Meister Mathis, Mathis Grün de Eisenach, Mathis Godhart (o Gothardt) Nithart (o Nithardt), Matthias Grünewald, el pintor (y también, quizá, el ingeniero, el fabricante de jabones, el conocedor de alquimias) son algunas de las señales que han velado y velan todavía al hombre que pintó el imponente Retablo de Isenheim a principios del siglo, en una Europa diezmada por la pobreza, la guerra y la peste, en la que tronaban las revueltas de campesinos, el comercio de bulas era moneda corriente y la Reforma echaba a andar. El políptico, con sus escenas sucesivas, estaba destinado a causar el estremecimiento de los enfermos que acudían en río al hospital que los antonianos habían abierto en Isenheim: detenerse ante el cuerpo retorcido y masacrado de la Crucifixión, la música angélica de la Natividad, un san Antonio tentado y vejado, o el triunfo de la Resurrección debía propiciar la curación a sus males las fiebres y la lepra, el fuego de san Antonio, la sífilis, la epilepsia .
Imaginemos una tarde en el desierto de California, un cielo salpicado de estrellas, la mejor música clásica, la cantidad justa de LSD y uno de los más grandes filósofos del siglo XX. La historia real de la noche en la que el gran filósofo tomó ácido y descubrió la Verdad.
Este libro es la historia de la «experiencia más importante» de la vida de Michel Foucault, narrada por quienes lo guiaron a través de una noche que muchos consideraron legendaria y que supuso a Foucault una revolución personal. Un viaje que cambió para siempre al pensador francés, tanto que lo empujó a reescribir su obra maestra, Historia de la sexualidad.
Después de treinta años dentro de una caja, el testimonio de esa experiencia mística ha tomado forma, convirtiéndose en un libro. Entre sesiones de yoga, reflexiones sobre la naturaleza humana, confesiones y visiones, Foucault en California es una crónica de caminos, diálogo filosófico y relato de mayoría de edad queer. Un viaje vertiginoso y extravagante, que demuestra cómo se pueden tomar los más variados caminos para llegar a la Verdad. Un viaje alucinante.
Según Arendt, el desarrollo del mundo moderno se ha visto acompañado de una crisis de la autoridad, una crisis constante y cada vez más amplia y profunda. Y esta crisis, evidente desde principios del siglo XX, sería de origen y naturaleza política. Así, el auge de los movimientos totalitarios se produjo en el contexto de un colapso de todas las autoridades tradicionales, pero este colapso no fue resultado directo de los propios movimientos totalitarios; más bien se diría que el totalitarismo era el mejor preparado para aprovechar una atmósfera política y social en la que el sistema de partidos había perdido su prestigio y la validez de la autoridad misma fue cuestionada de forma radical.