Pese a la autocomplacencia de muchos de sus cultivadores, no es un secreto para nadie que tanto la crítica de literatura y pensamiento como el llamado periodismo cultural están bajo mínimos, en parte por la precarización de los medios pero también o sobre todo por las evidentes carencias de las plumas que se limitan a ejercer como terminales de propaganda. En este panorama degradado sobresalen tanto más los autores que recogen el testigo de los grandes para combinar el conocimiento y la independencia de criterio, lejos de la corrección y los lugares comunes. Caracterizada como de costumbre por la variedad, la erudición y la ironía, la nueva recopilación de ensayos de Juan Bonilla se abre con una colección de ácidas y chispeantes notas, seguidas de aproximaciones a Unamuno, Kafka y Borges. Reflexiones sobre la fotografía, las humanidades y la ciudad completan un amenísimo volumen donde el jerezano derrocha originalidad, brillantez y frescura, cualidades que han convertido al narrador y poeta en un crítico y articulista ineludible. «Los libros son espejos: No puede un simio que se asoma a ellos esperar que quien salga reflejado sea un apóstol. Lo dijo Lichtenberg, y sin embargo… Quizá los grandes libros son precisamente los antiespejos: muestran a los simios que se asoman que en todos ellos hay algo de apóstol, y sobre todo les recuerdan a los apóstoles que van a contemplarse que al fondo de sus ojos sigue habitando un simio».
Partiendo de su amplia experiencia como mediadora, Teresa Arsuaga nos guía a través de un análisis profundo y accesible sobre los modos en que afrontamos los desacuerdos y las estrategias que podemos adoptar para convertirlos en oportunidades de progreso personal y social.
Dividido en tres partes, este libro nos invita primero a reflexionar sobre las actitudes y reacciones más habituales con las que nos enfrentamos a los conflictos, muchas veces marcadas por la delegación de decisiones, la competitividad y la búsqueda de culpables. En la segunda parte, Arsuaga comparte herramientas clave para desarrollar una gestión más eficaz basada en un mayor control sobre la comunicación, las emociones y las percepciones. Finalmente, nos plantea un cambio cultural y de paradigma que nos permita ver el conflicto desde una óptica más colaborativa y menos reactiva.
Una propuesta innovadora y práctica, con ejemplos de la vida real, referencias literarias y ensayísticas que enriquecen la exposición. Esta obra no solo es una guía para quienes buscan mejorar sus relaciones personales y profesionales, sino también una llamada a la reflexión sobre nuestra forma de interactuar con el mundo.
Escrito en París entre 1940 y 1946, Breviario de los vencidos es el último libro que Cioran escribió en lengua rumana. Tras una corta estancia en Alemania como becario y una fugaz experiencia como profesor de filosofía en un instituto de Brasov, que el propio autor no dudó en calificar de «catastrófica», Cioran se instala definitivamente en la capital de Francia. A partir de entonces escribirá todos sus libros en francés. Imaginemos a este «antiprofeta del siglo xx» mientras pasea su soledad por las noches de París en uno de los momentos más terribles que atraviesa la ciudad, acosado por el insomnio y el tedio que suscita en él el pobre espectáculo de una civilización debilitada. En las primeras páginas de este libro, Cioran declara: «Vivir: especializarse en el error. Burlarse de las verdades indubitadas, no hacer caso de lo absoluto, tomar a broma la muerte y transformar lo infinito en azar. […] El mero hecho de ser es tan grave que, comparado con él, Dios es pura bagatela». Con apenas treinta años, cuando empieza la redacción de este anticonvencional «breviario», su autor ya es plenamente dueño de unas obsesiones que nunca dejarán de acompañarle: el esteticismo que hace del arte la única excusa para seguir en este mundo; el nihilismo que busca en el goce del instante el único absoluto o la nostalgia de un paraíso del que fuimos expulsados. Provocador, irónico y sarcástico como pocos autores, los aforismos de Emil Cioran son una lectura adictiva.
Los mitos son historias anónimas, transmitidas de generación en generación, y en ellas late la sabiduría y excepcionalidad de las sociedades humanas. El «conócete a ti mismo» ha quedado relegado al «sé tú mismo». El moderno eslogan (principio y fin de tantos libros de autoayuda) nos dice que debemos ser simplemente lo que somos, actuar de manera natural y espontánea, vivir sin complejos, despreocuparnos de todo Pues bien, los mitos nos curan justamente de eso, nos ayudan a no caer en la trampa de la banalidad. La mitología clásica nos proporciona un saber arcano que podemos actualizar. Sabemos que la vida no es un camino de rosas, que hay realidades que no podemos cambiar y tenemos que aceptarlas, pero también que muchas otras circunstancias vitales sí las podemos gobernar. Los mitos nos aportan sabiduría para discernir las primeras e inteligencia para arremeter las segundas. Es cuestión de afinar el oído y escuchar lo que nos revela Apolo sobre el autoconocimiento, Atenea sobre la intimidad, Hera sobre el placer, Narciso sobre las apariencias, Antígona sobre la conciencia, Aquiles sobre el egoísmo...
La caracterización de la modernidad como un «tiempo líquido» es uno de los mayores aciertos de la sociología contemporánea. La expresión, acuñada por Zygmunt Bauman, describe con precisión el tránsito de una modernidad «sólida» –estable, repetitiva– a una «líquida» –cambiante, voluble– en la que las estructuras sociales ya no perduran el tiempo necesario para solidificarse y no sirven como marcos de referencia para la acción humana. Pero la incertidumbre en la que vivimos se debe también a otras transformaciones, entre las que, en el lúcido análisis de Bauman, se contarían la separación del poder y la política, el debilitamiento de los sistemas de seguridad que protegían al individuo, o la renuncia al pensamiento y a la planificación a largo plazo: el olvido se presenta como condición del éxito.
No hay un tiempo ajeno por completo al conflicto, en que la guerra no forme parte de la cultura: la arrastramos en nuestro pasado y su sombra se proyecta en el futuro como amenaza. Pero ¿qué es la guerra para quienes no la han vivido en carne propia? ¿Y de dónde sale el caudal de imágenes y relatos que nutren y configuran nuestro conocimiento del fenómeno? ¿Acaso son imparciales, no obedecen a ciertos códigos y propósitos? Éste no es un libro sobre la naturaleza de las guerras, sino sobre las representaciones que de ellas se han ofrecido en la literatura, las artes visuales y los medios de comunicación, a través de los cuales la memoria individual y la colectiva se entretejen. Más que un tema de investigación, se trata de un desafío intelectual: ¿cómo pensar y cómo decir la guerra? Antonio Monegal aborda algunas de las cuestiones que plantea el tratamiento de la guerra en nuestra tradición, desde la épica a la tragedia y la elegía, para intentar definir una ética de la representación capaz de hacer justicia a lo indecible.
Una herramienta extraordinaria para comprender y gestionar los rasgos y los trastornos de la personalidad de cualquier individuo (incluido uno mismo).
La personalidad es aquello que nos hace humanos. Los animales tienen brío, docilidad, fiereza, pero no poseen personalidad. Los humanos tenemos un todo que nos caracteriza y que se convierte en nuestro rostro ante los demás, con el que gustamos o con el que asustamos. Necesitamos conocer la personalidad de los que nos rodean, porque a veces no tenemos claro lo que vemos. Incluso a veces nos sentimos atraídos por alguna persona aunque no nos gusta lo que vemos. Y a menudo nos observamos a nosotros mismos y no nos reconocemos.
La personalidad es la tendencia a ser de una manera, pero no es lo que somos. No podemos convertirla en una etiqueta para clasificar o para elegir a las personas. Todas las personalidades crecen y maduran, excepto los denominados trastornos de la personalidad, que son rígidos e inmutables y solo es posible cambiarlos con un buen tratamiento. Este libro puede ser de enorme utilidad para manejarnos con las personalidades de aquellos que nos rodean. Y con la nuestra también.
Tras estudiar un máster en Psicología Clínica, Dasha Kiper trabajó como cuidadora de un superviviente del Holocausto enfermo de alzhéimer. A partir de esa experiencia y de su posterior trabajo con cuidadores de enfermos con demencia, Kiper nos propone una nueva manera de ver y de entender la relación que se establece entre este tipo de pacientes y quienes velan por ellos.
En las conmovedoras historias que recoge en el libro, Kiper explora los dilemas que muchas veces plantean estos enfermos a sus cuidadores: la tardía y repentina devoción católica de un hombre irrita a su esposa; las amistades imaginarias de una mujer abren una brecha entre ella y su marido; un hombre cree que su pareja es una impostora; o el trauma infantil de una madre aflora para atormentar a su hijo...
Combinando neurociencia y literatura, psicología y filosofía, con las enseñanzas de una serie de casos, Kiper ilumina los particulares mecanismos mentales de estos pacientes y las dificultades a las que se enfrentan las personas que los atienden, ofreciéndoles consuelo y comprensión y derribando el mito del cuidador perfecto.
Todos hemos oído o leído en nuestro día a día afirmaciones categóricas relacionadas con el mundo de la energía. Por ejemplo, que la nuclear es la más barata que existe, que no hay litio suficiente para que todos los coches sean eléctricos o que las renovables perjudican al turismo. Asistimos a un momento histórico en el que, por motivos evidentes, estas cuestiones se hallan en el centro del debate público y de la agenda política. Así, los intereses que lo atraviesan son gigantescos… tanto como las falsedades que generan, y que buscan desinformar con fines tendenciosos. Esta proliferación indiscriminada de mentiras ha ido socavando la conciencia que tenemos sobre asuntos cruciales como el cambio climático, la viabilidad de la transición ecológica o la urgencia a la hora de tomar ciertas medidas. Pedro Fresco, uno de los mayores expertos en energía en la actualidad, desentraña uno por uno estos bulos ―muchos de ellos verdaderamente arraigados en la creencia popular―, en un tono ameno y divulgativo, siempre desde la solidez de los datos y del rigor más puntiagudo. Un remedio contra la desinformación y las fake news, en un retrato global del actual panorama energético. Más que un ensayo al uso, Energy fakes es un llamado a la conciencia, y una guía esencial para lograr separar la verdad del embuste en un tema vital para nuestro futuro, con el que Fresco se consolida, tras el éxito de El nuevo orden verde, como uno de los grandes referentes en divulgación energética de nuestro país. Una valiosa herramienta para enfrentar los desafíos que moldearán no solo nuestro modelo energético por venir, sino, en última instancia, la supervivencia de nuestra misma civilización.