En 1932, la música, como las demás disciplinas artísticas, fue reducida a una única doctrina: la del realismo socialista. La finalidad del arte era servir al Estado. Los músicos tuvieron que someterse a la línea ideológica del partido. Algunos la sortearon como pudieron; otros, sin embargo, no se doblegaron, y sus obras fueron prohibidas, sus conciertos cancelados y ellos relegados al olvido. Eso sucedía en el mejor de los casos, porque en el peor se los destinaba a campos de trabajo en Siberia o simplemente eran ejecutados. Músicos de la altura de Dmitri Shostakóvich y Serguéi Prokófiev e intérpretes de fama internacional como Mstislav Rostropóvich, Sviatoslav Richter, David Oistrakh, Leonid Kogan y Mariya Yúdina fueron capaces de crear melodías sublimes en las circunstancias más hostiles y oscuras. Pero esa política represora no sólo se circunscribió a la música clásica. La Asociación Rusa de Músicos Proletarios (RAPM) se ocupó también de la música ligera. Era conocida la afición de Stalin por ese tipo de música, así que, en consecuencia, la represión fue menor que en la música y la literatura clásicas. Pero, con todo y con eso, los intérpretes no podían bajar la guardia.
Biografía breve del famoso rey de Macedonia y conquistador de Asia (356-323 a. C.) dirigida al público general. El autor presta especial atención al modo en que Alejandro crea un imperio plural y flexible y cómo hace valer su condición de militar carismático. El texto familiariza al lector con los principales elementos de la cultura griega, y contiene ilustraciones de las batallas más significativas.
"Esta es la historia de una mujer excepcional, Aleksandra Kolontái. Nacida en San Petersburgo en 1872, en el seno de una familia aristocrática, empezó a interesarse por la política desde una edad temprana y decidió unirse al movimiento revolucionario ruso de 1905 después de haber presenciado ese mismo año la matanza de los obreros frente al Palacio de Invierno. Posteriormente ingresó en las filas de los bolcheviques y, tras el triunfo de la revolución, formó parte del primer gobierno de Lenin. Llegó a ser ministra -comisaria del pueblo- en una época en la que las mujeres en Europa rara vez llegaban a tener ese cargo. Cinco años más tarde, se convirtió en la primera mujer embajadora de la historia.