El oxímoron evocado por el título La utilidad de lo inútil merece una aclaración. La paradójica utilidad a la que me refiero no es la misma en cuyo nombre se consideran inútiles los saberes humanísticos y, más en general, todos los saberes que no producen beneficios. En una acepción muy distinta y mucho más amplia, he querido poner en el centro de mis reflexiones la idea de utilidad de aquellos saberes cuyo valor esencial es del todo ajeno a cualquier finalidad utilitarista. Existen saberes que son fines por sí mismos y que -precisamente por su naturaleza gratuita y desinteresada, alejada de todo vínculo práctico y comercial- pueden ejercer un papel fundamental en el cultivo del espíritu y en el desarrollo civil y cultural de la humanidad. En este contexto, considero útil todo aquello que nos ayuda a hacernos mejores.
El odio del Führer que condenó al mundo.
James M. Longo investigó durante años la vida de Adolf Hitler y el origen de su crueldad. Descubrió que antes de su intento de conquistar Europa, el líder nazi se dedicó a exterminar a quienes creía que habían llevado a su familia a la miseria, a los que truncaron sus aspiraciones artísticas y a quienes lo orillaron a vivir como indigente durante su adolescencia. Para Hitler había culpables: los reyes de su natal Austria, el linaje de los Habsburgo. Ese resentimiento lo motivó a presentarse como voluntario al ejército alemán, donde cultivó su terrible antisemitismo.
Su venganza contra la realeza de Austria comenzó en 1938, cuando llegó a Viena y ordenó a la Gestapo que detuviera a los dos hijos del difunto archiduque Franz Ferdinand para deportarlos al campo de concentración de Dachau, Alemania. Tras este arresto, los otros miembros de la familia real iniciaron una guerrilla contra los nazis en Viena, Praga y Berlín para liberarlos.
Basado en entrevistas con descendientes de los Habsburgo y material fotográfico inédito, el autor narra dos historias desconocidas hasta ahora: la causa del odio de Hitler y la epopeya de la resistencia de esta dinastía contra la maquinaria asesina más despiadada de la historia moderna.
Durante siglos, la historia del mundo clásico ha sido relatada a través de emperadores, reyes y señores de la guerra, relegando a un segundo plano las personalidades femeninas que también lo conformaron. En La venganza de Pandora la clasicista Daisy Dunn se propone revertir esta tradición para situar a las mujeres en el centro de la narrativa.
Por las siguientes páginas desfilan personajes conocidos como Cleopatra, Agripina o Safo, seguidas por otras artistas, escritoras y líderes como Artemisia, la única mujer comandante en las guerras greco-persas; Cynisca, la primera mujer ganadora en los Juegos Olímpicos o Fulvia, la esposa de Marco Antonio que libró una guerra en su nombre, además de muchas otras de las que desconocemos su nombre, pero de una forma u otra marcaron en curso de la historia.
A lo largo de tres mil años, desde la Creta minoica hasta la Grecia micénica, desde Lesbos hasta el Asia Menor, desde el Imperio Persa hasta la corte real de Macedonia, y concluyendo en el Imperio romano, Daisy Dunn nos muestra el mundo antiguo a través de la mirada del increíble elenco de mujeres que lo conformó.