El título de esta compilación de ensayos del liberal peruano Héctor Ñaupari es representativo de su contenido: un amor por la libertad que brilla a través de textos de carácter. El liberalismo no borra los perfiles de la persona, nos dice Ñaupari en estas páginas. Al contrario, se aferra al carácter único de cada uno de nosotros para reconocer una dignidad genuina, y que es común a todos. Ser diferentes es, por tanto, lo que nos hace iguales en dignidad, y lo que sostiene esta concepción rica, humana, del liberalismo, que tan bellamente recoge el escritor.
Conservar los recuerdos es conservar lo que ha dado sentido a nuestra existencia, pero, a veces, por una enfermedad como el Alzheimer o por algún trauma psíquico o físico, notamos que nuestros recuerdos se desvanecen y que aquello que tanto queríamos se nos hace ajeno. Si hacemos un rápido paseo por nuestro pasado, veremos que los recuerdos que se mantienen más vivos en nosotros son aquellos que estuvieron vestidos, para bien o para mal, con buenas dosis de sensaciones, bien sea por emociones o por que la circunstancia era más de sentir que de pensar. El autor nos invita a jugar con una serie de sensojuegos que nos ayudarán a vestir con sensaciones todas nuestras experiencias pasadas y presentes, con el fin de que nuestro cerebro refuerce el archivo de cada vivencia con dichas sensaciones y así su recuerdo se mantenga más vivo en el tiempo. Los sensojuegos están ordenados para que estimulen y vistan con sensaciones todos nuestros niveles de relación: los que tenemos con nosotros mismos, los que mantenemos con los demás y los que nos refleja y expresa nuestro entorno natural.
Casi seiscientos millones de personas compartimos uno de los mayores tesoros del mundo: el español, un patrimonio inmaterial valiosísimo que gran parte de nuestra vida pasa desapercibido. Pero ¿por qué? ¿Cómo es posible que no prestemos atención a lo que nos hace humanos? La lengua es lo primero que nos enseñan cuando llegamos a este mundo, determina nuestra forma de concebir y comprender la realidad, y todos necesitamos las palabras para sentirnos parte del grupo.
Este no es un manual sobre el buen uso del español. Este libro pretende compartir a través de la palabra escrita que un idioma es un elemento vivo, que en él nada es estanco, que las formas de comunicarnos evolucionan y que los hablantes somos el motor de la lengua. Porque las palabras tienen el gran poder de definir el presente que vivimos y el futuro que deseamos alcanzar.