Al comprar una casa en la isla de Hidra, la escritora Charmian Clift cumplió un sueño largamente acariciado: echar raíces en un puertecito de aguas cristalinas, luz cegadora y costumbres sencillas, lo más parecido a un paraíso en miniatura. Allí, Clift y su marido pronto ocuparon el centro de una comunidad de artistas y bohemios, soñadores y vagabundos que buscaban en Grecia una vida barata y sin ataduras, consagrada a la creación o a la vagancia. Entre ellos destacaría un todavía desconocido Leonard Cohen, al que el matrimonio acogió e inspiró con su ejemplo. Pero, como todo paraíso terrenal, el de Clift tenía un precio. Los días se le iban en poner coto al caos doméstico y en cuidar de sus tres hijos, los ingresos que generaban los derechos de autor eran exiguos, y las tabernas y el alcohol eran una distracción constante. Después de los pobres creativos llegaron los ricos y sus yates, y un buen día una legión de norteamericanos desembarcó en Hidra para rodar una película de Hollywood. Aquel rincón idílico se había convertido en una isla chic.
Los buscadores de loto es la crónica apasionante del nacimiento y la disolución de una utopía, de una época efervescente en la que Hidra fue un laboratorio social y artístico en el que experimentar con formas de vida distintas, antes de que el turismo y la modernidad más ramplona interrumpieran un sueño que parecía eterno.
Hay ciudades que al nombrarlas estamos en ellas y las inventamos según la medida de nuestros deseos. José Carlos Llop ha ido a Vladivostok tantas veces como ha escrito su nombre; allí en tiempos finalizaba el Transiberiano; por ella se acuerda de Blaise Cendrars o de Miguel Strogoff, el correo del zar que, según Jules Verne, debía entregar su carta en Irkutsk y nunca llegó a Vladivostok. Puede ser una ciudad imaginaria, en la que se vean reflejados nuestros deseos, ensoñaciones y anhelos. La atmósfera literaria de estos artículos recogidos en Vladivostok, antología de sus «Terceras» publicadas en ABC entre 2006 y 2017, destaca por un estilo elegante y una ironía delicada e inteligente.
El épico asedio de la batalla decisiva de la Segunda Guerra Mundial
Con más de dos millones de combatientes muertos, heridos o capturados, la batalla de Stalingrado fue la más sangrienta de la Segunda Guerra Mundial y el punto de inflexión del conflicto.
En esta brutal lucha a muerte que enfrentó a los soviéticos y a la Wehrmacht entre agosto de 1942 y febrero de 1943, un edificio estratégico a orillas del río Volga fue crucial. Su nombre en clave era el «Faro». En su interior, una pequeña guarnición de guardias del Ejército Rojo resistió ante los bombardeos aéreos alemanes y los asaltos diarios de la infantería y los blindados. Los medios de comunicación de Moscú aprovecharon las crónicas de esta resistencia en los periódicos militares para insuflar moral a sus soldados, inmersos en una batalla cuyo desenlace parecía incierto. Tras la contienda, los rusos tomaron el «Faro» como símbolo para reconstruir sus pueblos en ruinas, y este edificio adoptaría el nombre con el que ha pasado a la posteridad: la «Casa de Pávlov».
Iain MacGregor recoge en esta narración fascinante testimonios inéditos de soldados de los dos bandos y ofrece una novedosa perspectiva de esta batalla emblemática que marcó el principio del fin de la Segunda Guerra Mundial.
Una historia fascinante sobre la adivinación en el mundo griego
Conocemos la antigua Grecia por su filosofía, arte y experiencias democráticas, pero también por sus oráculos. La adivinación está presente en la cultura griega, como en la historia del rey tebano Edipo, a quien el oráculo de Delfos profetizó que mataría a su padre y se casaría con su madre. Habitantes de un mundo incierto, los griegos confiaban en sus numerosos oráculos para orientar su vida y su época no se entiende sin estos centros de adivinación, en los que los dioses adoptaban la voz humana para comunicarse con los mortales.
Diego Chapinal-Heras, historiador especializado en la antigua Grecia y sus oráculos, nos ofrece una detallada y fascinante visión del mundo adivinatorio heleno. ¿Qué era un oráculo? ¿Cómo se llevaba a cabo la adivinación? ¿Qué importancia tenían en la sociedad griega? ¿Cómo evolucionaron con el tiempo? Para responder a estas y a otras preguntas viajaremos, de la mano de las más actualizadas fuentes documentales, epigráficas y arqueológicas, a oráculos como los de Dodona, Delfos, Dídima o Epidauro, y conoceremos lo que significaba ofrecer y recibir una profecía.
La voz de los dioses es un libro fundamental para comprender una de las facetas más fascinantes y misteriosas y menos estudiadas de la Antigüedad helena.
A mediados de junio de 1940, la esvástica alemana ondeaba prácticamente en toda Europa occidental, a la vez que el país podía presumir de sólidas alianzas con Italia y España. Sin embargo, Gran Bretaña, lejos de avenirse a un tratado de sumisión pacífica, pudo plantar cara en la conocida como batalla de Inglaterra y preservar su libertad de acción. Para España, este hecho llegó a ser definitivo, marcando un claro viraje en el posicionamiento de Franco, al socavar la frágil confianza que Hitler le ofrecía.
Antonio J. Candil nos ofrece un exhaustivo trabajo, amenamente narrado, sobre los detalles que pusieron sobre el tapete un exceso de confianza y cierta descoordinación dentro del Alto Estado Mayor germánico. Nos presenta una certera visión sobre lo acaecido durante el verano de 1940, permitiendo al lector comprender la posterior evolución de la Segunda Guerra Mundial a partir de la «no derrota» del Ejército británico y las nefastas consecuencias que para Alemania va a tener la sobrestimación de su Fuerza Aérea, a la vez que un incomprensible desinterés por el control militar del canal de la Mancha. La detallada secuencia de decisiones ayuda a entender las causas por las que la guerra se acabará convirtiendo en un conflicto global, en lugar de ceñirse solo a suelo europeo.
En Eso no estaba en mi libro de las guerras púnicas, viajamos hasta el siglo III a. C. para conocer, de primera mano, los principales acontecimientos y las grandes batallas entre dos ejércitos perfectamente adiestrados para el combate. A partir del 264 a.C., Roma y Cartago se enfrentaron entre sí, en una lucha a muerte con el único objetivo de destruir a su rival y conseguir la hegemonía en el Mediterráneo. Para ello contaron con la experiencia de valiosos generales como Aníbal Barca y Publio Cornelio Escipión, protagonistas de algunas de las batallas más memorables de todos los tiempos, como la de Cannas y Zama (que aún se estudian en las modernas escuelas militares).
Las guerras púnicas, por el volumen de los medios utilizados, así como por el espacio geográfico donde se llevan a cabo los principales hechos de armas, al igual que por los planes estratégicos y diplomáticos que persiguen ambos estados, son un conflicto prolongado que ha sido considerado por muchos como las guerras mundiales del mundo antiguo (por supuesto desde un punto de vista eurocéntrico), cuyo resultado es fundamental para comprender la historia actual. Con este libro, el lector conocerá el contexto y las causas profundas que motivaron el estallido del conflicto, se sorprenderá con los temidos corvus con los que los romanos hicieron frente a la todopoderosa armada cartaginesa y será testigo de excepción de las increíbles victorias militares de Aníbal Barca y de su épica travesía por los Alpes italianos. Un libro que, sin duda, no nos dejará indiferentes.