La encarnada rivalidad entre dos de los mayores imperios del mundo antiguo el persa y el romano marcó el auge y el derrumbe de ambas potencias.
El Imperio romano dio forma al mundo occidental en una extensión que iba desde el norte de Britania hasta el Sáhara y desde la costa atlántica hasta el Éufrates. Sus legiones y sus leyes llevaron la paz y la prosperidad hasta los confines del mundo. Unos límites representados por una poderosa civilización que les hizo frente desde Oriente, donde los Imperios parto y persa dominaban las grandes rutas comerciales.
Por allí había pasado Alejandro Magno, creador de un sueño de gloria y conquista que seduciría por igual a griegos y romanos. Y allí cayeron los César, Marco Antonio y una larga sucesión de emperadores intentando emular la aventura del gran conquistador. Fue en Persia donde el Imperio romano ralentizó su expansión hasta llegar a detenerse.
El águila y el león se sumerge a través de la poderosa prosa de Adrian Goldsworthy, uno de los historiadores más prestigiosos del periodo, en el choque de estas entidades todopoderosas que cruzaron sus destinos en un rompecabezas que nadie supo resolver. Enemigos íntimos que se hicieron más fuertes y también más débiles al calor de una refriega que duró siete siglos.
Tras el asesinato de Julio César en el 44 a. C., fueron dos los hombres que se disputaban el mandato de la todopoderosa Roma: Marco Antonio y el heredero elegido por el propio César, el joven Octavio, futuro Augusto. Pero Marco Antonio se enamoró de la mujer más poderosa del mundo, la gobernante egipcia Cleopatra, y frustró la ambición de Octavio de gobernar el Imperio. Y entonces estalló una nueva guerra civil.
Corría el año 31 a. C. cuando tuvo lugar una de las mayores batallas navales del mundo antiguo: más de 600 barcos, casi 200 000 hombres y una mujer. Aquello fue la batalla de Accio. El resultado: la victoria de Octavio, que derrotó posteriormente a Marco Antonio y Cleopatra. Y éstos acabaron suicidándose…
Las consecuencias de Accio cambiaron para siempre el Imperio romano. De haber ganado los amantes, la capital podría haberse trasladado a Alejandría, y el latín podría haberse convertido en el segundo idioma del Imperio después del griego, lengua que se hablaba en todo el Mediterráneo oriental, incluido Egipto.
Y ésta es por fin la historia que no se había contado. En este fascinante y emocionante ensayo, Barry Strauss, experto mundial en Historia de la Roma Antigua, describe la batalla y sus consecuencias con el dramatismo y la intensidad que merece. Una obra esencial que nos presenta, además, a tres de las figuras más importantes no sólo del Imperio romano, sino de nuestra Historia con mayúsculas.
El primer volumen –de 1944 a 1968– abarca los años de Sartre y Beauvoir y sus refutaciones, las relaciones contrastadas con el comunismo, la conmoción de 1956, la Guerra de Argelia, los inicios del Tercermundismo, la irrupción del momento gaullista y su impugnación: una época dominada por la prueba de la historia, la influencia del comunismo y la desilusión gradual que le siguió. El segundo volumen –de 1968 a 1989– abarca desde el utopismo de izquierdas, Solzhenitsyn y la lucha contra el totalitarismo, hasta los «nuevos filósofos», el advenimiento de la conciencia ecológica y la desorientación de los años ochenta: una época marcada por la crisis del futuro y que vio afianzarse la hegemonía de las ciencias humanas. Estos son algunos de los hitos de esta saga, que abarca uno de los periodos más efervescentes y creativos de la historia intelectual francesa y global, de Sartre a Lévi-Strauss, de Foucault a Lacan.