Se ha dicho con razón que Arthur Schopenhauer fue autor de un solo libro: El mundo como voluntad y representación. En este libro único, del que todas sus restantes obras son prolegómenos, ampliaciones o desarrollos, se expone además un único pensamiento: que «el mundo es el autoconocimiento de la voluntad». La presente traducción ofrece el primer volumen según la versión definitiva de la tercera edición alemana, comprendiendo sus cuatro Libros y el Apéndice sobre la filosofía kantiana.
En nuestros días la necesidad de reimaginar lo planetario es una tarea urgente. La artista y teórica de vanguardia Patricia Reed nos invita a emprender este propósito desde lo más esencial y a la vez lo más complejo: a través de una revisión de los marcos conceptuales que han configurado la modernidad y la sociedad industrial. Lo catastrófico, dice la autora, no es otra cosa que «mantener la calma y seguir adelante». Por eso necesitamos modelos de pensamiento que no se adapten a la continuidad destructiva del presente. En diálogo con otras pensadoras de la «planetariedad» como Gayatri Spivak, Denise Ferreira da Silva o Yuk Hui, con el giro especulativo y la crítica del humanismo, Reed moviliza el pensamiento planetario como una red teórica crucial para entender la diversidad de epistemes y tecnoculturas que determinan nuestro mundo; y, apoyándose en las ideas de la filósofa Sylvia Wynter, apela a los «nuevos géneros del ser humano» y al poder de la ficción como revulsivos.
Si bien es reconocido mundialmente como uno de los grandes novelistas del género histórico, y especialmente marítimo, Patrick O’Brian fue, en realidad, un gran contador de historias.
Publicada por primera vez en 1976, es ésta una biografía completa, exhaustiva, pero a la vez profundamente personal del gran pintor que fue Pablo Picasso, y la única que ha sabido apreciar plenamente los orígenes mediterráneos del carácter y el arte del artista.
Todo en Picasso, excepto su estatura física, era de una escala enorme. Jamás ningún pintor fue tan asombrosamente productivo y con tanta calidad; y tampoco ninguno consiguió ganar tanto dinero en vida con su obra. Nadie puede rivalizar con él en el interés del público, siempre ávido e insaciable. Y Patrick O’Brian, amigo personal de Picasso, lo conocía lo suficientemente bien como para captar la esencia real de su personalidad.