La irrupción, poco explicada pero totalmente explicable, de la ultraderecha en el panorama político occidental tiene un poco desconcertado al conjunto de la ciudadanía democrática. No se trata del fascismo ni del nacionalsocialismo de toda la vida, ni siquiera del franquismo. No se trata de nostálgicos –aunque los haya entre sus militantes–, algo que facilita su penetración en colectivos jóvenes necesitados de un líder que coincida con sus frustraciones y les descubra a los «culpables» de sus carencias, además de percibir en sus ideas una innovación política.
Su discurso es anti-Estado y, claro está, defiende la privatización de todas las empresas públicas que garantizan de manera equitativa la seguridad del conjunto de la ciudadanía: áreas tan sensibles como sanidad, educación, vivienda o pensiones públicas pasarían a poder de los grandes fondos de inversión internacionales conocidos como fondos buitre.
Esta «nueva» ultraderecha se encuentra, pues, en el cruce de un capitalismo rabioso y una deshumanización de las relaciones sociales que permitiría la expansión sin cortapisas de sus teorías. A ese respecto sí que hay un punto de encuentro con el fascismo: la cosificación de quienes son distintos, haciéndoles responsables de los estragos del sistema.
El resultado es un ejercicio oficial de crueldad de cara a una sociedad que está aceptando la injusticia como condición ciudadana. Sólo si se conocen sus verdaderas intenciones, se le podrá hacer frente adecuadamente.
Hernán Zin ha trabajado como cronista durante más de veinte años en los conflictos más peligrosos de nuestro planeta. Una experiencia que le ha permitido conocer de primer mano los múltiples rostros de la condición humana: la crueldad, la barbarie, pero también la esperanza, la cooperación y el deseo de contar lo vivido para cambiar el mundo.
Pero ¿cómo consigue alguien adaptarse a la vida normal tras haber pasado dos décadas en la guerra?
Con humanidad, emoción y una sonrisa en los labios, Hernán recorre en este libro los episodios más importantes de su carrera. Nos permite descubrir así la realidad cotidiana de países como Afganistán, el Congo, Somalia o Palestina.
Desde que se vio obligado a abandonar la primera línea de los conflictos armados a causa de su salud mental, no ha dejado de buscar las claves para llevar una vida con mayor serenidad, templanza y plenitud.
El resultado son estas lecciones: un testimonio vital que nos ayuda a comprender el mundo que nos rodea y a nosotros mismos.
Si miramos con perspectiva nuestra historia, de los más de 120.000 años que tiene nuestra especie, la escritura existe desde hace solo cinco mil. Leer es algo muy nuevo. Mucho más aún lo es la lectura individual y en silencio. Antes de leer como lo estás haciendo ahora mismo, la literatura era un acto social y se leía para otros, y no solo eso, sino que en el Renacimento llegó a existir la figura de «Lector de su Majestad». Obras como El Quijote, La Celestina o El Lazarillo de Tormes llegaron al pueblo gracias a las declamaciones que se realizaban en las calles y este tipo de lectura sería clave también en el progreso de las ideas revolucionarias entre los franceses del siglo XVII. La lectura en voz alta llegó a ser un acto popular en las reuniones sociales del siglo XIX y, a pesar de haber cambiado nuestro modo de leer, ha pervivido de un modo u otro hasta nuestros días.
¿Por qué se leía en voz alta?¿Cuándo y por qué pasamos a hacerlo en silencio? ¿Tiene sentido leer en alto en el s.XXI? ¿Cómo han aprendido a leer las máquinas y cómo leeremos en el futuro?. Maribel Riaza intenta dar respuesta a todas estas preguntas en este libro ameno, divulgativo y lleno de curiosidades que nos lleva a conocer mejor cómo eran los lectores que nos han precedido y cómo se ha disfrutado de la literatura a través de este noble arte de leer.