas estrechamente entrelazados con nuestro presente y con la biografía de cada uno de nosotros, como demuestra el propio Zuchtriegel al hablar también de sus experiencias personales y profesionales, sin omitir los momentos de duda y las dificultades encontradas en el viaje que lo llevó desde una pequeña población alemana al sitio arqueológico más famoso del mundo.