De la vida feliz, Manual de vida y Meditaciones reúnen la sabiduría esencial del estoicismo, una filosofía práctica que ha llegado casi inalterable hasta nosotros a través de los siglos.
De la vida feliz, de Séneca, es una reflexión lúcida sobre la búsqueda de la verdadera felicidad y la libertad interior frente a los placeres efímeros. Manual de vida, de Epicteto, condensa en breves máximas el arte de vivir con sencillez, fortaleza y autodominio. Meditaciones, de Marco Aurelio, es el diario y el testimonio íntimo de un emperador que se esforzó por gobernar con justicia y vivir con virtud.
Este estuche ofrece una guía atemporal para cultivar la serenidad, el sentido del deber y el equilibrio.
A principios de siglo, la CIA estaba en crisis. Tras el final de la Guerra Fría se había quedado sin una misión clara. Más de treinta bases y centros de operaciones en el extranjero habían cerrado, y los que quedaban habían sufrido graves recortes. En los albores de la era de la información y de la revolución digital sus oficiales y analistas trabajaban con tecnología anticuada, esforzándose por distinguir qué señales eran significativas entre la cacofonía causada por el ruido que invadía el mundo.
Entonces llegó el 11 de septiembre de 2001. Tras los atentados, la CIA se transformó en una letal fuerza paramilitar responsable de prisiones secretas, durísimos interrogatorios y mortíferos ataques con aviones no tripulados, todo muy lejos de sus misiones tradicionales de espionaje y contraespionaje. Las consecuencias fueron terribles: la muerte de decenas de agentes, el robo de archivos por espías chinos, la infiltración de la inteligencia rusa y de hackers estadounidenses en sus redes informáticas y las tragedias de Afganistán e Irak. Ahora, una nueva generación de espías debe afrontar objetivos aún más difíciles ―Moscú, Pekín, Teherán― al tiempo que se defiende de un presidente decidido a atacar y acusar de forma persistente a la Agencia: Donald Trump.
Diario de Berlín es un clásico, la mejor crónica de la Europa de entreguerras, un libro que sigue siendo de lectura obligada para conocer el período más oscuro y fascinante del siglo XX.
Publicado por vez primera en 1941, la clarividencia, la pasión y la tensión de Diario de Berlín encontraron un público ávido de información y lo convirtieron de inmediato en un texto de referencia sobre el torrente de acontecimientos que se sucedían en Europa.
La férrea censura de los nazis obligó a Shirer, corresponsal en Berlín de la CBS, a reservar lo mejor de su lucidez e inteligencia para su diario personal. Sus extraordinarias anotaciones constituyen la crónica periodística que no pudo transmitir. Iluminado por un profundo conocimiento de la vida alemana y europea de la época y la comprensión de las corrientes más profundas de la política internacional, en sus páginas presenciamos el arrogante avance del Tercer Reich y la imparable marcha de Europa hacia la guerra.
Diario de Berlín demuestra que el periodismo a veces no solo es el primer borrador de la historia, sino su mejor versión.
Willliam Shirer ejerció como corresponsal en Berlín para la CBS desde 1934 hasta 1941. Sus apasionadas crónicas, pioneras en ese género, pronto llamaron la atención de los censores nazis, que escrutaban con atención su trabajo. El avance de la guerra propició el crecimiento de la propaganda y dificultó enormemente el trabajo de corresponsales como Shirer, quien decidió escribir un diario en paralelo donde dejar testimonio de todo aquello que no podía decir en sus célebres alocuciones. Su Diario de Berlín quedó interrumpido abruptamente en 1941 a causa de su expulsión del país y su regreso a Estados Unidos. Shirer tuvo que abandonar Alemania en mitad de la guerra, cuando media Europa estaba en llamas y la mayoría de su población judía en los campos de exterminio.
Regreso a Berlín es la esperada continuación de su diario berlinés y su personal ajuste de cuentas con el Reich de los mil años que vio su fin mucho antes de lo previsto. Iniciado en Estados Unidos durante 1944, nos informa de la creación de un nuevo organismo: la Organización de las Naciones Unidas, y anticipa la importancia que tendría en la gestión del marco geopolítico que surgirá después de la guerra. En 1945 vuelve a Europa por fin, al París recién liberado, y regresa a Berlín, ciudad devastada por los últimos meses del conflicto. Desde allí viaja a Nuremberg para cubrir los juicios contra los jerarcas nazis y ofrece una vez más su brillante interpretación histórica de los acontecimientos que vive, a la par que deja traslucir cierta actitud pesimista frente al mundo surgido de las cenizas de la guerra.
Fue un sociólogo de origen húngaro. Estudió en las Universidades de Budapest, Berlín, París y Friburgo. Entre 1920 y 1933 fue profesor en Alemania, fundamentalmente en la Universidad de Fráncfort, pero tras la llegada del nazismo decidió salir de Alemania y desde 1934 hasta la fecha de su muerte desarrolló su labor docente en Inglaterra. Muy influenciado por el pensamiento de Karl Marx, y contemporáneo de Georg Lukács, fue uno de los sociólogos considerados por Raymond Aron en su ensayo "Sociología alemana contemporánea" (1935). Es una personalidad de gran relevancia en el debate acerca de la sociología del conocimiento, muy candente en Alemania en los años 20. Mannheim otorgaba mayor valor a las creencias subjetivas que a los hechos comprobables.
Hace más de dos mil quinientos años, los griegos, encabezados por Atenas y Esparta, sentaron las bases de la ciencia, las artes, la política y el derecho modernos. Pero la influencia de los griegos no terminó con la caída de su civilización clásica.
En esta historia completa de los griegos, el célebre helenista Roderick Beaton nos sumerge en tres milenios y medio de fascinantes cambios, un periplo en el que descubriremos a uno de los pueblos más influyentes de la humanidad.
Desde la Grecia minoica y micénica, inspiración de los mitos y los héroes homéricos, llegaremos hasta el esplendor clásico del Partenón y la filosofía para cabalgar luego junto a Alejandro Magno en su conquista del mundo. Durante el Imperio romano, los griegos continuaron siendo una fuerza de primer orden, y el Imperio bizantino fue la gran potencia medieval.