El enfoque que inspira la composición de esta obra se centra en los planteamientos éticos sobre las guerras desarrollados por los pensadores políticos más lúcidos de la historia hasta nuestros días. De ellos se derivan criterios morales tanto para la humanización de los enfrentamientos armados recientes (trágicos e infernales) como para la denuncia pública de la crueldad. El autor -con términos distintos a los clásicos- es partidario de establecer principios desde los cuales regular las motivaciones defensivas o humanitarias que pueden justificar el inicio de una contienda bélica (ethica ad bellum), exigir la protección de inocentes, refugiados, heridos y prisioneros (ethica in bello), además de impulsar pautas para la pacificación social, penalización de criminales y reparación de daños sufridos por las víctimas más frágiles (ethica post bellum). Es constatable que los mínimos parámetros normativos resultan aplastados cuando las primeras bombas empiezan a expandir la epidemia de la violencia durante las hostilidades militares. Sin embargo, también es cierto que los dardos éticos se disparan con mayor agudeza crítica contra la maldad humana. ¿Cuáles son los criterios morales más relevantes (del pasado y actuales) que pueden seguir siendo válidos para enjuiciar los conflictos bélicos que nos circundan hoy y que tanta desolación y muerte provocan?
Presentamos un recorrido de más de mil quinientos años de historia de la pintura en Japón a través del análisis de sus obras más representativas con la explicación de los principales artistas, estilos y movimientos culturales: un viaje visual desde las primeras expresiones pictóricas en los antiguos túmulos funerarios a la pintura nihonga formulada tras la Restauración Meiji a finales del siglo xix, pasando por los estilos yamatoe, suibokuga, Kano, Rinpa, ukiyoe, etc.
La guía definitiva para comprender la esencia de la pintura japonesa.
Una revisión de la Historia termina por arrojar siempre un puñado de nombres propios que han influido sobre su propio transcurso; el de san Ignacio de Loyola es, indudablemente, uno de ellos. A él se debe la fundación de la Compañía de Jesús, cuya misión intelectual y formativa se impulsa con fuerza, desde su aprobación en el 1540, hasta la actualidad. No menos importante, de la mano de la fundadora de la orden de los Carmelitas Descalzos, santa Teresa de Jesús, fue su papel en la Contrarreforma, que supuso un auténtico desafió al statu quo dominante en el momento y que implicó la preparación de la Iglesia para la modernidad, razón por la que san Ignacio hubo de enfrentarse, engrosando su ejemplaridad, a todo tipo de oposiciones y adversidades: las propias de quienes emprenden una revolución. Partiendo de sus hitos vitales como hilo conductor, el lector atento hallará, a lo largo de estas páginas, nuevas lecturas de la figura y obra de Ignacio, recogidas a lo largo de una serie de conferencias dictadas en Córdoba entre el 22 y el 25 de junio de 2022, con motivo del 500 aniversario de la conversión del santo, cuya luz sigue disipando cuando se cumplen cuatrocientos años de su canonización por el papa Gregorio XV y cien desde que Pío XI lo declarara patrono de los ejercicios espirituales las sombras que se siguen cerniendo en ocasiones sobre el sendero que conduce hacia la claridad.