En Crianza bíblica, Héctor Salcedo nos demuestra que la clave para enseñar, disciplinar y cultivar a nuestros hijos es poner el énfasis no solamente en lo que debemos hacer como padres sino en quienes debemos ser, con la ayuda de la Palabra de Dios.
Como padres, intentamos sembrar la Palabra de Dios o “semilla” en nuestros hijos, pero antes de plantar, nos falta un paso muy importante. La crianza bíblica requiere que los padres procuren crear en el corazón de sus hijos una actitud receptiva y enseñable antes de sembrar.
Cien empresas son responsables del 70% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Y, de entre ellas, Aramco, Gazprom y China Energy son las tres multinacionales que más CO2 regurgitan en el planeta. Desconocidas para el gran público, son las campeonas internacionales del petróleo, el gas y el carbón, respectivamente. Si este trío fuera un país, sería el tercer mayor emisor del mundo, solo por detrás de China y Estados Unidos.
En este libro, Mickaël Correia revela cómo estos tres gigantes industriales despliegan todo un arsenal de estrategias —corrupción, neocolonialismo, grupos de presión, greenwashing, soft power, etcétera— para perpetuar nuestra adicción a los combustibles fósiles. Al extraer con voracidad estos recursos de las entrañas de la Tierra, avivan a sabiendas las llamas que consumen nuestro planeta y actúan como verdaderos criminales climáticos.
De los clubes privados de Nueva York a los salones del Kremlin, de Pekín a los palacios de Riad, Criminales climáticos desvela los círculos de poder ocultos en el corazón del «capitalismo fósil» y la forma en que estas empresas desarrollan y prenden la mecha de una bomba que amenaza a toda la humanidad; en un momento en que se insiste sin cesar en la necesidad de adoptar comportamientos individuales ecorresponsables, este libro identifica a los verdaderos culpables del caos climático y demuestra la urgencia de actuar contra ellos de una vez por todas.
El 14 de abril de 1955, en el lujoso hotel Crillón de Santiago de Chile, la escritora María Carolina Geel disparó varias veces a su amante y lo mató en el acto. Nunca se conocieron los motivos (hubo quienes dijeron que fue por celos; otros, una forma extravagante de conseguir notoriedad). El crimen fue sonado en la época y le valió a Geel tres años de prisión.
De su estancia en la cárcel (y como ha pasado tantas veces en la historia de la literatura, desde Cervantes hasta Sade, Wilde o Genet), Geel extrajo una ocasión perfecta para escribir, gesto ya de por sí transgresor, pues aunaba la escritura del delito y el delito de la escritura. Más allá de la culpa o la expiación, Geel describe y reflexiona sobre el universo carcelario femenino, un mundo infranqueable y oscuro, en una obra adelantada a su tiempo que mezcla la ficción, el testimonio y la autobiografía, y que resultó de lo más rompedora al hablar de crímenes, de la vida en prisión y del deseo entre mujeres. Por ello, este libro ocupa, por derecho propio, un lugar único en la literatura chilena.