El sueño utópico de la ciencia, imitar el cerebro humano sin sus imperfecciones, y la vertiginosa aceleración de la IA, nos conducen sin remedio hacia una «civilización artificial» en la que cohabitarán seres humanos y máquinas. Incisivo, aunque esperanzador, Lassalle analiza las consecuencias culturales, geopolíticas y filosóficas de este fenómeno.
Se habla mucho de las extraordinarias oportunidades y riesgos de la IA. Sin embargo, no se piensa apenas en lo que supone filosóficamente para la humanidad impulsar el desarrollo de «algo» que está siendo programado para ser «alguien» consciente. Un «alguien» sintético al que se dota de capacidades cognitivas inimaginables, pero sin la conciencia ni los condicionantes morales que acompañan la existencia del creador a quien replica: el ser humano. La IA es «algo», todavía. Aunque no sabemos por cuánto tiempo. Va camino de convertirse en la apoteosis de una ciencia que, heredera de Hobbes, ha creído que el conocimiento es poder.
La historia del mar es la historia de la curiosidad humana, durante siglos hemos explorado sus profundidades, pero seguimos sin descifrar todos sus misterios. Patrik Svensson entrelaza en este libro, mezcla de relato de aventuras, memorias e investigación científica, fascinantes episodios protagonizados por mujeres y hombres que consagraron su vida al mar: desde investigadores como Piccard y Walsh, que en 1960 exploraron por primera vez la fosa de las Marianas –el punto más profundo de la superficie terrestre–, hasta Enrique, el esclavo malayo de Magallanes y seguramente la primera persona que circunnavegó el planeta, o el panadero Robert Dick, que en 1863 encontró un fósil que sería clave en la teoría de la evolución de las especies. Pero la historia del mar es también la historia de su depredación, denunciada hace décadas por la bióloga, escritora y pionera del ecologismo moderno Rachel Carson, otra de las protagonistas de este libro.
Leopoldo Lugones fue reconocido por sus aportes a la literatura moderna y también repudiado por su adhesión a los autoritarismos. En su vida política, que se inició en el socialismo y pegó varios giros hasta su apoyo en 1930 al primer golpe de Estado del país, buscó incidir y participar en el poder. La biografía del poeta es en este libro el punto de partida para contar la relación entre los intelectuales y la vida política en la historia argentina. Una relación que no siempre fue igual: en los años fundantes, los escritores tenían un papel relevante para los gobiernos. Literatura y poder no eran asuntos separados, como sí lo fueron después. Cristina Mucci cuenta ese recorrido hasta llegar a los hechos y los protagonistas que conoce de primera mano por su trayectoria como periodista cultural: desde el regreso de la democracia y el de los intelectuales a la conversación pública hasta las tensiones más recientes sobre el papel y el financiamiento de la cultura en sociedades en crisis.
¿Qué hace que un poema sea bueno? ¿Qué significa eso? ¿Y cómo se escribe un poema así? Solemos asociar los poemas a conceptos difíciles de definir como el misterio y la inspiración, dos palabras que están muy relacionadas con la poesía, sí, pero que no ayudan mucho a la hora de intentar encontrar un método práctico y útil para escribir poemas que convoquen la emoción en los lectores. Este curso propone una aproximación estratégica y técnica a la escritura poética, desentraña los mecanismos internos que posee todo poema y nos indica un camino para superar la dificultad que implica siempre la creación poética.
Mecánica poética desmitifica la poesía ofreciendo explicaciones sencillas para los fenómenos complejos que ocurren dentro del poema. Este manual está pensado para acompañar a quien escribe poemas, pero también para ayudar a quien quiera disfrutar más de su lectura. Ben Clark pone sus años de experiencia al servicio de los poetas que quieran profundizar en su escritura con un lenguaje cercano, ameno y que invita a la creación.
Pese a la autocomplacencia de muchos de sus cultivadores, no es un secreto para nadie que tanto la crítica de literatura y pensamiento como el llamado periodismo cultural están bajo mínimos, en parte por la precarización de los medios pero también o sobre todo por las evidentes carencias de las plumas que se limitan a ejercer como terminales de propaganda. En este panorama degradado sobresalen tanto más los autores que recogen el testigo de los grandes para combinar el conocimiento y la independencia de criterio, lejos de la corrección y los lugares comunes. Caracterizada como de costumbre por la variedad, la erudición y la ironía, la nueva recopilación de ensayos de Juan Bonilla se abre con una colección de ácidas y chispeantes notas, seguidas de aproximaciones a Unamuno, Kafka y Borges. Reflexiones sobre la fotografía, las humanidades y la ciudad completan un amenísimo volumen donde el jerezano derrocha originalidad, brillantez y frescura, cualidades que han convertido al narrador y poeta en un crítico y articulista ineludible. «Los libros son espejos: No puede un simio que se asoma a ellos esperar que quien salga reflejado sea un apóstol. Lo dijo Lichtenberg, y sin embargo… Quizá los grandes libros son precisamente los antiespejos: muestran a los simios que se asoman que en todos ellos hay algo de apóstol, y sobre todo les recuerdan a los apóstoles que van a contemplarse que al fondo de sus ojos sigue habitando un simio».
Partiendo de su amplia experiencia como mediadora, Teresa Arsuaga nos guía a través de un análisis profundo y accesible sobre los modos en que afrontamos los desacuerdos y las estrategias que podemos adoptar para convertirlos en oportunidades de progreso personal y social.
Dividido en tres partes, este libro nos invita primero a reflexionar sobre las actitudes y reacciones más habituales con las que nos enfrentamos a los conflictos, muchas veces marcadas por la delegación de decisiones, la competitividad y la búsqueda de culpables. En la segunda parte, Arsuaga comparte herramientas clave para desarrollar una gestión más eficaz basada en un mayor control sobre la comunicación, las emociones y las percepciones. Finalmente, nos plantea un cambio cultural y de paradigma que nos permita ver el conflicto desde una óptica más colaborativa y menos reactiva.
Una propuesta innovadora y práctica, con ejemplos de la vida real, referencias literarias y ensayísticas que enriquecen la exposición. Esta obra no solo es una guía para quienes buscan mejorar sus relaciones personales y profesionales, sino también una llamada a la reflexión sobre nuestra forma de interactuar con el mundo.
Escrito en París entre 1940 y 1946, Breviario de los vencidos es el último libro que Cioran escribió en lengua rumana. Tras una corta estancia en Alemania como becario y una fugaz experiencia como profesor de filosofía en un instituto de Brasov, que el propio autor no dudó en calificar de «catastrófica», Cioran se instala definitivamente en la capital de Francia. A partir de entonces escribirá todos sus libros en francés. Imaginemos a este «antiprofeta del siglo xx» mientras pasea su soledad por las noches de París en uno de los momentos más terribles que atraviesa la ciudad, acosado por el insomnio y el tedio que suscita en él el pobre espectáculo de una civilización debilitada. En las primeras páginas de este libro, Cioran declara: «Vivir: especializarse en el error. Burlarse de las verdades indubitadas, no hacer caso de lo absoluto, tomar a broma la muerte y transformar lo infinito en azar. […] El mero hecho de ser es tan grave que, comparado con él, Dios es pura bagatela». Con apenas treinta años, cuando empieza la redacción de este anticonvencional «breviario», su autor ya es plenamente dueño de unas obsesiones que nunca dejarán de acompañarle: el esteticismo que hace del arte la única excusa para seguir en este mundo; el nihilismo que busca en el goce del instante el único absoluto o la nostalgia de un paraíso del que fuimos expulsados. Provocador, irónico y sarcástico como pocos autores, los aforismos de Emil Cioran son una lectura adictiva.
Los mitos son historias anónimas, transmitidas de generación en generación, y en ellas late la sabiduría y excepcionalidad de las sociedades humanas. El «conócete a ti mismo» ha quedado relegado al «sé tú mismo». El moderno eslogan (principio y fin de tantos libros de autoayuda) nos dice que debemos ser simplemente lo que somos, actuar de manera natural y espontánea, vivir sin complejos, despreocuparnos de todo Pues bien, los mitos nos curan justamente de eso, nos ayudan a no caer en la trampa de la banalidad. La mitología clásica nos proporciona un saber arcano que podemos actualizar. Sabemos que la vida no es un camino de rosas, que hay realidades que no podemos cambiar y tenemos que aceptarlas, pero también que muchas otras circunstancias vitales sí las podemos gobernar. Los mitos nos aportan sabiduría para discernir las primeras e inteligencia para arremeter las segundas. Es cuestión de afinar el oído y escuchar lo que nos revela Apolo sobre el autoconocimiento, Atenea sobre la intimidad, Hera sobre el placer, Narciso sobre las apariencias, Antígona sobre la conciencia, Aquiles sobre el egoísmo...
La caracterización de la modernidad como un «tiempo líquido» es uno de los mayores aciertos de la sociología contemporánea. La expresión, acuñada por Zygmunt Bauman, describe con precisión el tránsito de una modernidad «sólida» –estable, repetitiva– a una «líquida» –cambiante, voluble– en la que las estructuras sociales ya no perduran el tiempo necesario para solidificarse y no sirven como marcos de referencia para la acción humana. Pero la incertidumbre en la que vivimos se debe también a otras transformaciones, entre las que, en el lúcido análisis de Bauman, se contarían la separación del poder y la política, el debilitamiento de los sistemas de seguridad que protegían al individuo, o la renuncia al pensamiento y a la planificación a largo plazo: el olvido se presenta como condición del éxito.