«Con este libro rindo tributo a mi padre y a mi abuelo; ambos médicos psiquiatras, escritores y excepcionales maestros en el arte de disfrutar aprendiendo y gozar enseñando. Continúo la serie de «Locos egregios» que iniciase mi abuelo Antonio y continuase mi padre, Juan Antonio; es, de alguna manera, el tercero de la saga escrito por un miembro de la tercera generación».
Estas palabras de Alejandra Vallejo-Nágera nos introducen en un ensayo apasionante en el que disecciona la condición humana de seis personalidades que un día gobernaron a su nación con una mente trastornada.
Tras Hermanos de sangre y The Pacific, Los amos del aire es el libro que ha inspirado la nueva serie de Steven Spielberg y Tom Hanks para Apple TV. Los amos del aire es la historia personal de los bombarderos aliados que en la Segunda Guerra Mundial golpearon con su carga letal el mismísimo corazón del Tercer Reich. Combinando el poder del rigor histórico con la fuerza narrativa propia de la mejor ficción, su aclamado autor, Donald Miller, transporta al lector en un viaje trepidante a través de los cielos teñidos de fuego sobre Berlín, Hannover y Dresde, una guerra sin cuartel con devastadoras consecuencias tanto para la maquinaria de guerra nazi como para el pueblo alemán librada a más de 7000 metros de altitud, unas cotas a las que jamás se había combatido anteriormente y que llevaron a extremos inconcebibles la resistencia física y psicológica de las tripulaciones aliadas. El combate aéreo era mortal pero intermitente: periodos de inactividad y ansiedad eran seguidos por breves descargas de fuego y terror.
En los años veinte, la comunidad india de los Osage en Oklahoma era la población de mayor renta per cápita del mundo. El petróleo que yacía bajo sus propiedades les convirtió en millonarios: construyeron mansiones, tenían chóferes privados y mandaban a sus hijos a estudiar a Europa. Pero un espiral de violencia asoló esta comunidad indígena cuando sus miembros empezaron a morir y a desaparecer en extrañas circunstancias. La familia de una mujer Osage, Mollie Burkhart, se convirtió en un objetivo principal. Sus tres hermanas fueron asesinadas. Una fue envenenada, otra murió a tiros y la tercera falleció en una explosión. Otros miembros de la los Osage morían en circunstancias misteriosas, y muchos de los que se atrevieron a investigar los crímenes fueron también asesinados. Cuando el número de muertos alcanzó los veinticuatro, el recién inaugurado FBI decidió intervenir y fue uno de sus primeros grandes casos de homicidio. Después de que la investigación resultara un desastre, el joven director J. Edgar Hoover acudió al antiguo comandante de Texas, Tom White, para que desvelase el misterio. White estableció un equipo infiltrado, incluyendo a un agente nativo en el grupo.
En el siglo XVI, una nueva dinastía llegó al trono de las coronas unificadas de Castilla y Aragón. Desde la lejana Austria, los Habsburgo sumarían sus enormes territorios a los ya conquistados por los Reyes Católicos en América e Italia, formando el imperio más poderoso y extenso de Europa Occidental.
Durante doscientos años, los Austrias gobernaron unas veces con puño de hierro y otras con guante de seda. Se sucedieron guerras, traiciones, casamientos y amoríos secretos, mientras los tercios defendían sus posesiones europeas y los conquistadores las ensanchaban al otro lado del globo.
El Fisgón histórico, aliado con la pluma de David Nievas, desgrana en este divertida y novedosa historia ilustrada los reinados de estos poderosos monarcas y la época que les tocó vivir, analizando al detalle aquel imperio donde no se ponía el sol.
Al comprar una casa en la isla de Hidra, la escritora Charmian Clift cumplió un sueño largamente acariciado: echar raíces en un puertecito de aguas cristalinas, luz cegadora y costumbres sencillas, lo más parecido a un paraíso en miniatura. Allí, Clift y su marido pronto ocuparon el centro de una comunidad de artistas y bohemios, soñadores y vagabundos que buscaban en Grecia una vida barata y sin ataduras, consagrada a la creación o a la vagancia. Entre ellos destacaría un todavía desconocido Leonard Cohen, al que el matrimonio acogió e inspiró con su ejemplo. Pero, como todo paraíso terrenal, el de Clift tenía un precio. Los días se le iban en poner coto al caos doméstico y en cuidar de sus tres hijos, los ingresos que generaban los derechos de autor eran exiguos, y las tabernas y el alcohol eran una distracción constante. Después de los pobres creativos llegaron los ricos y sus yates, y un buen día una legión de norteamericanos desembarcó en Hidra para rodar una película de Hollywood. Aquel rincón idílico se había convertido en una isla chic.
Los buscadores de loto es la crónica apasionante del nacimiento y la disolución de una utopía, de una época efervescente en la que Hidra fue un laboratorio social y artístico en el que experimentar con formas de vida distintas, antes de que el turismo y la modernidad más ramplona interrumpieran un sueño que parecía eterno.
Esta es la historia del encuentro entre dos mundos: Oriente y Occidente conectados por una red de caminos conocida como la Ruta de la Seda, por la que circularon la ambición, las riquezas, el poder y, sobre todo, el conocimiento.
Todo comenzó con un puñado de objetos. Valiosas posesiones que pasaban de mano en mano y recorrían miles de kilómetros a través de océanos, desiertos y montañas. Su inmenso valor no dependía solo de su belleza o de la pericia necesaria para elaborarlas; aquellas mercancías exóticas poseían la capacidad de hacer soñar a los que las contemplaban con tierras lejanas y parajes desconocidos, preguntándose cómo serían las gentes capaces de fabricar esas maravillas. Fue así como Oriente y Occidente comenzaron a buscarse.
Estas páginas relatan esa búsqueda. Una fascinante aventura protagonizada por emperadores, mercaderes, misioneros, peregrinos errantes, feroces conquistadores, portadores de tributos y eruditos que recorrieron tres continentes —desde el valle del río Amarillo hasta las aguas del Mediterráneo— junto a caravanas de camellos, a bordo de dhows y naos o a lomos de veloces caballos de la estepa.
En las bodegas de sus barcos y en las alforjas de sus bestias de carga transportaron mercancías, pero también inventos, costumbres y nuevas formas de pensar. Fue así como los caminos de la seda se convirtieron en las venas del mundo, el escenario en el que se intercambiaron creencias y productos, y donde se materializó uno de los anhelos más hermosos del ser humano: el deseo de conocer al otro.