Ver como
Ordenar por
Mostrar por página
Imagen de ANTROPOFOBIA
1,400

ANTROPOFOBIA

Somos inteligentes en virtud de los errores, de las deformaciones que nos forman. Partiendo de esta verdad común, la inteligencia artificial generativa no es criticable por sus defectos circunstanciales, sino por su voluntad estructural de perfección. El diseño elegante de cualquier dispositivo sugiere una fluidez libre de sangre. Esta pretensión de limpieza, en un mundo desgarrado, es en sí misma despiadada. La forma suave de los aparatos, igual que las proclamas angelicales de bondad corporativa en el capitalismo de plataformas, no oculta únicamente el sufrimiento de seres explotados. La promesa tecnológica tapa también algo más cercano y de lo que no se habla, un enmudecimiento anímico que apenas tiene precedentes. No olvidemos que la moda de la fusión oculta la fisión: se trata de acabar con cualquier grumo de singularidad a favor del esencialismo serial, construido y consumible.
1,400
Imagen de LA SAGA DE BILLY THE KID
1,400

LA SAGA DE BILLY THE KID

De todos los grandes forajidos del Viejo Oeste ninguno ha dejado una huella más duradera que William H. Bonney, también conocido como Billy the Kid. Algunos creen que su leyenda comenzó cuando murió a manos de Pat Garrett en la noche del 14 de julio de 1881, otros piensan que fue con su increíble huida de la prisión de Lincoln unos meses antes, mientras que, para otros, su origen está en la publicación del libro de Noble Burns en 1926. Esta temprana biografía, en parte novelada, fue escrita cuando el Kid aún vivía en la memoria colectiva de muchos participantes directos en los acontecimientos, con los que Burns se entrevistó.
1,400
Imagen de TODA LA BELLEZA DEL MUNDO
1,400

TODA LA BELLEZA DEL MUNDO

Millones de personas suben cada año la gran escalinata de mármol para visitar el Museo Metropolitano de Arte, pero solo una privilegiada minoría tiene acceso ilimitado a todos sus rincones y recovecos: son los vigilantes, que deambulan discretamente en trajes azul marino, con un ojo atento al tesoro de 185.000 metros cuadrados. Absorto en el inicio de su glamorosa carrera en The New Yorker, Patrick Bringley nunca imaginó que acabaría siendo uno de ellos. Todo cambió cuando a su hermano mayor le diagnosticaron un cáncer terminal, momento en el cual sintió la imperiosa necesidad de alejarse del bullicio cotidiano. Así, dejó el semanal y buscó consuelo en el lugar más bello que conocía. Para su sorpresa, y para deleite del lector, este refugio se convirtió en su segundo hogar durante una década. Lo seguimos mientras custodia delicados tesoros desde Egipto hasta Roma, pasea por los laberintos bajo las galerías, desgasta nueve pares de zapatos y se maravilla ante las bellas obras bajo su cuidado. Bringley entra en el museo cual fantasma, silencioso y casi invisible, pero pronto encuentra su voz y su tribu: las obras de arte y sus creadores, y la vívida subcultura de los vigilantes del museo —un magnífico mosaico de artistas, músicos, operarios incondicionales, inmigrantes, bromistas y soñadores —. Conforme se fortalecen sus vínculos con sus colegas y con el arte, llega a comprender lo afortunado que es al vivir entre las paredes de ese pequeño universo que tanto se asemeja a las mejores facetas de nuestro mundo, al que regresa con gratitud de manera gradual. Toda la belleza del mundo es un retrato sorprendente e inspirador de un magnífico museo, sus tesoros ocultos y las personas que lo mantienen en funcionamiento, escrito por uno de sus más íntimos observadores.
1,400