En Breve historia de la historia, el aclamado historiador Jeremy Black busca revitalizar y redefinir nuestras ideas sobre la historia. Las historias que contamos sobre el pasado son un aspecto crucial de todas las culturas. Sin embargo, si bien el proceso tradicional de narración de historias (lo que consideramos "historia" en el sentido correcto) es útil, pero también es engañoso, sobre todo porque conduce a la repetición de prejuicios y desinformación.
Jeremy Black sugiere que la idea convencional de historia y de historiadores está construida de una forma demasiado simplista, ya que no logra abordar la naturaleza amplia de la experiencia vivida. Al centrarnos en una idea o historia singular dentro de la historia que se explora, no logramos comprender la interconectividad de la experiencia cotidiana.
Este libro desafía las normas aceptadas de la perspectiva histórica y ofrece una visión de la historia humana que sorprenderá a muchos y, quizás, enfurecerá a otros. Pero, sobre todo, es una historia de historiadores escrita para la actualidad, una época en la que el tradicional enfoque eurocéntrico de la historia parece ahora totalmente inapropiado.
Un exhaustivo e inédito recorrido, entre ensayo y creación, alrededor de las figuras de Dioniso y Ariadna a través de la religión, el arte, la ciencia y la filosofía.
Pocos motivos hay tan poderosos en la historia del pensamiento, las artes y las letras como el de la princesa Ariadna, abandonada mientras duerme en la isla de Naxos y despertada por un dios, Dioniso, que la convertirá en su esposa y le otorgará una apoteosis inolvidable.
En la Grecia antigua, Dioniso ocupaba un lugar ambivalente entre las divinidades griegas más importantes para la comunidad. Encarnaba la reconciliación y la cohesión colectiva pero también el éxtasis que hacía perder al ser humano la conciencia individual, acercándolo al gran misterio del mundo. Entre lo visible y lo invisible, los márgenes y el centro, lo masculino y lo femenino, lo humano y lo divino, el papel crucial de Dioniso se confirma asimismo en su recepción moderna, sobre todo desde Nietzsche. Pero el poliédrico dios se resiste a menudo a las muchas racionalizaciones, de ayer y hoy, que se han intentado hacer de él.
El 12 de febrero de 1781 una expedición española conquistaba el remoto fuerte inglés de San José, cerca del lago Míchigan. España extendía así su dominio a ambas orillas del Misisipi y marcaba una nueva frontera en el corazón de Norteamérica. Era el apogeo de su vasto imperio.
La conquista española olvidada rescata no sólo la épica toma de aquel estratégico puesto, tras una odisea de setecientos kilómetros sobre el hielo y la nieve en lo más crudo del invierno, sino también la desconocida historia de la Luisiana española, un inmenso territorio que se extendía desde el golfo de México hasta el borde con Canadá, y la entrada de España en una guerra a gran escala contra Londres que propició la independencia de las colonias británicas y el nacimiento de los Estados Unidos de América.
Tras rastrear archivos a ambos lados del Atlántico, el autor ha accedido al acta del siglo XVIII por el que los españoles tomaron posesión del fuerte San José y la amplia región al sur de los Grandes Lagos, de Illinois a Míchigan. Nunca hasta ahora se había reproducido el original, que dormía el sueño de los justos en una biblioteca de California. Lejos de ser una mera anécdota, aquella incursión impactó de lleno en la negociación de las fronteras entre España y los Estados Unidos, como demuestran las cartas desde París del propio Benjamin Franklin, una disputa que se alargó durante años.