Al desarme estratégico de Occidente le ha precedido un desarme cultural. El ataque de Rusia a Ucrania nos ha cogido desprevenidos, ocupados en nuestra propia destrucción. Este libro puede ayudarte a entender el regreso de Trump a la Casa Blanca y el ascenso de la ultraderecha en Occidente, en lo que parece una oscilación del péndulo brutal que confirma los augurios más pesimistas del autor.
Por primera vez, es el propio imperio el que contribuye a su colapso. La reescritura de la historia, la corrección política y un antirracismo radical y revanchista, defendidos por el establishment cultural y económico, niegan los valores occidentales y defienden que sólo tenemos pecados que expiar. El ecologismo extremo, religión neopagana de nuestro tiempo, demoniza el progreso económico. Aquellos que no cumplen los nuevos preceptos son cancelados. Los jóvenes, esclavizados por las redes sociales, son manipulados. La alianza entre el capitalismo financiero y las grandes compañías tecnológicas propugna una globalización contra los trabajadores y la clase media. Ya no existen injusticias económicas. Sólo «un planeta que salvar» y un mosaico de identidades que exigen reparaciones.
Adolfo Posada, uno de los publicistas más destacado del siglo XX, redactó El Sufragio. Según las teorías filosóficas y las principales legislaciones en pleno debate sobre la crisis del parlamentarismo que se vivía durante la Restauración. La corrupción electoral, el caciquismo o el abstencionismo eran males endémicos que sólo podían superarse, según Posada, merced a una honda reestructuración del voto individual a cuyo través se ejercía la soberanía popular. En sus sistemáticas reflexiones –acompañadas de una mirada a los sistemas electorales comparados que él consideraba más dignos de imitación– el jurista asturiano profundizó sobre los distintos elementos del sufragio, sus clases, la administración electoral y sus garantías, proponiendo un auténtico sufragio universal, en el que, por supuesto, se incluyera a las mujeres. La obra supuso un esbozo teórico de una realidad que pondría en práctica la Segunda República una treintena de años más tarde, pero planteó también cuestiones que a día de hoy, más de un siglo después, todavía son objeto de debate.
Gilbert Keith Chesterton (1874-1936) postula en sus obras la idea de una sociedad más justa moral y políticamente, de una utopía alejada de la ingeniería social. Aunque la verdadera perfección no es alcanzable en este mundo y ningún orden político puede traer el paraíso a la tierra, sí es posible mitigar el mal y el dolor por medio de un orden político más justo mientras buscamos la verdadera salvación del alma. El sueño utópico de G. K. Chesterton aspira a recuperar el significado normativo de la utopía tal y como la formuló este autor a través de su pensamiento imaginativo y de sus célebres paradojas.