Resistir, repartir, compartir. Estos tres infinitivos sintetizan las estrategias sucesivas de la jurisdicción constitucional alemana respecto a la protección de los derechos fundamentales en la Unión Europea, desde la sentencia Solange I (1974) a la sentencia Derecho al olvido II (2019) pasando por la sentencia Solange II (1986): resistir para preservar la plenitud de su control, repartir el objeto de control sacrificando la plenitud jurisdiccional con el fin de preservar la exclusividad y pureza del parámetro propio y, finalmente, compartir el parámetro de control para recuperar la plenitud de control abandonada. Estrategias sucesivas en defensa de la jurisdicción constitucional como institución y para preservar una idea de identidad constitucional.
Cuando venimos al señor, quedamos asombrados al ver tantas
necesidades espirituales que tenemos y no nos damos cuenta hasta
tener un encuentro con Cristo.
El morir al YO es un camino a la vida eterna, por eso la iglesia de
Cristo está hecha para llevarnos a su Gloria, pero no hay dudas que
habrá pruebas. La solución a nuestras pruebas está en nuestras
manos.
Este libro nos enseña como menguar a nuestro yo y dejar que Cristo
crezca en nosotros. La fidelidad de Dios es un consuelo para quienes
necesitamos cambiar esos viejos paradigmas que nos han
esclavizados y no nos dejan crecer.
Atravesamos una crisis del humanismo. El término está casi obsoleto. Su dificultad para respirar no proviene de discursos despectivos hacia el hombre, no nos equivoquemos. Es a través de la compasión como este nuevo humanismo, vaciado ya de sustancia, se extiende como un cáncer. Al querer ser mejor humano, sólo humano, demasiado humano, el hombre moderno genera quimeras. El nuevo hombre soñado por los regímenes fascistas o soviéticos era un anticipo del hombre aumentado con el que sueñan los transhumanistas; de la misma manera, el Untermensch (infrahumano, como llamaban los nazis a los no arios) encuentra hoy sus avatares en una muchedumbre que no se ajusta al proyecto deseado para la humanidad. La tentación de definir al hombre a partir de sí mismo lo relega a esa condición inferior. Sólo una imagen del hombre que lo salva impide esta división idólatra ¿Por qué?