Heidegger significa la irrupción singular de la filosofía en el siglo XX: pero no como una doctrina acerca del ser y sus principios, sino como su pensada destrucción. En consecuencia, no existe tesis alguna de Heidegger, ni siquiera una obra escrita constituida, sino más bien un trayecto que no se deja reducir a enunciado definitivo y que por eso se puede llamar «hermenéutica»: el «trayecto Heidegger», siempre en litigio con el significado de metafísica, es indisociable de la lectura de Aristóteles, Kant, Heráclito, Parménides, Nietzsche... o Sófocles, Píndaro y Hölderlin. Arturo Leyte recorre la continuidad de ese camino desde "Ser y tiempo" hasta los escritos sobre la metafísica, el arte, la técnica, el humanismo y los griegos, contra una imagen mitificada que impide reconocer su propia originalidad contemporánea. Nueva edición revisada.
La obra de Martin Heidegger ha fascinado a arquitectos y teóricos de la arquitectura; ha influido en los proyectos de arquitectos tan diversos como Peter Zumthor, Steven Holl, Hans Scharoun y Colin St. John Wilson.
La influencia de Heidegger en la cultura arquitectónica ha sido inmensa. Sus críticas a la tecnología, la importancia que otorgó a la experiencia emocional y corporal, y sus nociones del 'habitar' y del 'lugar' han determinado el ejercicio profesional y la crítica. Su colaboración con el régimen nazi en Alemania ha puesto en tela de juicio su pensamiento; pese a ello, en la arquitectura, el legado de su pensamiento es omnipresente.
Esta breve introducción es ideal para arquitectos, estudiantes de arquitectura en asignaturas de Proyectos y estudiantes que asisten a cursos de teoría e historia de la arquitectura.
En Hegemonía sexual, Christopher Chitty rastrea los quinientos años de historia de las relaciones sexuales capitalistas. Se trata, en este sentido, de una verdadera arqueología de la dinámica de clase burguesa por regular la homosexualidad, pero también de las formas de resistencia y lucha de clases en ese ámbito. Tras las huellas de la politización de la homosexualidad masculina en la Florencia del Renacimiento, en Ámsterdam, París y Londres entre los siglos XVII y XIX, así como en la ciudad de Nueva York durante el siglo XX, Chitty muestra cómo la sexualidad se convirtió en una dimensión crucial de la acumulación de capital, al igual que en una importante técnica de dominio burgués. Ya sea por medio del control de la sodomía masculina durante el gobierno de los Médici en Florencia, o de la reiterada acusación contra la aristocracia francesa de practicar una sexualidad monstruosa en la Revolución francesa, la burguesía usó tanto la restricción como la libertad sexual para producir y controlar a las clases trabajadoras, transformándolas en una herramienta de producción fiable, subordinada a la sociedad civil y al Estado. De este modo, al abordar la sexualidad como un campo de contienda social, esto es, como un espacio privilegiado de la lucha de clases, Chitty nos propone embarcarnos en una política que destruya la sexualidad como herramienta y efecto del poder.