En octubre de 1936 Samuel L. Shneiderman llega a España como corresponsal de guerra de dos publicaciones, una en yidis, Hajnt, y otra en polaco, Nasz Przegląd. Durante un año va a recorrer buena parte de España informando sobre el desarrollo de la contienda y entrevistando a personalidades de la República Española, pero, sobre todo, fijará su mirada en la vida de la gente normal atrapada por el brutal conflicto, en sus miedos, cansancio y preocupaciones.
Shneiderman es considerado el primer corresponsal de guerra judío. Sus reportajes de la guerra civil española, escritos en yidis, llegaban a cientos de miles de lectores judíos a lo largo y ancho de Europa y América, convirtiéndose así en una de sus principales fuentes de información sobre unos acontecimientos que la comunidad judía seguía con vivo interés.
Una revisión de la Historia termina por arrojar siempre un puñado de nombres propios que han influido sobre su propio transcurso; el de san Ignacio de Loyola es, indudablemente, uno de ellos. A él se debe la fundación de la Compañía de Jesús, cuya misión intelectual y formativa se impulsa con fuerza, desde su aprobación en el 1540, hasta la actualidad. No menos importante, de la mano de la fundadora de la orden de los Carmelitas Descalzos, santa Teresa de Jesús, fue su papel en la Contrarreforma, que supuso un auténtico desafió al statu quo dominante en el momento y que implicó la preparación de la Iglesia para la modernidad, razón por la que san Ignacio hubo de enfrentarse, engrosando su ejemplaridad, a todo tipo de oposiciones y adversidades: las propias de quienes emprenden una revolución. Partiendo de sus hitos vitales como hilo conductor, el lector atento hallará, a lo largo de estas páginas, nuevas lecturas de la figura y obra de Ignacio, recogidas a lo largo de una serie de conferencias dictadas en Córdoba entre el 22 y el 25 de junio de 2022, con motivo del 500 aniversario de la conversión del santo, cuya luz sigue disipando cuando se cumplen cuatrocientos años de su canonización por el papa Gregorio XV y cien desde que Pío XI lo declarara patrono de los ejercicios espirituales las sombras que se siguen cerniendo en ocasiones sobre el sendero que conduce hacia la claridad.
La obra fundamental sobre el origen, expansión y caída del movimiento fascista en el siglo XX.
El atractivo estético del fascismo italiano llegó a asimilarlo a las vanguardias de principios del siglo XX. Como todo nacionalismo, fue vivido por sus seguidores como una religión secular, procedente del socialismo izquierdista pero a la vez con claros antecedentes derechistas. El estudio del fascismo, de su estética, de su lenguaje, de su poder de sugestión, no ha perdido actualidad y sigue atrayendo el interés de numerosos historiadores.
Hablar con propiedad del fascismo exige conocer sus orígenes intelectuales y políticos. El auge del fascismo no llegaría a entenderse sin saber por qué Benito Mussolini acumuló tal número de seguidores y cómo supo aprovechar el descontento de todo un país con una potente mezcla de nacionalismo y populismo. Giovanni Giolitti, de la Unión Liberal y primer ministro en 1922, se encargó de hacer el resto: su debilidad política y su desacertado juicio acerca de las intenciones de Mussolini, permitieron a éste la toma del poder.
Sus mejores herramientas: la inestabilidad política de la Italia de posguerra; su discurso de unidad nacional; el hábil manejo de la propaganda, el deporte y la cultura; la utilización del mito de la mujer-madre como símbolo de seguridad e impulsora de la regeneración del país; y la apelación a los jóvenes como valerosos forjadores de una Nueva Italia. Cuando el Partito Nazionale Fascista llega al poder, aquellos jóvenes, tan movidos por las ideas de valentía y coraje, creerán haber sido los hacedores de la Nueva Italia, una nueva Roma.
La presente obra profundiza en la estructura interna del partido –que acaba identificándose con el Estado–, en su política internacional y en su pretendida vocación de imperio. El autor recuerda que el fascismo fue un fenómeno con rápida repercusión internacional y el surgimiento de grupos miméticos en Europa, América y Asia.