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EL ULTIMO ASESINO

La fascinante persecución a los asesinos de Julio César. Muchos hombres acabaron con la vida de Julio César, pero solo uno daría caza a los asesinos. A partir de la primavera del 44 a. C., el hijo adoptivo de César, el futuro emperador Augusto, se cobraría su terrible venganza: estaba decidido a acabar con los asesinos de los idus de marzo; y no solo con Bruto y Casio, sino con todos y cada uno de los diecinueve hombres que habían conspirado contra el dictador. Tras más de una década de violenta persecución a través de varios continentes, el último de los conspiradores en morir fue Casio de Parma, un poeta, dramaturgo y marinero casi desconocido que luchó en todos los bandos durante las guerras civiles que asolaron a la moribunda República, salvo en el ganador. Durante catorce años, los asesinos de César trataron de escapar a los cazadores enviados por Octaviano, pero, uno por uno, fueron cayendo hasta que solo Casio permaneció en pie. Su apasionante huida, que hasta ahora no ha sido más que una nota a pie de página en los anales, se convierte en esta obra en un tapiz que retrata el convulso final de la República romana. El último asesino es el relato épico de una caza que un emperador quiso ocultar, una historia trepidante de torturas y terror, de política y poesía. Es, en definitiva, una vívida narración de uno de los periodos más turbulentos de la historia de Roma en el que se enfrentan la venganza y el instinto de supervivencia.
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LOS EXTRAVIOS DE LA LIBERTAD

¡Libertad o muerte! Dilema falaz, replica Pierre Grimal: la verdadera libertad solo se cumple plenamente con la muerte. ¿De dónde proviene, entonces, ese mito de la libertad, que conlleva tantas esperanzas portadoras de carnicerías? Pierre Grimal describe su origen y aparición, desde la primera definición negativa (ser libre era lo mismo que no ser esclavo) hasta llegar a su acepción metafísica (la libertad de conciencia y de ser), pasando por su ambigua transformación política (la libertad cívica). Al analizar las estructuras peculiares de las sociedades griega y romana, Pierre Grimal reconstruye la auténtica historia de la libertad. Denuncia así la «desvergonzada impostura» de la presunta libertad ateniense y establece que únicamente Roma conoció un concepto de libertad que anticipase las ideas modernas del derecho individual, de la dignidad y la autonomía humanas. Esta historia de la libertad muestra su recorrido sembrado de yerros trágicos o sublimes ―que recuerdan la trayectoria de un Ulises vagando en busca de sabiduría―, al término del cual aparece la plena significación de un concepto que, para unos, representa la más alta dignidad del hombre y, para otros, una superchería creada para desgracia de la sociedad.
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LOS NUESTROS

En el año 1964, Luis Harss emprendió un viaje por Francia, Italia, México y por todo el continente americano con el fin de trazar el retrato literario y psicológico de quienes consideraba los diez autores latinoamericanos más representativos del momento. Borges, Asturias, Guimarães Rosa, Onetti, Cortázar, Rulfo, Fuentes, García Márquez y Vargas Llosa «posaron de buena gana». El resultado de esta aventura honesta y desinteresada fue que, sin proponérselo ni adivinar lo atinado de su predicción, Harss creó el canon y la carta de navegación de un fenómeno aún incipiente que más tarde se llamaría Boom. «La década del sesenta puede muy bien ser un momento decisivo. Nuestra novela está todavía a prueba. Es demasiado pronto para saber si las pocas figuras realmente notables que asoman en las penumbras son una casualidad o una promesa. Pero si la diferencia entre un accidente y una tradición está en el encadenamiento del esfuerzo común, el futuro se ve propicio. Hoy por primera vez nuestros novelistas pueden aprender los unos de los otros. Cada cual hace su camino propio, pero forma parte de un mismo universo de la imaginación. Hay acumulación y el comienzo de una continuidad. En este sentido podemos hablar del verdadero nacimiento de una novela latinoamericana.» Luis Harss, 1966
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