La democracia se halla en apuros. Acosada desde fuera por poderes económicos y desarrollos tecnológicos con incidencia global, y afectada desde dentro por prácticas que erosionan sus instituciones, así como por corrientes políticas, especialmente una ultraderecha que gana adeptos, que propugnan una antipolítica que la contradice, urge revitalizar la democracia. Sobreponiéndose a la melancolía política, este libro retoma la tradición republicana para construir alternativas viables.
Una democracia republicana y un republicanismo en clave socialista se presentan como hilos para tejer un republicanismo cosmopolita mediante una interculturalidad crítica y un humanismo otro que aliente la cultura cívica imprescindible para sostener el compromiso con la república por venir. Esta tarea, en la realidad política de España, ha de tener un perfil propio, acorde con nuestra historia y atendiendo a las condiciones de un presente en el que el republicanismo reclama una modulación más clara e intensa.
¿La Revolución rusa fue la consecuencia directa de las decisiones del zar Nicolás y del gobierno provisional de Alexander Kerensky? ¿O fue un proceso impulsado por los obreros y campesinos, que nunca imaginaron la dictadura bolchevique que impondrían Lenin y sus sucesores?
Resultado de toda una vida dedicada al estudio del gigante del este, Robert Service nos ofrece en este libro un esclarecedor y vívido relato del tortuoso camino que siguió Rusia durante la Primera Guerra Mundial, la Revolución y la posterior guerra civil, que desembocó en el establecimiento de un régimen soviético totalitario destinado a perdurar siete décadas. Protagonistas de altura como Nicolás II, Kerensky y el propio Lenin ocupan un lugar central en estas páginas.
Aquello que destaca, sin embargo, es cómo su autor enriquece la narración gracias a diarios poco conocidos de ciudadanos de a pie, como el campesino Alexander Zamaraev, el suboficial Alexei Shtukaturov o el contable Nikita Okunev. Sus testimonios nos ayudan a entender cómo vivió la sociedad del momento las profundas y problemáticas transformaciones que se sucedieron durante los años previos y posteriores a las revoluciones de febrero y octubre de 1917.
En 1972, la mitad de los estadounidenses estaban de acuerdo en que se podía confiar en la mayor parte de la población; en 2018, esta cifra había descendido a un tercio: las diferentes generaciones, de todos los géneros, religiones y partidos políticos, creen que la virtud humana está desapareciendo.
El cinismo es una respuesta comprensible a un mundo lleno de injusticia y desigualdad. No obstante, en muchos casos, está fuera de lugar. Docenas de estudios demuestran que la gente no llega a asimilar hasta qué punto los demás son amables, generosos y comprensivos; y este pensamiento cínico profundiza los problemas sociales: cuando esperamos lo peor de los demás, a menudo alentamos ese comportamiento.