Escritos en un estilo desenfadado y directo, los Aforismos de Jena fueron redactados por Hegel entre 1803 y 1806, años en los que comenzó a componer su primera gran obra, la Fenomenología del Espíritu. El filósofo alemán somete aquí su propio tiempo a un juicio sumarísimo: el mundo moderno, época del triunfo de la Razón y la Libertad, tiene poderosos enemigos, y contra ellos dirige sus invectivas, siempre certeras. Nostálgicos del Antiguo Régimen, románticos anti-ilustrados o viejos racionalistas escolásticos son vapuleados con una contundencia rayana en ocasiones con un hilarante gamberrismo intelectual. La mordacidad de Hegel no se limita a los debates filosóficos o políticos del periodo, sino que se extiende asimismo a la nueva mentalidad pequeño-burguesa. Sus ácidos apuntes sobre el auge del narcisismo sentimental, tan por desgracia vigente en nuestros días, no han perdido un ápice de validez. Merece la pena descubrir a este otro Hegel, pensador entregado a la crítica de la cultura antes que a la disquisición metafísica. Al cuidado de Manuel Barrios Casares y Juan Antonio Rodríguez Tous, esta nueva edición bilingüe de los Aforismos se acompaña de una esclarecedora introducción y de un aparato crítico de notas que localiza citas y referencias ignoradas hasta la fecha.
A menudo África ha sido descrita de forma simplista como una tierra uniforme de hambrunas y safaris, pobreza y luchas, despojada de todo matiz. En este libro audaz y perspicaz, Dipo Faloyin ofrece un correctivo muy necesario, tejiendo un vibrante tapiz de historias que dan vida a la rica diversidad, comunidades e historias de África. Comenzando con una descripción envolvente de la animada y compleja vida urbana de Lagos, Faloyin desentierra verdades sorprendentes sobre la herencia colonial de muchos países africanos y cuenta la historia de las luchas del continente con la democracia a través de siete dictaduras. Con mordacidad, aborda el fenómeno del complejo del salvador blanco y saca a la luz los daños causados por las campañas benéficas de las últimas décadas, revisando hitos culturales como la película KONY 2012.
«Se me abrió un espacio semántico en el que la negritud tomaba parte en la conformación de la identidad europea […]. Un continente de favelas caboverdianas, mercadillos argelinos, chamanismo surinamés, reggae alemán y castillos árabes. Sí, también todo esto forma parte de Europa […]. Con mi piel marrón y mi pasaporte británico —en el momento de escribir estas líneas, seguía siendo un pase gratuito a la Europa continental—, una fría mañana de octubre partí en busca de los afropeos». Afropean es un reportaje sobre aquellos europeos de ascendencia africana que hacen malabarismos con sus múltiples lealtades y forjan nuevas identidades; un mapa alternativo del continente, que nos lleva a lugares como Cova da Moura, el barrio de chabolas caboverdianas en las afueras de Lisboa con su propia economía sumergida; Rinkeby, el distrito de Estocolmo que es un 80 por ciento musulmán; la antigua Universidad Patrice Lumumba de Moscú, donde los estudiantes de África Occidental siguen aprovechando los lazos establecidos con la Unión Soviética durante la Guerra Fría, y Clichy-sous-Bois, en París, donde se originaron los disturbios de 2005.
Innovadora, curiosa, polifacética y extremadamente aventurera, Agatha Christie se lanzó sin complejos a conquistar con entusiasmo cada uno de los intereses con los que se cruzó, amoldando la vida a su gusto en lugar de encajar en los estándares de su época. Se dice de ella que fue una de las primeras mujeres en volar en avión, y posiblemente la primera británica que montó en una tabla de surf; conducía con increíble destreza en una época en que la mayoría de hombres no poseía coche, y emprendió viajes sin más compañía que su máquina de escribir a lugares tan lejanos que pocas mujeres se hubieran atrevido a ir. En esta amena biografía, el lector emprenderá una profunda inmersión en la vida de una autora cuya trayectoria se escribió con la tinta de los acontecimientos mundiales del siglo xx. También conocerá deliciosas anécdotas, el origen de sus obras más conocidas y los entresijos de su extraña desaparición en 1926, un suceso sobre el que la autora y su familia jamás se pronunciaron.
En Aguafuertes, Jesús del Campo pinta una colorida estampa del Barroco, un tiempo en que el aire olía a pólvora y los mares a especias. Cada una de estas extraordinarias viñetas—de tono costumbrista pero trazadas con la finura del historiador—nos trasladan a una época cuyos afanes y violencias no fueron obstáculo para el erotismo y el amor, y en cuyas batallas e intrigas se intuye la eterna «danza de los mortales en los caminos tramposos de la vida». Campesinos, exploradores, músicos errantes, soldados, comerciantes, espías y nobles de vida ociosa ofrecen en este relato caleidoscópico una imagen de lo humano con todos sus claroscuros.