Roberto Calasso evoca su infancia en la Florencia de la Segunda Guerra Mundial y la posguerra.
Una bellísima evocación de episodios de la infancia en Florencia en los años de la guerra y la inmediata posguerra: un gato de peluche, la detención del padre tras el asesinato del intelectual fascista Giovanni Gentile, el abuelo editor, los soldados americanos vistos desde una ventana, la primera lectura de Proust con trece años, los secretos vínculos con Kafka y Pasternak, el descubrimiento del eros en unas ilustraciones de Orlando furioso de Doré, un par de cafés y una droguería, las figuritas del pesebre en el salón de casa, el olor del polvillo de los escombros de Por Santa María, la decisión infantil de llamarse Memè Scianca…
Joyce Meyer tiene un don para acuñar frases (Joycismos) y una de sus más famosas
es: “Donde vaya la mente, el hombre la seguirá”. Meyer aporta las claves para un pensamiento poderoso, dándole al lector la capacidad de usar su mente como una herramienta para el éxito.
En El poder del pensamiento, un libro pequeño y portátil que puedes llevar fácilmente contigo en bolsos, maletas, portafolios, mochilas e incluso bolsillos, Meyer propone un programa flexible para convertir los pensamientos en hábitos y los hábitos en triunfos.
Las secciones incluyen:
• El poder de tu versión optimista
• Conserva tu actitud en la altitud correcta
• El poder de la perspectiva
• Más poder para ti
En este ensayo Byung-Chul Han rastrea el violento poder de lo igual en fenómenos tales como el miedo, la globalización y el terrorismo, que son los que caracterizan la sociedad actual.
Los tiempos en los que existía el otro han pasado. El otro como amigo, el otro como infierno, el otro como misterio, el otro como deseo van desapareciendo, dando paso a lo igual. La proliferación de lo igual es lo que, haciéndose pasar por crecimiento, constituye hoy esas alteraciones patológicas del cuerpo social. Lo que enferma a la sociedad no es la alienación, la sustracción, la prohibición ni la represión, sino la hipercomunicación, el exceso de información, la sobreproducción y el hiperconsumo. La expulsión de lo distinto y el infierno de lo igual ponen en marcha un proceso destructivo totalmente diferente: la depresión y la autodestrucción.