Años atrás, actuando como Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, el magistrado Sergio García Ramírez clamaba, en uno de sus memorables votos razonados, por una reforma de los procesos, sustentada en los requerimientos de las Constituciones nacionales así como en los instrumentos del Derecho Internacional de los Derechos Humanos, que permitiera «montar un sistema de defensa verdadera y eficiente, que batalle por los derechos del inculpado, con la misma constancia y consistencia con que recomienda Ihering la lucha por el derecho» El ensayo que tengo el honor de prologar parece responder a la demanda del ilustre jurista mexicano, al desgranar los múltiples aspectos a considerar para arribar a una conclusión asertiva respecto de la eficacia de la defensa, en el marco de cualquier procedimiento y no apenas en el que el autor ha sabido transitar en su actividad forense. Los interrogantes que Marcelo Rodríguez Jordán lanza en el inicio, en procura de un ensamble satisfactorio del sustantivo con el adjetivo componentes del título de su obra.
Pronunciados en varias conferencias celebradas en diferentes capitales europeas en los años previos al estallido de la Segunda Guerra Mundial, los discursos que se recogen en este volumen reflejan y explican la idea montessoriana de paz no como estado contingente, sino como el resultado de un proceso educativo. La paz, para Montessori, no es la simple ausencia de conflicto, sino un «concepto positivo de reforma social y moral constructiva», cuya realización pasa en gran medida a través de una reestructuración profunda de los métodos pedagógicos y de la enseñanza escolar. Adelantadas a su tiempo y extraordinariamente oportunas hoy en día, cuando los vientos de guerra vuelven a azotar Europa, estas palabras nos recuerdan que la paz es la consecuencia de un esfuerzo colectivo, un constructo social cuyos frágiles cimientos se apoyan sobre la educación.
Cuando se cumplen cien años del nacimiento de Hannah Arendt, reeditamos un documento fundamental para entender no solo la obra y la vida de la gran pensadora alemana sino también la biografía moral, política e intelectual de la segunda mitad del siglo XX.
La correspondencia que la autora de Eichmann en Jerusalén o Los orígenes del totalitarismo mantuvo a lo largo de veinticinco años con Mary McCarthy, una de las novelistas y ensayistas norteamericanas más brillantes del pasado siglo, constituye, en efecto, un diálogo inteligentísimo, edificante, ameno e iluminador sobre la historia y la cultura de Europa y Estados Unidos desde los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial hasta las secuelas de los movimientos del 68, además del emotivo testimonio de una amistad (intensa y vibrante) entre dos de las mujeres más lúcidas de su tiempo.