Nos gusta pensar que el futuro depende de nosotros mismos, pero la realidad es distinta: la Inteligencia artificial es la mano invisible que mueve los hilos de nuestra vida. Su potencial es ilimitado y, puesto al servicio de un bien común, nos permitiría encontrar la solución a los mayores desafíos de nuestro siglo. Pero ¿qué ocurre cuando ese poder recae en un pequeño grupo de personas?
Nuestro destino está hoy en manos de nueve grandes empresas de Estados Unidos y China. Por un lado, Amazon, Google, Apple, IBM, Microsoft y Facebook, que tienen grandes ideas sobre cómo resolver los mayores desafíos de la humanidad, pero que obedecen órdenes de sus accionistas. Por el otro, las empresas Baidu, Alibaba y Tencent cuyas acciones van ligadas al partido comunista chino. Y, en medio, nosotros. Las fuerzas externas que ejercen presión sobre esos nueve gigantes de tecnológicos conspiran en favor de sus propios intereses económicos y políticos.
Los antiguos dictadores como Hitler, Stalin o Mao gobernaron mediante la violencia, el terror y la dominación ideológica. Pero en las últimas décadas se ha consolidado una nueva generación de hombres fuertes que, sirviéndose de los medios de comunicación y las redes sociales, ha rediseñado el gobierno autoritario para un mundo más sofisticado y globalmente conectado.
En lugar de una represión abierta y masiva, gobernantes como Vladimir Putin, Recep Tayyip Erdogan y Viktor Orbán controlan a sus ciudadanos distorsionando la información y simulando procedimientos democráticos. Al igual que los propagandistas y voceros en las democracias, estos nuevos dictadores retuercen las noticias para granjearse el apoyo social, cultivar una imagen de competencia y ocultar la censura. Y utilizan las instituciones democráticas para socavar la democracia misma, al mismo tiempo que aumentan el compromiso internacional para obtener beneficios financieros y reputacionales.
La vida de los romanos corrientes como nunca se había visto
Cuando pensamos en la antigua Roma nos vienen a la mente senadores, emperadores, luchas de poder, lujo, termas, religión, arquitectura o códigos de leyes. Pero ¿cómo era realmente la sociedad romana? ¿Cómo vivía la gente común?
En Los olvidados de Roma, Robert Knapp muestra cómo la gente común buscaba ganarse la vida y prosperar en unos tiempos no siempre fáciles en los que la enfermedad, el hambre y la violencia estaban a la orden del día, sometida a unos poderes que, a menudo, la oprimían o ignoraban. Veremos cuáles eran los lazos entre los diversos grupos sociales y comprenderemos cómo los esclavos se convertían en forajidos o por qué los hijos de los libertos acababan formando parte del ejército. En definitiva, seguiremos las vidas de los ciudadanos olvidados de Roma. Escucharemos sus testimonios en la literatura, las cartas o las inscripciones, y buscaremos sus huellas en los relatos, los tratados, las obras de teatro o la poesía que creó la élite.
Este es, en suma, el retrato de los olvidados de Roma, que resultan imprescindibles para comprender su historia.
La novela es el género más moderno y prolífico de la tradición europea. Su invención, lógicamente, no fue casual, sino el producto de un proceso cultural muy amplio que se produjo en dos momentos fundamentales para el desarrollo de la cultura europea: la Antigüedad clásica y la Alta Edad Media. En este libro, Carlos García Gual enlaza ambos escenarios a través de dos estudios fundamentales en un único volumen: Los orígenes de la novela y Las primeras novelas europeas. El primero estudia el nacimiento de la novela situándolo dentro del proceso histórico general a través de obras como la Ilíada, la Odisea o el Satiricón, entre muchas otras. El segundo, en cambio, se sumerge en la novela medieval y analiza las motivaciones sociales y los temas típicos de esta literatura.
Los pasados de la revolución es una obra que tiene la intención de profundizar en la historia de las revoluciones desde un campo poco investigado como es la relación de las revoluciones con sus propias tradiciones y sus memorias. Es decir, el foco de atención no es tanto el costado rupturista de las revoluciones como el de las tradiciones y recuerdos desde donde en muchos casos se justificaron y legitimaron. O que también les sirvieron como vehículos de inspiración, movilización o refuerzo simbólico. Hay que tener en cuenta que, como se estudia en este escrito, muchas de estas tradiciones no eran solo discursivas, sino que, entre otros, también se plasmaban en todo tipo de símbolos, rituales, banderas, consignas, monumentos, lugares de la memoria o composiciones musicales que ayudaban a forjar un imaginario o universo simbólico alternativo.
EN LA GUERRA, ALGUNOS LUCHAN POR LA GLORIA; OTROS, POR DINERO.
¿LOS PERROS DE ESSEX? LUCHAN EL UNO POR EL OTRO.
Julio de 1346. Diez hombres desembarcan en las playas de Normandía. Son los Perros de Essex: un pelotón de arqueros y hombres de armas dirigidos por un capitán cuyos mejores días han quedado atrás. Esta banda de hermanos, que se adentra cada vez más en territorio enemigo hacia Crécy, sabe que va a librar una batalla que forjará naciones. ¿Conseguirá el viejo capitán que vuelvan a casa sanos y salvos o los devorará la vorágine de la guerra de los Cien Años?