Crítica a la ostentación moral del legislador que concibe la sociedad como un parvulario
Este libro parte de la constatación de que la ley se ha pervertido de manera flagrante y demasiado frecuente. Basta con echar un vistazo a las exposiciones de motivos de muchos de nuestros textos legislativos para comprobar que se han convertido en manifiestos de propaganda política en los que volcar altisonantes compromisos ideológicos y partidistas.
Los excesos retóricos de los preámbulos al articulado apuntan a que el legislador concibe a los destinatarios de esas normas más como párvulos necesitados del «refuerzo positivo» que como agentes autónomos y racionales.
El catedrático Pablo de Lora argumenta en este incisivo ensayo que atravesamos una crisis del Estado liberal en la que su instrumento normativo nuclear, la ley, se ha corrompido gravemente. Estamos inmersos en un tipo de legislación «antilegalista» que ya no tiene el propósito originario de expresar la voluntad general y establecer derechos y deberes con pretensión de coherencia, abstracción y generalidad. Por el contrario, Los derechos en broma analiza cómo la degeneración de la ley corre paralela a otra patología jurídico-política: la incesante ampliación del catálogo de derechos humanos. Prácticamente todas las demandas sociales se convierten en la vindicación de la garantía de un derecho, con la consiguiente perversión del debate público, la deliberación colectiva y el diseño institucional.
En el presente volumen, Judith N. Shklar nos ofrece un examen detallado de las diferentes tradiciones liberales y del papel de los derechos en la cultura política. El lector encontrará aquí un claro ejemplo de lo que la teoría política puede lograr cuando no se limita a operar en el terreno del análisis filosófico abstracto, sino que presta mucha atención a «la historia y las presentes realidades de nuestras instituciones». Se trata de una excelente ilustración del liberalismo por el que aboga la autora, un «liberalismo de los oprimidos», que busca poner coto a los poderosos, reducir todas las formas de desigualdad social y garantizar así las condiciones de la libertad para todos.