La increíble historia del ladrón de bancos Forrest Tucker da título a esta colección de crímenes reales, tres relatos en los que el periodista David Grann demuestra por qué es considerado el mejor escritor de no-ficción del momento. Si «El viejo y la pistola» es la historia de un artista del atraco y la fuga carcelaria que a sus setenta y muchos años se niega a retirarse, «True Crime» sigue la retorcida investigación de un policía polaco convencido de que un novelista dejó pistas en su obra sobre un asesinato real. «El camaleón» relata cómo un impostor francés asume la identidad de un chico desaparecido en Texas y se infiltra en su familia para terminar preguntándose quién está engañando a quién.
Con estos tres personajes, Grann muestra que la ficción no es la única vía para encontrar historias delirantes donde el engaño, la astucia y una innata habilidad para el crimen determinan el futuro de sus protagonistas.
Fascinante recorrido del mundo de la antigüedad clásica desde Homero a Adriano, es precisamente la presencia constante del toque humano: su capacidad de evocar figuras como Sócrates, Alejandro, Cicerón o César y de hablarnos, a la vez, de la vida cotidiana de los ciudadanos, de los últimos días de Pompeya o de los juegos del circo, en unas páginas que nos devuelven el encanto de la mejor narrativa histórica.
Una nueva épica de la expansión ibérica en pleno renacimiento
30 de enero de 1574. El cuerpo sin vida del Archivero del Estado, Damião de Góis, fue hallado en las calles de Lisboa. Pronto su fallecimiento se rodeó de incógnitas: ¿cómo murió y qué secretos quedaron sin revelar tras su muerte? ¿La Corona portuguesa o la Inquisición tuvieron algo que ver con el misterioso suceso? ¿Cuál fue su relación con Luís de Camões, el mayor poeta de la lengua portuguesa?
En busca de cultura y riqueza, el historiador humanista, de Góis, y el poeta, Camões —tan diferentes entre ellos y, a la par, tan parecidos en su deseo de comprender el mundo—, cruzaron sus caminos y se enfrentaron a peligros mucho más cercanos de lo que podrían haber concebido.
A través de los prodigiosos viajes por tierras y mares de ambos aventureros, descubriremos una perspectiva inédita de la expansión colonial europea por Asia, África y el Nuevo Mundo, las filosofías nacientes, las disparidades culturales, los conflictos religiosos y las conspiraciones internacionales del siglo xvi.
Con un ritmo desbordante, El poeta y el archivero ofrece un fascinante relato sobre aquellas visiones de la historia global contrarias al orden europeo que fueron acalladas durante siglos. Una lectura adictiva que nos descubre realidades sociales, políticas y económicas que han estado censuradas durante siglos por una Europa ávida de poder, al tiempo que rinde tributo a dos figuras relevantes del Renacimiento.
Al comprar una casa en la isla de Hidra, la escritora Charmian Clift cumplió un sueño largamente acariciado: echar raíces en un puertecito de aguas cristalinas, luz cegadora y costumbres sencillas, lo más parecido a un paraíso en miniatura. Allí, Clift y su marido pronto ocuparon el centro de una comunidad de artistas y bohemios, soñadores y vagabundos que buscaban en Grecia una vida barata y sin ataduras, consagrada a la creación o a la vagancia. Entre ellos destacaría un todavía desconocido Leonard Cohen, al que el matrimonio acogió e inspiró con su ejemplo. Pero, como todo paraíso terrenal, el de Clift tenía un precio. Los días se le iban en poner coto al caos doméstico y en cuidar de sus tres hijos, los ingresos que generaban los derechos de autor eran exiguos, y las tabernas y el alcohol eran una distracción constante. Después de los pobres creativos llegaron los ricos y sus yates, y un buen día una legión de norteamericanos desembarcó en Hidra para rodar una película de Hollywood. Aquel rincón idílico se había convertido en una isla chic.
Los buscadores de loto es la crónica apasionante del nacimiento y la disolución de una utopía, de una época efervescente en la que Hidra fue un laboratorio social y artístico en el que experimentar con formas de vida distintas, antes de que el turismo y la modernidad más ramplona interrumpieran un sueño que parecía eterno.
Hay ciudades que al nombrarlas estamos en ellas y las inventamos según la medida de nuestros deseos. José Carlos Llop ha ido a Vladivostok tantas veces como ha escrito su nombre; allí en tiempos finalizaba el Transiberiano; por ella se acuerda de Blaise Cendrars o de Miguel Strogoff, el correo del zar que, según Jules Verne, debía entregar su carta en Irkutsk y nunca llegó a Vladivostok. Puede ser una ciudad imaginaria, en la que se vean reflejados nuestros deseos, ensoñaciones y anhelos. La atmósfera literaria de estos artículos recogidos en Vladivostok, antología de sus «Terceras» publicadas en ABC entre 2006 y 2017, destaca por un estilo elegante y una ironía delicada e inteligente.
El épico asedio de la batalla decisiva de la Segunda Guerra Mundial
Con más de dos millones de combatientes muertos, heridos o capturados, la batalla de Stalingrado fue la más sangrienta de la Segunda Guerra Mundial y el punto de inflexión del conflicto.
En esta brutal lucha a muerte que enfrentó a los soviéticos y a la Wehrmacht entre agosto de 1942 y febrero de 1943, un edificio estratégico a orillas del río Volga fue crucial. Su nombre en clave era el «Faro». En su interior, una pequeña guarnición de guardias del Ejército Rojo resistió ante los bombardeos aéreos alemanes y los asaltos diarios de la infantería y los blindados. Los medios de comunicación de Moscú aprovecharon las crónicas de esta resistencia en los periódicos militares para insuflar moral a sus soldados, inmersos en una batalla cuyo desenlace parecía incierto. Tras la contienda, los rusos tomaron el «Faro» como símbolo para reconstruir sus pueblos en ruinas, y este edificio adoptaría el nombre con el que ha pasado a la posteridad: la «Casa de Pávlov».
Iain MacGregor recoge en esta narración fascinante testimonios inéditos de soldados de los dos bandos y ofrece una novedosa perspectiva de esta batalla emblemática que marcó el principio del fin de la Segunda Guerra Mundial.