Por qué están los hombres cabreados? Michael Kimmel, uno de los más prestigiosos sociólogos a nivel mundial en estudios sobre la masculinidad, se hizo esta pregunta en el año 2013. Para responder a ella, decidió pasar cientos de horas en compañía de estos Angry White Men: desde activistas por los derechos de los hombres, pasando por supremacistas blancos, estudiantes o, sencillamente, trabajadores de a pie. Lo que detectó fue toda una serie de cambios sísmicos de raíz económica, social, política y cultural, que ha dejado a muchos hombres, todavía anclados en una idea obsoleta de masculinidad, con una sensación de confusión, traición y finalmente ira. Fruto de sus análisis, el autor acuña la expresión «derechos agraviados» para referirse a la privación de unos beneficios que estos hombres —blancos— cabreados creen poseer por el mero hecho de ser.
Para las madres y mujeres de fe que no se sienten suficientemente virtuosas o diligentes, para las personas agobiadas por sus errores e incluso para quienes piensan que han fallado, este es un libro poderoso y tranquilizador que examina cómo las mujeres de la Biblia se enfrentaron a escenarios y problemas similares a los que experimenta la mujer de hoy, a la vez que ofrece reflexiones necesarias para ayudarnos a comprender mejor las lecciones que sus vidas tienen para nosotros.
En general, las historias bíblicas protagonizadas por hombres se han utilizado frecuentemente, y por largo tiempo, como lecciones para las personas de fe. Es decir, aquellas que son sobre padres e hijos se han centrado, por lo mismo, en estas figuras. Sin embargo, las madres y las hijas de la Biblia tienen historias igualmente poderosas y perspicaces, por ejemplo, pensemos en la madre de Moisés, Jocabed, que asumió enormes riesgos para proteger a su hijo de los planes genocidas del faraón. Pero, también, está el caso de Rebeca, una madre que planea y conspira con deshonra para que su hijo Jacob prospere. Se trata de una mujer que actúa con favoritismo, que practica el engaño y que sacrificaría cualquier cosa por el futuro de su hijo.
Acelerada por la pandemia y los sucesivos confinamientos (ese gran experimento a escala global de un mundo sin contacto), la digitalización de nuestras sociedades avanza cada vez más rápido. ¿Realmente es posible que las nuevas tecnologías digitales ayuden a reducir nuestra huella de carbono y el colapso de los ecosistemas? Nada es menos probable. No podemos olvidar que el capitalismo funciona sobre la conocida y contradictoria base del crecimiento infinito en un planeta con recursos finitos. Por ello, los reyes de Silicon Valley intentan presentarnos la ficción de una desmaterialización tecnológica que, según ellos, permitiría limitar el saqueo apocalíptico de la naturaleza al tiempo que sería capaz de satisfacer el apetito insaciable de los ciudadanos consumidores por el último modelo de smartphone y las nuevas actividades de ocio. Con una obra a medio camino entre el ensayo gráfico, la investigación periodística de urgencia y el relato autobiográfico, Squarzoni demuestra que esta ficción «ecologista» a favor de las innovaciones digitales (tal como nos la proponen a modo de solución milagrosa para el problema del calentamiento global las llamadas GAFAM: Google, Amazon, Facebook, Apple y Microsoft) es en realidad un discurso ideológico orientado a aumentar los beneficios económicos de las grandes empresas, así como su cuota global de poder y su dominio sobre nuestros datos personales. ¿Y por qué se trata de una ficción? Ante todo ―nos expone el autor combinando a la perfección ritmo narrativo, lucidez argumental y datos implacables― porque el consumo energético de las nuevas tecnologías digitales crece exponencialmente, al igual que la adquisición por parte de los usuarios de nuevos dispositivos, que además se ven incitados a reemplazar con frecuencia por modelos más recientes a causa de la obsolescencia programada y la omnipresente publicidad. Por otro lado, estos aparatos miniaturizados requieren enormes cantidades de materiales esencialmente no reciclables, y dependen de servidores informáticos, centros de datos y cables submarinos que también son muy contaminantes y consumen mucha energía. Una investigación demoledora que desvela la cara más oscura de esa supuesta desmaterialización de nuestras sociedades, alertándonos sobre sus consecuencias y lanzando una llamada final e inaplazable hacia la sobriedad feliz y elegida que nos permita formular nuevos modelos de existencia y nuevas formas de lucha para defender un futuro posible y para todos.