Este libro va más allá del interminable debate sobre el antisemitismo y el antisionismo, y le da nuevas y desafiantes dimensiones. Se remonta a los inicios de la historia de la judeofobia, y desafía la idea de que el cristianismo se construyó después del judaísmo y en oposición a él. Por el contrario, cree que, a pesar de la presuposición cronológica, es el judaísmo el que se construyó bajo la presión del cristianismo, y al mismo tiempo se acomodó a los términos del juicio que sus enemigos han llevado a cabo durante siglos.
Esta inversión es rica en beneficios intelectuales y políticos. Deja obsoleta la mala disputa que equipara el antisionismo con el antisemitismo (la misma que revive Emmanuel Macron), y alimenta perfectamente las preguntas contemporáneas: «¿Hasta qué punto –escribe Shlomo Sand– el sionismo, nacido como respuesta de angustia a la judeofobia moderna, no ha sido el espejo de esta? ¿Hasta qué punto, mediante un complejo proceso dialéctico, el sionismo ha heredado los fundamentos ideológicos que siempre han caracterizado a los perseguidores de los judíos?».
División de poderes, rigidez constitucional, control judicial de la constitucionalidad de las leyes... todos estos conceptos en los que se basan las democracias y a los que acudimos para verificar la salud de nuestro sistema político, proceden de la primera Constitución escrita, la que, a finales del siglo XVIII representó, en palabras de James Madison, "el mayor esfuerzo de deliberación nacional que ha acontecido en el mundo". En el presente libro, el profesor Blanco Valdés traza la génesis de estas ideas, con especial atención a los escritos de "El Federalista" -los artículos que Alexander Hamilton, James Madison y John Jay publicaron entre 1787 y 1788 en defensa de la obra constituyente y con el fin de favorecer su posterior ratificación por los Estados-, y muestra cómo cruzaron el océano para, de formas diversas, ser adoptados por los europeos cuando estos se enfrentaron al desafío que los norteamericanos ya habían abordado en el siglo XVIII: cómo garantizar la libertad.
"El yo y el ello" trabajo en el que Sigmund Freud (1856-1939) comenzó a dar relevancia a las relaciones que de forma dialéctica mantienen entre sí el yo, el super-yo y el ello, idea que acabaría constituyendo uno de los fundamentos de su doctrina psicoanalítica supuso un profundo viraje en el pensamiento del médico vienés y dio paso a lo que se considera su periodo de madurez. Completan el volumen otros ensayos de metapsicología, entre los que sobresale «Inhibición, síntoma y angustia», considerado por Ernest Jones «la contribución clínica más valiosa de Freud en la postguerra».