La profunda indagación que presenta Filosofía del desistir reivindica, a través de la mirada histórica y filosófica, el regreso de la contemplación como parte fundamental del conocimiento; y este retorno únicamente puede procurarse desde el diálogo profundo entre Occidente y Oriente, que ya tuvo momentos de enriquecimiento mutuo en etapas claves del pasado determinantes para nuestra mirada. Los parlamentos propuestos van hilando el camino, partiendo, en un primero, de la concepción del sujeto y el acercamiento a la naturaleza de la conciencia desde la filosofía de Nietzsche y los textos budistas del Abhidhamma, para seguir el recorrido, en parlamentos posteriores, a través del pensar nietzscheano y las distintas etapas de la filosofía de Martin Heidegger, ambas en continuo diálogo con los pensadores de la Escuela de Kioto, Nishida, Tanabe y Nishitani. Desde el comienzo hasta su término, la totalidad del texto crea un círculo que regresa de nuevo al principio, con el fin de hallar el inconocimiento que siempre forma parte de nuestro conocer y la posibilidad de su presencia en una filosofía del desistir.
La revista fue, es y seguirá siendo hija y producto de su tiempo. De las circunstancias sociales, políticas y culturales de cada una de las épocas en que le tocó vivir. Y en todas, vivió la censura, incluso en la actualidad. Pero la revista es mucho más de lo que el espectador de a pie pueda presenciar una vez adquirida su localidad y se sienta cómodamente para presenciar el espectáculo. La revista es también todo el entramado escénico que latía tras las bambalinas. De interminables horas de elección de compañía, libreto, música y artistas. De agotadores ensayos y de airadas vedettes. De duras giras por provincias y de nervios el día del estreno. De aplausos y risas. De llantos y pensiones. De las mamás de la artista en el camerino, a estraperlistas sin pudor rendidos admiradores de la vedette de turno. De dimes y diretes en torno a la escultural estrella del espectáculo Eso y, mucho, muchísimo más, era la revista. Un género menospreciado por algunos al que Juan José Montijano a través de esta magnífica obra coloca en el lugar que siempre ha merecido.
En Atlas de lo invisible, la premiada pareja del geógrafo James Cheshire y el diseñador Oliver Uberti redefinen lo que es un atlas. Al transformar enormes conjuntos de datos en ricos mapas y novedosas visualizaciones terminan descubriendo realidades que reflejan el presente y preven lo que llegará en los años venideros. Con un enfoque ameno y curioso, Cheshire y Uberti exploran los niveles de felicidad y ansiedad por todo el mundo; rastrean los cables submarinos y las torres de telefonía que nos conectan; examinan las cicatrices ocultas de los conflictos geopolíticos e ilustran como a nuestro planeta le afectan desde los huracanes hasta las peregrinaciones.
La Historia Natural es de vital importancia para los estudios histórico-artísticos pues, en su desarrollo, ofrece un amplio corolario del arte griego y del coleccionismo romano. Es pues, no solo un gran compendio de la sabiduría romana de la Alta Edad Imperial, sino un texto que recoge los hallazgos de toda una civilización, la grecolatina. Además, es un texto de enorme relieve para el desarrollo artístico del mundo occidental desde el Renacimiento, ya que el ejemplo de los artistas y sus obras sirvió para que los maestros de la Edad Moderna, reivindicasen el valor y el estatus del arte.
La traducción directa del latín se completa con un buen número de notas explicativas. Además, una extensa introducción estudia una serie de aspectos que ayudan al lector a comprender el contexto de la obra: la biografía del autor, el objetivo de sus escritos y su influencia en los siglos posteriores.
El siglo XX se define por el choque entre la democracia y el fascimso, una lucha en la que estaba en juego la supervivencia de la libertad humana y que dejó millones de muertos. Vistos los horrores de esa experiencia, cabría esperar que el mundo rechazara a los sucesores espirituales de Hitler y Mussolini si surgieran en nuestra época. Madeleine Albright recurre a sus experiencias de infancia en una Europa devastada por la guerra y a su distinguida carrera como diplomática para cuestionar esa suposición.
La obra nace con el propósito de ofrecer a los alumnos de Derecho, Ciencias Políticas, Sociología y otros campos afines de las Ciencias Sociales un manual completo y sencillo, que aborde, desde una perspectiva multidisciplinar, el estudi...
Tres obras fundamentales del historiador Enrique Krauze (Siglo de caudillos, Biografía del poder y La presidencia imperial) se reúnen en este volumen para dar un panorama completo de la historia de México -desde la guerra de Independencia hasta la salida del PRI de Los Pinos- entendida a partir de la biografía de sus protagonistas. Cada libro ha sido reeditado y revisado por el autor y se ha realizado un trabajo de integración entre ellos. Además, el conjunto cuenta con varios textos nuevos, entre ellos un prólogo y un epílogo que hace una reflexión general sobre México y su historia.
El judaísmo fue el primero en confesar la existencia de un único Dios que era, al mismo tiempo, dios de Israel y dios del universo. Esta idea de un dios único fue asumida después por el cristianismo y el islam. Sin embargo, si miramos más de cerca la Biblia judía y la Biblia cristiana, así como el Corán, encontramos textos que admiten la existencia de otros dioses.
¿Cómo ese dios de Israel, entre una pluralidad de divinidades, llegó a ser Dios? Tal es el enigma que esta inmersión en las fuentes del monoteísmo busca esclarecer, recorriendo a lo largo de un milenio las etapas de su «invención». ¿De dónde viene este dios? ¿Cuáles eran sus atributos y su nombre? ¿Cómo era venerado? ¿Por qué las otras divinidades desaparecieron?
A la luz de la crítica histórica, filológica y exegética, y de los más recientes descubrimientos de la arqueología y la epigrafía, Römer ofrece las respuestas de una investigación apasionante, siguiendo las huellas de una divinidad de la tormenta y de la guerra erigido, tras su «victoria» sobre sus rivales, en dios único, universal y trascendente.
El comienzo de la filosofía lo constituye la indagación de los primeros pensadores griegos acerca de la razón primordial de todo, a la que denominan «Dios» o lo «Divino». La metafísica clásica considera a Dios como lo Primero y lo más Excelso, desarrollando la concepción de lo Uno Primordial, tal como aparece en el pensamiento de la Antigüedad tardía.
El pensamiento cristiano, por su parte, está presidido, desde un principio y durante toda la Edad Media, por la idea de «Dios»; así, fundamenta esta idea filosóficamente y la sigue desarrollando. También los más insignes pensadores de la Edad Moderna profesan a su manera la creencia en la existencia de Dios, y hacen de ella el fundamento y el contenido principal de su filosofía.
En la actualidad existen no pocas personas en Occidente que viven y piensan como si Dios no existiera. Y sin embargo, en la mayor parte del mundo la fe religiosa conserva e incluso acrecienta su influencia. También hoy la filosofía puede sin duda esclarecer un gran número de cuestiones sobre la existencia y la presencia de Dios.