La tragedia es, por tanto, el «vínculo de la división», aquel que, siglos después, nos hace recordar que, seguramente más que el consenso, el conflicto produce la unidad. Tal vez porque en el teatro, y no en la Asamblea, los griegos se redescubrían espectadores, y no ya ciudadanos. Y el secreto de la tragedia consiste en decir que, más allá de su pertenencia cívica a una comunidad política, los espectadores pertenecen irremediablemente a la raza de los mortales.
En nuestros días la necesidad de reimaginar lo planetario es una tarea urgente. La artista y teórica de vanguardia Patricia Reed nos invita a emprender este propósito desde lo más esencial y a la vez lo más complejo: a través de una revisión de los marcos conceptuales que han configurado la modernidad y la sociedad industrial. Lo catastrófico, dice la autora, no es otra cosa que «mantener la calma y seguir adelante». Por eso necesitamos modelos de pensamiento que no se adapten a la continuidad destructiva del presente. En diálogo con otras pensadoras de la «planetariedad» como Gayatri Spivak, Denise Ferreira da Silva o Yuk Hui, con el giro especulativo y la crítica del humanismo, Reed moviliza el pensamiento planetario como una red teórica crucial para entender la diversidad de epistemes y tecnoculturas que determinan nuestro mundo; y, apoyándose en las ideas de la filósofa Sylvia Wynter, apela a los «nuevos géneros del ser humano» y al poder de la ficción como revulsivos.
Alemania será una potencia mundial o no será». Adolf Hitler El desembarco de los Aliados en Normandía marcó el principio del fin de la Segunda Guerra Mundial e inauguró una lucha totalmente desequilibrada. Las órdenes del dictador de combatir hasta el último hombre en pie condujeron a los defensores del Reich a una masacre. Por qué, cómo y en qué medida las tropas alemanas continuaron una lucha cada vez más desesperada son las cuestiones centrales de esta obra que rompe con todos los tópicos sobre esta temida fuerza. La Wehrmacht nacionalsocialista y sus protagonistas se muestran en su máxima miseria bajo las fuentes inéditas de Jean-Luc Leleu, el historiador que más esfuerzos ha hecho por desmitificar el Tercer Reich en los últimos años. La leyenda de que las tropas alemanas mantuvieron las manos limpias en la guerra de los jerarcas nazis es simplemente una falsificación. Igual que lo es el mito de que su derrota fue exclusivamente provocada por la creciente intromisión de Hitler en la dirección de las operaciones.