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PENSION LOBO

Ramón Lobo permaneció fiel a su persona hasta el final: nos dejó escrita una despedida lúcida, plagada de optimismo y aceptación, una meditación sobre la experiencia vivida y el mundo legado El culto a la vida ha eclipsado nuestra relación con la única verdad que existe: la de la muerte. La echamos del hogar y la encerramos en los hospitales, las clínicas y las funerarias. Ramón Lobo, sin embargo, no rehuyó de la realidad: tras ser diagnosticado con dos cánceres, el reconocido periodista y corresponsal de guerra decide hacer uso de su maravillosa pluma para diseccionar la muerte desde su propia experiencia. ¿Cuál es la naturaleza de nuestro temor hacia ella? ¿Cómo podemos afrontar un futuro desolador? ¿Qué hacer con nuestros objetos más importantes? Estas preguntas universales, pero tan silenciadas y estigmatizadas en el «País de los Sanos», son las que irán resolviéndose en esta amalgama agridulce de recuerdos, reflexiones, esperanza y resignación, en esta oda a la vida que se dibuja serenamente en el marco de lo que le da valor: su propio fin. Pensión Lobo son unas memorias póstumas, un último ejercicio personal y al mismo tiempo colectivo, donde, a partir del testimonio, Ramón Lobo investiga la muerte desde un enfoque sociológico y la afronta desde su inminencia personal.
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LAS CADENAS DE LA ILUSION

Una fascinante autobiografía intelectual que explica la génesis del pensamiento de uno de los filósofos más importantes del siglo XX.
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DONDE HAY AMOR, ESTA DIOS (BOL)

«Lo que tú haces, no lo puedo hacer yo; lo que yo hago, no lo puedes hacer tú, pero juntos estamos haciendo algo hermoso para Dios y ésa es la grandeza de Su amor por nosotros. Nos da la oportunidad de convertirnos ens antos a través de nuestras obras, porque la santidad no es el lujo de unos pocos. Es un simple deber para vosotros, en vuestra posición, en vuestro trabajo, y para los demás y para mí, cada uno en su tarea, en la vida, pues hemos dado nuestra palabra de honor a Dios. [...] Debéis poner vuestro amor a Dios en acción viva, no sólo porque debáis, sino porque amáis hacerlo.»
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