Un fascinante viaje a través de algunos de los episodios más insólitos y sorprendentes de nuestro pasado.
El día que casi perdemos la nariz del David
Un funeral para viajeros del tiempo
Los emperadores paleontólogos
Un fraile medieval que soñaba con automóviles.
Hannah Arendt escribió en Los orígenes del totalitarismo que Eric Voegelin es autor del mejor relato existente del pensamiento racial. Voegelin, a su vez, elogió en estas conferencias sobre Hitler y los alemanes el ensayo de Arendt Eichmann en Jerusalén. A ambos pensadores les une el afán de comprender las causas últimas del nacionalsocialismo y la idea de que el régimen nazi no habría triunfado ni se hubiera podido sostener sin la colaboración de muchos alemanes de a pie, o si estos hubieran resistido al nazismo.
Cuando en 1964, de regreso en Alemania tras su exilio en Estados Unidos, Voegelin decide abordar públicamente estas cuestiones, la opinión dominante consideraba que las culpas habían sido expiadas con la derrota y la ocupación. Ante la tibieza de las autoridades hacia los partidarios confesos del nazismo, muchos preferían el olvido. Frente a esta situación de degradación moral, Voegelin no solo se opuso a la posibilidad de superar el pasado, sino que denunció la sutil y persistente complicidad de sus contemporáneos con el nacionalsocialismo.
Aparte de sus agudos análisis sobre el «descenso al abismo» de las Iglesias o de la judicatura durante el nazismo, estas conferencias constituyen una especie de terapia. Voegelin aplica nociones centrales de su pensamiento sobre el gnosticismo occidental, el «analfabetismo espiritual» o el orden de una comunidad humana abierta a la trascendencia. Por su tono y su contenido, sus intervenciones recuerdan a las famosas conferencias sobre el político y el científico de Max Weber, a cuya grandeza rinden homenaje.
La monumental biografía doble que sitúa los orígenes, la personalidad, la carrera y el legado de Adolf Hitler junto a los de Iósiv Stalin, su implacable antagonista y espejo moral.
Si hubiera que personalizar el siglo XX en dos individuos, sin duda estos serían Stalin y Hitler. Siguiendo la pauta de Plutarco, el insigne historiador británico Alan Bullock escribió una magna obra sobre ambos personajes que se ha convertido en un clásico contemporáneo y que ahora se rescata para el lector del siglo XXI.
Bullock no solo nos relata en detalle sus vidas, sino que destaca los enigmáticos paralelismos de sus trayectorias, y concluye que la clave para entender ambas personalidades es la misma. Su escritura ha sido ampliamente elogiada por el magnífico equilibrio entre la profundidad de los análisis y la visión de conjunto de unos personajes históricos que marcaron la época que les tocó vivir.
Este libro ofrece una biografía política e intelectual de Hitler, desde su primera concepción de la historia de Alemania y su papel en el mundo a raíz de la derrota en la Primera Guerra Mundial, hasta el convencimiento de que el principal enemigo no era ni el comunismo ni la Unión Soviética, ni tampoco el judaísmo internacional, como se ha repetido hasta ahora, sino el capitalismo anglosajón y, principalmente, Estados Unidos. Mientras que la mayoría de los historiadores han argumentado que Hitler subestimó la amenaza estadounidense, Simms muestra que Hitler se embarcó en una guerra preventiva contra Estados Unidos precisamente porque lo consideraba el principal adversario y el único que podía destruir Alemania. El dominio nazi sobre la práctica totalidad de Europa, la guerra contra la URSS y la aniquilación de los judíos europeos eran capítulos de una carrera contrarreloj para convertir al III Reich en una potencia capaz de enfrentarse al liderazgo anglosajón y, si no vencerlo, llegar al menos a un mundo bipolar equilibrado entre el descarnado capitalismo financiero anglosajón y el Reich alemán enraizado en la tradición racial germánica. Hitler es una lectura poderosamente argumentada y definitiva que permite comprender la mente de un tirano asesino del que pensábamos que ya lo sabíamos todo.
Nuestra historia más remota bajo una luz absolutamente innovadora, que descubre cómo se organizaban nuestros ancestros y responde a una pregunta clave: ¿existió el comunismo en la prehistoria de la península Ibérica?
La historia de las personas anónimas que construyeron las milenarias piedras de los dólmenes de la península Ibérica no se ha contado aún. Fueron hombres y mujeres sorprendente-
mente parecidos a nosotros, y las nuevas técnicas de la arqueología actual nos permiten recuperar por primera vez las fascinantes sutilezas de su vida social y política.
En Hoces de piedra, martillos de bronce, el arqueólogo Rodrigo Villalobos nos sumerge en un pionero viaje a la prehistoria ibérica. Contemplaremos nuestra historia más remota bajo una
luz absolutamente innovadora y descubriremos las formas en que nuestros ancestros organizaron su existencia. Ya fuera en sociedades comunalistas democráticas o bien bajo el yugo de auténticas aristocracias guerreras que se erigieron como gobernantes de los primeros Estados arcaicos, nuestros antepasados protagonizaron una historia apasionante, en la que los episodios de trabajo cooperativo y apoyo mutuo convivieron con situaciones de explotación, opresión y dominación.
Hoces de piedra, martillos de bronce es una novedosa e imprescindible visión del pasado prehistórico de España.
En “Holocausto: Historia y memoria”, Jeremy Black, el autor de “Breve historia de la historia”, retoma su brillante y desgarrador relato de la brutal matanza masiva de judíos durante la Segunda Guerra Mundial y el posterior recuerdo u olvido de este genocidio. Black desafía la opinión predominante que separa el Holocausto de los objetivos militares de Alemania con pruebas convincentes de que la guerra de Alemania contra los Aliados estaba profundamente entrelazada con la guerra de Hitler contra los judíos. A medida que Hitler ampliaba su control sobre más territorios, el exterminio de los judíos se convirtió en un importante objetivo de guerra, especialmente en el este. Mucho antes de la creación de los campos de exterminio, el ejército alemán y sus colaboradores llevaron a cabo fusilamientos masivos que causaron la muerte de muchas personas y el exterminio de comunidades judías enteras. En particular, el ataque de Rommel a Egipto fue un paso crucial hacia el objetivo más amplio de aniquilar a 400.000 judíos que vivían en Palestina. Además, Hitler interpretó el hecho de que Estados Unidos se centrara inicialmente en la guerra contra Alemania, y no contra Japón, como una prueba de la influencia de los intereses judíos en la política estadounidense, lo que justificó e intensificó aún más su guerra contra los judíos mediante la Solución Final. Con escalofriantes detalles, Black también desvela pruebas convincentes de que muchos alemanes de a pie debían de ser conscientes del genocidio que se estaba produciendo a su alrededor.