Este es un libro apasionante para todos los aficionados a la historia de la guerra, sobre todo porque trata de un período tan mitificado y, al mismo tiempo, tan mal conocido como la Edad Media. Una época cuya mera mención evoca grandiosas batallas, desde Hastings hasta Azincourt, desde Poitiers a Bouvines, todas descritas magistralmente en estas páginas.
Pero es mucho más que eso: aquí el relato bélico está firmemente imbricado en los procesos económicos, polí- ticos, sociales y religiosos que dieron lugar a esos conflictos armados y que los explican. Muy alejado de la tradicional visión eurocéntrica, este libro nos sumerge en escenarios bélicos lejanos y desconocidos: desde los valles hindúes a las gargantas del Tayikistán; desde el mar del Japón hasta los lagos aztecas; desde las heladas aguas del Báltico hasta los ardientes desiertos de Arabia. Es, en suma, una historia universal de la Edad Media hasta ahora desconocida.
En enero de 1907, cuando solo tenía veintiún años, Natacha Klimova fue condenada a muerte por participar, junto a otros miembros del movimiento maximalista, en un atentado contra el ministro del Interior del régimen zarista. La pena fue conmutada por cadena perpetua, pero antes, mientras esperaba la sentencia, Klimova había escrito a su familia una extensa carta que acabó publicada en la prensa y que conmovió a buena parte de la sociedad rusa. La historia de Natacha Klimova no había hecho más que empezar.
Pero ¿quién fue Natacha Klimova? ¿Cómo llegó una joven de la nobleza de Riazán a colaborar en el mayor atentado terrorista de la Rusia prerrevolucionaria? ¿Cómo consiguió escapar de prisión y qué fue de ella durante su vida como fugitiva?
Maud Mabillard decidió seguir la pista de Klimova y reconstruir su historia a través de cartas, documentos policiales y testimonios de quienes la conocieron. El resultado es esta Flor roja que, además de llenar los vacíos biográficos de Natacha Klimova, ayuda también a componer el complejo puzle político y social de la Rusia de comienzos del siglo xx.
Un texto en el que habitan ideólogos, espías, campesinos o literatos —Tolstói y Mayakovski, entre otros, transitan por estas páginas— y que, sin perder el rigor del documento histórico, adquiere por momentos la tensión de una trama policial.
Estas páginas son la crónica de un territorio marcado por la adversidad y la lucha por la supervivencia. Desde su «descubrimiento» por Ponce de León en 1513 hasta su entrega a Inglaterra en 1763, este enclave estratégico fue testigo de una épica batalla por mantenerlo bajo el dominio de la Corona española. Inicialmente concebida como una promesa de riquezas y oportunidades, pronto se reveló como un desafío formidable para los colonos españoles. La falta de recursos económicos, exacerbada por la lejanía y la hostilidad del entorno, convirtió la vida en una lucha constante contra la escasez y la adversidad.
A medida que los años pasaban, los colonos españoles se vieron enfrentados a una serie de desafíos adicionales. La desaparición de las misiones franciscanas, atacadas sistemáticamente por colonos ingleses y tribus nativas, obstaculizó cualquier intento de establecer una relación pacífica y duradera con los habitantes originales de la región.
Además, la política expansionista británica amenazaba constantemente las fronteras de Florida, desafiando la soberanía española y poniendo en peligro la estabilidad de la región. A pesar de estos obstáculos, los españoles demostraron una notable capacidad de resistencia y adaptación. Con inteligencia y sacrificio, defendieron su hogar contra todas las adversidades, preservando la provincia para la Corona española durante casi dos siglos. Su legado perdura en la historia de ambos continentes, como un testimonio de valentía y determinación en medio de la adversidad.
Esta es la historia de aquellos que desafiaron las adversidades y mantuvieron viva la llama del dominio español en Florida, una tierra de sacrificio y perseverancia que dejó una huella imborrable en la historia de América.
LA FORMACIÓN DE FRANCIA cubre el amplio y turbulento periodo que se extiende desde los últimos años del siglo IX hasta la conclusión de la Guerra de los Cien Años, a mediados del siglo XIV.
A Gilles de Rais, barón, terrateniente y mariscal de Francia, pocas figuras le hacían sombra en cuanto a poder feudal, prestigio y posesiones. Heredero de un gran patrimonio, se cuenta que su fortuna superaba a la del mismísimo rey. Alcanzó la gloria militar en el contexto de la Guerra de los Cien Años como compañero de armas, protector y admirador de Juana de Arco, santa y heroína de Francia. Pero en lo que verdaderamente no tuvo rival en su época fue como criminal demente y aterrador, violador y homicida. A él se le considera el primer asesino múltiple de la historia. Su momento mayor excitación sexual se producía cuando veía a los niños morir, ya fuesen estrangulados hasta la asfixia o degollados y chorreando sangre.
La falta de límites propia de la nobleza feudal explica en parte por qué Gilles de Rais se convirtió en el monstruo desalmado que fue. Pero tan interesante como analizar su contexto histórico, lo es profundizar en las casuísticas personales que forjaron su comportamiento destructivo y delirante.
Entre 1958 y 1962 cuarenta y cinco millones de chinos perecieron a causa de los trabajos forzados, la violencia y la hambruna a los que fueron sometidos por el gobierno de Mao Zedong. Obsesionado con la empresa frenética del Gran Salto Adelante, su iniciativa, destinada a superar el modelo económico occidental en menos de quince años, provocó una de las mayores catástrofes humanas de la historia. Gracias a una exhaustiva labor de investigación de los archivos provinciales y municipales chinos recientemente abiertos, Dikötter da voz a las víctimas del régimen y demuestra por primera vez que el implacable destino de las personas de a pie no fue un accidente, sino el resultado directo, y en buena medida calculado, de las decisiones en las altas esferas del poder. La gran hambruna en la China de Mao abre así una nueva brecha en el muro que aún separa a la actual China, heredera del maoísmo instaurado en 1949, del resto del mundo.